La tarea avanzaba más rápido de lo que esperaba, y aunque la interacción fue breve, sentí que, de alguna manera, nos estábamos acercando más. Cada vez que intercambiábamos palabras, incluso las más triviales, había algo genuino detrás de esas conversaciones. Quizás no podía controlarlo, pero lo cierto era que los nervios, en lugar de desaparecer, se transformaban en algo que me impulsaba a seguir adelante con cada pequeño paso.
Yoongi se pasó el resto del tiempo ayudándome a ordenar las luces y, cuando finalmente terminamos, me miró con una sonrisa tranquila.
—¿Estás lista para ver cómo quedará todo esto cuando finalmente se arme? —preguntó, sus ojos brillando con algo entre curiosidad y entusiasmo.
—Definitivamente —respondí, asintiendo con firmeza, aunque mi mente no dejaba de preguntarse qué tan cerca estábamos de lo que en verdad significaba “todo esto”.
—¿Te parece si vamos a ver cómo van los demás? —preguntó Yoongi, rompiendo el silencio mientras de acomodar las últimas luces de la guirnalda.
Asentí desconectando las guirnaldas para llevarlas a la mesa donde estaban las luces que sí funcionaban. El solo hecho de caminar junto a él, incluso sin decir mucho, me hacía sentir una especie de calma en medio del ajetreo.
Cuando llegamos, Sujin y Yumi estaban organizando algunas cajas de luces cerca del fondo. Nos acercamos a ellos mientras Yoongi señalaba una esquina.
—¿Todo listo para las decoraciones? —le preguntó a Sujin, quien levantó la mirada de los papeles que tenía en las manos.
—Estamos avanzando, pero aún falta un montón —respondió Sujin, sonriendo ante la llegada de Yoongi.
Yoongi se encogió de hombros. —No importa, ¿verdad? Al final siempre se arma todo. A veces, es el caos lo que lo hace más divertido.
Y aunque sus palabras parecían simples, sentí que había algo de cierto en ellas. Al igual que las decoraciones, las piezas del festival se iban ensamblando poco a poco, y, tal vez, también lo hacíamos nosotros, sin saberlo del todo.
—¡No olvides los detalles! —dijo Yumi con una sonrisa pícara. —La decoración no es solo luces, sino también es cómo se ve el ambiente entero.
Yoongi asintió, divertido. —Lo tengo en cuenta, no te preocupes.
Mientras hablaban sobre los detalles del escenario, me quedé observando un momento el lugar. Las luces, las hojas secas que estábamos por poner en las mesas… todo se estaba armando de una manera que sentía que sería especial, aunque aún quedaba un largo camino por recorrer.
Y ahí, mientras Yoongi me hablaba sobre algunas ideas para mejorar la colocación de las decoraciones, sentí que, aunque las tareas no se detuvieran, cada pequeña conversación, cada risa compartida, era una ola de calma en medio de ese pequeño caos.
Cuando nos quedamos un momento observando el resto de luces, nuestras voces se mezclaban con las risas y las conversaciones del equipo. Yoongi parecía estar disfrutando de estar ahí, incluso si no era su puesto habitual. Al notar que mis amigas se acercaban, él giró la cabeza hacia ellas con una sonrisa relajada.
—¿Todo en orden? —le preguntó Yeji, observando las luces y los detalles que Yoongi había estado colocando.
—Sí, parece que todo va tomando forma. Aunque tengo que decir que esto de decorar tiene su toque. —Sonrió mientras movía las luces de una mesa para ajustarlas.
Yumi se asomó por encima de su hombro, curiosa. —Yo te veo más en el área creativa que en logística. No sé por qué te metes en todos esos líos.
Yoongi se encogió de hombros con una risa suave. —¿Y tú qué opinas, Yumi? A mí me gusta probar cosas diferentes. Pero, si me dejan, me apunto para más ideas en la decoración.
Yeji le dio un golpecito en el brazo, burlona. —¿Eso significa que te ofrecerías a cargar cajas y mover adornos, eh? ¡Dímelo ahora, Yoongi!
Él soltó una risa, levantando las manos. —Eso… eso no lo prometo. Pero sí, estoy dispuesto a ayudar donde sea necesario.
Yo sonreí viendo cómo Yoongi se reía con mis amigas. Había algo en su tono relajado y despreocupado que hacía que la conversación fuera ligera, y por un momento, me olvidé de las preocupaciones que siempre rondaban en mi mente. Estaba bien así, con ellos, en este espacio compartido, y a pesar de todo lo que nos rodeaba, sentía que era uno de esos momentos que valía la pena disfrutar.
—Bueno, si insistes —dijo Yeji, con una sonrisa amplia—. No vendría mal una mano extra para la decoración. Y quién sabe, quizás el caos termine siendo lo mejor de todo esto.
—Eso espero. —Yoongi asintió y miró hacia donde las demás estaban trabajando, como si ya estuviera mentalmente planeando en qué podría ayudar.
Y mientras las risas se seguían escuchando en el aire, yo me quedé mirando a mis amigas y a Yoongi, sintiendo que, aunque el festival solo fuera un montón de trabajo por hacer, había algo especial en compartir esos momentos. Algo que no sabía exactamente cómo describir, pero que me hacía sonreír sin quererlo.
—Bueno, si insistes —dijo Yeji, con una sonrisa amplia—. No vendría mal una mano extra para la decoración. Y quién sabe, quizás el caos termine siendo lo mejor de todo esto.
—Eso espero. —Yoongi asintió y miró hacia donde las demás estaban trabajando, como si ya estuviera mentalmente planeando en qué podría ayudar.