—¿Eres fan de Sinatra? —pregunté, mirándolo de reojo mientras ajustaba un poco el volumen.
—El jazz es de lo mejor para evitar los embotellamientos, es un clásico. ¿Quién no disfrutaría esta canción? —dijo, encogiéndose de hombros—. Además, a diferencia de lo que puedas pensar, no siempre escucho rap. Y no te hace daño un poco de buena música entre tanto pop que seguramente escuchas.
Él rio entre dientes, sin apartar la vista del camino
—No estoy juzgando. Además, escucho cosas más variadas de lo que crees —repliqué, tratando de sonar ofendida, aunque mi sonrisa me delataba. —Ya te conté de mis gustos musicales.
—Y dime, ¿cuál es la última canción que te atrapó?
—Mmm… —Me quedé pensativa, queriendo elegir algo que no sonara demasiado cliché—. “Until I Found You” de Stephen Sanchez.
Él asintió lentamente, como si aprobara mi respuesta.
—No está mal. Tienes algo de buen gusto después de todo.
—¡Claro que lo tengo! Pero ahora que lo pienso, nunca dijiste cuál es tu favorita.
Yoongi se quedó en silencio por unos segundos, como si estuviera considerando seriamente la respuesta.
—Depende del día, pero… “Autumn Leaves” en su versión instrumental siempre es un refugio para mí.
Lo miré, un poco sorprendida por la elección.
—Esa es… melancólica. ¿Te gusta lo melancólico?
—A veces. —Se encogió de hombros con una pequeña sonrisa—. Es bueno sentirse un poco vulnerable de vez en cuando.
Ese comentario hizo que algo en mi pecho se apretara ligeramente. Era la primera vez que lo veía admitir algo así, y me recordó que había mucho más en él de lo que mostraba a simple vista.
—Creo que eso es cierto —dije suavemente, mirando por la ventana—. A veces, no está mal sentir las cosas a fondo, incluso cuando duelen un poco. Y para ser honesta, la música melancólica es de mi favorita…
Un cómodo silencio llenó el auto mientras la canción continuaba. Antes de que terminara, Yoongi rompió el silencio con un tono ligero.
—¿Sabes? Ahora que lo pienso, deberías aprender a tocar algo de jazz en el piano. Seguro le harías justicia a “Fly Me to the Moon”.
Me reí, sacudiendo la cabeza.
—Mi habilidad con el piano es bastante básica. Pero si me enseñas, podríamos intentarlo.
—Trato hecho —respondió él con una sonrisa—. Pero tú invitas el café la próxima vez que practiquemos.
—Ah, claro, todo un maestro con sus condiciones —bromeé, sintiéndome más relajada con cada minuto que pasaba.
El resto del camino fue tranquilo, con una conversación ligera que fluyó de forma natural, como si ambos intentáramos ignorar el hecho de que esta salida no era solo una película, por mucho que lo dijera en voz alta.
El cine apareció a la vista, y Yoongi bajó el volumen de la música mientras giraba hacia el estacionamiento. Con esa última nota suave de Sinatra aún resonando en mis oídos, sentí que, de alguna manera, la noche ya estaba tomando un color especial, incluso antes de que la película comenzara.
Él se estacionó y bajó del auto, rodeando el coche para abrirme la puerta antes de que pudiera hacerlo yo misma, y extendió una mano hacia mí.
—¿En serio? —pregunté, riéndome un poco. —Gracias, eres todo un caballero, Darcy.
Lo miré, un tanto sorprendida, antes de aceptar su mano. La calidez de su palma contra la mía me tomó por sorpresa, una sensación que me hizo olvidar el frío de la noche. Al bajar del auto, mi corazón latía más rápido de lo normal, aunque intenté actuar como si no me afectara, siendo la segunda vez que tomaba mi mano.
—Modales, Lizzy. A las chicas valientes que enfrentan películas de terror se les abre la puerta. Se les trata como se merecen.
Negué con la cabeza, una sonrisa escapándose de mis labios mientras él no hacía ningún intento por soltar mi mano. Nos quedamos así, caminando juntos hacia la entrada del cine, nuestras manos entrelazadas como si fuera lo más natural del mundo, nuestras siluetas reflejadas en las ventanas iluminadas.
—¿Lista para los sustos? —preguntó él, sacando los boletos del bolsillo de su abrigo.
—Más que lista —respondí, aunque mi corazón latía más rápido de lo normal, y no estaba segura de si era por la película… o por él, aunque, en ese momento, no estaba segura de si hablaba de la película o de la sensación que crecía en mi pecho con cada segundo que su mano seguía unida a la mía.
Ambos nos reímos, y en ese momento, mientras caminábamos juntos hacia el cine, sentí que, tal vez, podía permitir que este instante fuera más sencillo de lo que mi mente quería complicarlo. “Solo disfruta”, me dije a mí misma. “Por ahora, eso es suficiente.”
Mi corazón no dejaba de latir con fuerza, al sentir su mano con la mía, mi mente no dejaba de hacerse ilusiones cada segundo.
Los amigos no se toman de la mano… Hacía un esfuerzo por no sobre pensar cada detalle, pero era casi imposible.
Después de comprar las bebidas y palomitas, guiados por las luces tenues que iluminaban el pasillo hacia nuestra sala. El aroma a palomitas recién hechas flotaba en el aire, y el murmullo de la gente se mezclaba con el crujir de los pisos alfombrados bajo nuestros pasos. Yoongi llevaba las bebidas en una mano y las palomitas en la otra, mientras yo caminaba a su lado con los boletos.