Si te hubiera dicho que sí

Cpítulo 28

Volvimos al auditorio por la tarde, donde organizábamos las cajas ya con las decoraciones que usaríamos en los próximos días cuando estuviese montado el escenario y los stands. Todo parecía al fin haber tomado pies y cabeza.

El ambiente en el auditorio era una mezcla de productividad y entusiasmo. Las cajas, que antes parecían un caos sin fin, ahora estaban organizadas en pilas etiquetadas, cada una destinada a un propósito específico: luces, guirnaldas, centros de mesa, y otros detalles decorativos. Habíamos logrado, al menos por el momento, un poco de orden en medio de todo el bullicio.

—Esto ya parece un plan serio —comentó Yeji, con las manos en la cintura mientras observaba nuestro progreso—. Podríamos montar una empresa de organización de eventos después de esto.

—Siempre tan modesta, Yeji —dijo Sujin con una sonrisa, mientras colocaba una caja etiquetada como “accesorios pequeños” junto a otras similares.

Yo me encontraba revisando una lista, tachando las tareas que ya habíamos completado. Por primera vez en días, sentí que podíamos respirar un poco. Sin embargo, el alivio no duró mucho, porque una figura conocida apareció en la entrada del auditorio, haciendo que mi corazón diera un pequeño salto.

—¿Interrumpo algo importante? —preguntó Yoongi con una sonrisa tranquila, acercándose con las manos en los bolsillos.

—No del todo, pero espero que hayas venido a ayudar y no solo a supervisar a alguien por ahí —respondió Yeji antes de que pudiera decir algo, con su tono usualmente bromista.

Yoongi rio entre dientes. —Si necesitan manos extras, aquí estoy.

—Perfecto, ponte cómodo, porque aquí hay trabajo para rato —añadió Yeji, lanzándole una sonrisa cómplice antes de volver a sus tareas.

Yoongi se acercó a mí mientras yo revisaba las etiquetas de las cajas. Podía sentir su mirada antes de que hablara.

—¿Supervisar a alguien por ahí? —preguntó con un tono divertido, levantando una ceja.

Solté una pequeña risa nerviosa, sacudiendo la cabeza. —No le hagas caso. Yeji es así, la irás conociendo.

—Ah, claro, siempre con sus comentarios acertados —replicó, su voz calmada, pero con una chispa de humor que lo hacía aún más difícil de ignorar.

Regresé mi atención a la lista en mis manos, tratando de enfocar mi mente en los pendientes, pero él no parecía tener prisa por ir a otro lado.

—¿Qué te trae por aquí? —pregunté, tratando de sonar neutral mientras marcaba otro pendiente terminado en la lista.

—Tenía un rato libre, Lizzy, y pensé en pasar a ver cómo iban las cosas —respondió, dirigiéndose hacia mí. Su tono era casual, pero sus ojos parecían buscar algo más en los míos, como si tratara de leer lo que no decía.

Mientras las chicas seguían moviéndose por el auditorio, acomodando cosas y charlando entre ellas, Yoongi y yo nos quedamos a un lado, organizando una pila de cajas.

—Entonces, ¿cómo vas? —preguntó después de un momento, inclinándose ligeramente hacia adelante para intentar captar mi mirada.

—Con esto, bien. Todo está casi listo para empezar el montaje final —respondí, tratando de sonar casual, pero sabiendo que mi tono era más formal de lo necesario.

—Y fuera de esto, ¿cómo estás? —Su pregunta fue directa, y su mirada no se apartaba de mí.

Mis manos, que habían estado ocupadas revisando la lista, se detuvieron. No esperaba esa pregunta.

—Estoy bien, supongo. Han sido días ocupados, eso es todo —respondí rápidamente, aunque el peso de sus palabras quedó flotando en el aire. Aunque sabía que no era la verdad completa.

Yoongi no pareció satisfecho con mi respuesta, pero no insistió. En cambio, me ofreció una sonrisa ligera, esa que parecía tan segura, pero a la vez tranquila.

—Bueno, ya sabes, si necesitas algo, aquí estoy —dijo, su tono bajo, pero genuino, antes de tomar una caja cercana y comenzar a moverla hacia donde estaban las demás.

Mientras lo observaba alejarse unos pasos, no pude evitar sentirme agradecida por su presencia, aunque también un poco expuesta. Había algo en Yoongi que siempre lograba atravesar las paredes que intentaba construir, incluso cuando no estaba segura de si quería que lo hiciera.

—Si necesitas despejarte, —dijo asintiendo, pero no parecía convencido. —Podríamos salir un rato. No es una solución mágica, pero a veces ayuda.

—Gracias, Yoongi —respondí, y esta vez mi sonrisa fue un poco más real.

Yoongi me dedicó una pequeña sonrisa antes de ayudarme a mover una caja al centro del auditorio, y por un momento, me permití olvidar todo lo demás y simplemente disfrutar de su compañía.

El bullicio del auditorio parecía desvanecerse mientras trabajábamos juntos. Yoongi no solo movía cajas o desenredaba luces; se las arreglaba para transformar la monotonía en algo más ligero. Sus comentarios ingeniosos y su manera de hacerme sentir escuchada lograban que el cansancio pesara menos.

—¿Qué es lo siguiente? —preguntó, sacudiendo las manos después de acomodar una caja grande junto a las demás.

—Revisar estas decoraciones y decidir cuáles se pueden usar. Algunas están demasiado viejas, pero hay piezas que podrían salvarse —respondí, mostrándole un par de adornos desgastados pero con potencial.



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En el texto hay: yoongi, yoongi y tu, suga y tn

Editado: 19.01.2025

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