Cpítulo 26

El fin de semana, se pasó más rápido de lo que hubiese esperado, entre algunas tareas pendientes y detallar las propuestas de la decoración, apenas había tenido el tiempo para descansar bien. El domingo por la tarde, me encontraba escuchando música, en un mar de colores y texturas en mi habitación. Todo estaba esparcido por la cama, y yo ya no podía seguir viendo más decoraciones.

A mi lado, mi teléfono vibró con una notificación. Pensé que sería alguna actualización del grupo de trabajo o quizás un mensaje de Yoongi, pero cuando vi el nombre en la pantalla, mi corazón se detuvo por un momento.

Jimin.

Su nombre brillaba en la pantalla como un recordatorio del pasado que creí haber dejado atrás. Su nombre en mis pensamientos desato una ola de sentimientos contradictorios…

No había pensado en él en todo este tiempo, apenas y había aparecido vagamente en algunas ocasiones al verlo de lejos entre los pasillos de la preparatoria, y al menos no conscientemente pasaba por mi mente.

Habíamos terminado nuestra amistad con una mezcla de palabras no dichas y emociones confusas por mi parte, y desde entonces, me había prometido a mí misma mantenerme enfocada en avanzar. Todo el ruido de mis pensamientos sobre el festival, los proyectos y los días recientes se desvaneció en un instante. Dudé en abrir el mensaje. Sentí un nudo en el estómago mientras mi mente se llenaba de preguntas. ¿Por qué? ¿Por qué después de tanto tiempo?

Finalmente, reuní el valor y desbloqueé el teléfono, abriendo el mensaje con cautela.

Jimin: Hola, Tn. ¿Cómo has estado? Espero que estés bien. Sé qué ha pasado tiempo, pero quería saber cómo has estado. Espero que este no sea un mal momento para escribirte.

Al leer el mensaje, mi corazón latía con fuerza, realmente no esperaba hablar con él todavía, después de esa despedida. Me quedé mirando las palabras durante lo que pareció una eternidad. Las palabras escritas eran tan simples, pero se sintieron como un gran peso emocional que solo nosotros podíamos entender.

Sentí cómo mi mente se llenaba de recuerdos: los buenos momentos, las risas compartidas, pero también la incertidumbre y el dolor que marcó el final de nuestra amistad. Era como si de repente todo lo que había tratado de dejar atrás volviera a golpearme con fuerza.Su regreso trajo una tormenta, pero yo estaba aprendiendo a disfrutar de la calma.

Había pasado un mes desde nuestra última conversación, esa que me dejó llorando en mi habitación, y aunque había tratado de avanzar, de dejarlo atrás, leer su mensaje era como abrir una herida que no sabía si estaba completamente cerrada.

Pasaron unos minutos antes de que pudiera reaccionar. Miré fijamente la pantalla, como si las palabras fueran a cambiar mágicamente o desaparecer. Respiré hondo antes de decidir responder, hasta que finalmente, mis dedos se movieron sobre el teclado.

Yo: Hola, Jimin. Estoy bien, gracias. ¿Y tú?

El tiempo pareció ralentizarse mientras esperaba su respuesta. ¿Por qué le había contestado? Una parte de mí quería ignorarlo, fingir que ese capítulo estaba completamente cerrado, pero otra parte, la que aún albergaba una mezcla de nostalgia y confusión, no podía simplemente dejarlo pasar.

Unos segundos después, su respuesta llegó.

Jimin: He estado pensando mucho en ti últimamente. No sé si este es el momento adecuado, pero sentí que debía escribirte.

Sé qué han pasado cosas, pero quería escribirte. Quería disculparme.

Disculparme por cómo terminaron las cosas entre nosotros. Hablé con Ha-Na hace tiempo…

Su mensaje era inesperado y directo, algo tan propio de él. Esa última palabra, “disculparme”, resonó en mi mente. Todo lo que habíamos vivido juntos, las cosas que quedaron sin decir, los momentos buenos y los malos, todo volvió como una avalancha de recuerdos. Cerré los ojos por un momento, tratando de ordenar mis pensamientos.

Me sentí dividida entre el alivio de que mencionara lo que había estado en el aire durante tanto tiempo y la incomodidad de revivir todo eso justo cuando sentía que empezaba a encontrar estabilidad.

Mientras leía y releía sus palabras, mi mente no paraba de preguntarme qué significaba este mensaje para él y qué significaba para mí, porque volvía a confundirme con todo. Si ya todo había quedado claro. Había aceptado que solo fuimos amigos una vez y ahora esa amistad solo era un recuerdo.

Las palabras de Jimin se quedaron en mi mente como un eco. Disculparse. ¿Por qué ahora? ¿Por qué después de tanto tiempo? Había pasado meses tratando de convencerme de que lo que habíamos compartido, aunque significativo, ya no definía mi presente. Pero ahí estaba, en la pantalla de mi teléfono, una puerta al pasado que no quería volver a abrir.

Me sentía atrapada en una maraña de emociones y pensamientos. Por un lado, estaba la confusión y el enojo. ¿Por qué había necesitado tanto tiempo para llegar a esta conclusión? ¿Por qué traer de vuelta algo que, para mí, ya estaba cerrado?

Jimin había sido importante para mí, y que ahora reconociera lo que había sucedido me hacía sentir que, tal vez, podía encontrar una verdadera conclusión. Mis dedos temblaban mientras escribía la respuesta, borraba, y volvía a escribir. Era como si cada palabra que elegía tuviera el peso de todo lo no dicho entre nosotros.