—Tienes razón, ¡ya lo necesitamos! —respondí, animándome aún más al ver sus caras de emoción.
Yeji sacó su teléfono y empezó a hacer una lista rápida de canciones para el karaoke.
—A ver, ¿quién quiere empezar? ¡Nada de tímidas! —dijo, guiñándonos un ojo—. Necesitamos una canción épica para abrir la noche.
—Obviamente, algo que nos sepamos todas y que podamos gritar a gusto, ¿no? —propuso Sujin.
Nos reímos, imaginando cómo sería. No había mejor plan que el de cantar todas juntas, soltando toda la energía acumulada de la semana de exámenes. Mientras hablábamos, la anticipación se sentía en el aire y me di cuenta de cuánto valoraba esos momentos, sin pretensiones ni preocupaciones, solo risas y compañía.
—Entonces, ¿nos vemos ahí mañana a las siete? —pregunté, asegurándome de que todas estuvieran de acuerdo.
—¡A las siete en punto! —confirmó Yumi, levantando su mano en señal de promesa.
Nos miramos y, sin decirlo en voz alta, sabíamos que esa noche sería inolvidable.
Pasamos un rato más conversando entre risas, ultimando los detalles de nuestra salida al karaoke mientras el timbre anunciaba el regreso a clases. Nos levantamos con una mezcla de pereza y resignación, estirándonos antes de recoger nuestras mochilas.
—Bueno, chicas, a sobrevivir estas últimas horas —dijo Yeji, sonriendo mientras nos encaminábamos hacia nuestros lugares de siempre—. Que lo único que nos separe del descanso de esta semana del terror sea el timbre de salida.
Entre risas, sacamos nuestros apuntes para la clase, aunque el profesor tardaba unos minutos en llegar. Al final esperábamos confirmación de Taemi y Juni, aunque no las habíamos visto mucho estos días por lo ajetreado de los exámenes, y porque no compartimos horarios iguales. Éramos amigas y siempre tratábamos de incluirlas en los planes, aunque no siempre podían acoplarse a nosotras…
Las cuatro nos acomodamos en nuestros lugares cuando el profesor entró dando inicio a la clase. Traté de poner atención, lo más que podía, pero la verdad es que mi concentración suele ser frágil. Al sentir mi teléfono vibrar, a la llegada de un mensaje, lo saqué con discreción de mi bolsillo.
Yoongi: ¿Lista para nuestra salida al cine? Dime que estás preparada para elegir algo que no me haga dormir 😴
No pude evitar sonreír, y después de asegurarme de que el profesor no estaba hablando sobre algo muy importante, decidí responderle.
Yo: No te aseguro nada… 😜 ¿Tienes algún género en mente?
Su respuesta no tardó en llegar, y casi podía imaginarme su expresión, esa donde sonreía y arrugaba ligeramente la nariz…
Yoongi: Si es de terror, ya tienes puntos a tu favor, aunque, si es romántica… no me hago responsable de dormirme a mitad de la película 😆
Me mordí el labio, tratando de no reír, aunque lo que no pude evitar fue sonrojarme ligeramente al leer que tendría puntos a mi favor… ¿Hablaba en ese sentido de amistad… o yo estaba confundiéndome?
Yo: Entonces, prepárate para una tarde de sustos. Espero que no seas de los que se asustan fácilmente 😉
Después de mandar ese último mensaje, ya no esperé respuesta y guardé el teléfono al ver que el profesor empezaba una nueva explicación. Aunque mi mente no dejaba de vagar, una y otra vez, hacia nuestro plan de esta tarde…
Yeji, que estaba sentada a un lado de mí, se giró y me lanzó una mirada divertida al notar mi expresión distraída.
—Estás pensando en algo o en alguien, ¿verdad? —murmuró en tono bajo, levantando una ceja con una sonrisa.
—Shhh, claro que no… —Le susurré de vuelta, aunque mis mejillas me delataban con un leve rubor.
Ella solo sonrió de manera cómplice antes de volver a sus apuntes. Intenté concentrarme en las explicaciones del profesor, aunque era complicado, pensaba en lo que había escrito Yoongi. Las palabras del profesor llegaban como ecos lejanos, incapaces de anclar mi atención. Mi mente, en cambio, divagaba entre preguntas y suposiciones. ¿Qué significaba realmente "puntos a mi favor"? ¿Era solo una frase casual, o había algo más detrás de esas palabras?
Sacudí la cabeza, intentando concentrarme en la pizarra. “No te hagas ilusiones, T/n”, me repetí un par de veces, necesitaba dejar de sobre pensarlo todo.
Cada tanto, mi teléfono vibraba en mi mochila, pero decidí no mirarlo hasta que la clase terminara. La curiosidad me carcomía, pero no quería arriesgarme a que alguien notara mi distracción.
Finalmente, el timbre sonó, y el aula se llenó del bullicio típico de mochilas cerrándose y estudiantes hablando al mismo tiempo. Sin perder tiempo, saqué el teléfono mientras me dirigía al pasillo.
Yoongi: Veremos quién se asusta más😉.
Me mordí el labio para contener una sonrisa, quería responderle, pero no quería parecer demasiado ansiosa, aunque la verdad era que el cosquilleo en mi estómago no me dejaba en paz.
—¿Por qué esa cara? —preguntó Yeji, acercándose a mi lado mientras caminábamos hacia la siguiente clase. Su tono era pícaro, como si hubiera adivinado en qué estaba pensando.