Caminé hacia la cafetería, buscando a mis amigas. Yumi fue la primera en verme y levantó la mano para llamarme, mientras Yeji ya estaba completamente inclinada sobre la mesa, probablemente hablando de algo que no podía esperar, y Sujin sonriendo. Me acerqué con rapidez y me dejé caer en el asiento frente a ellas.
—Por fin llegas —dijo Yeji, sin preámbulos, inclinándose hacia mí—. Así que… ¿Qué quería Darcy esta vez?
Rodé los ojos, aunque no pude evitar reír. —Solo hablamos un poco. Me invitó a salir el fin de semana.
Yumi me observó con una sonrisa tranquila, pero sus ojos brillaban con curiosidad. —¿Y qué le dijiste?
—Que sí, obvio —admití, sintiendo el calor subir a mis mejillas.
Yeji aplaudió suavemente, como si estuviera viendo el desenlace de una película romántica. —Eso es todo, amiga. Así se habla. ¡Mira a nuestra chica enfrentando sus miedos!
—Yeji, por favor —dije, riendo, mientras trataba de desviar la conversación. Pero sabía que era inútil; Yeji siempre encontraba la manera de mantener la atención donde quería.
—Hablando en serio —intervino Sujin, con un tono más suave—, me alegra verte así. Se nota que Yoongi te hace bien, y eso es lo más importante.
Asentí lentamente, agradecida por sus palabras. Aunque por mi cabeza rondaba esa frasecita de esas chicas. Aunque nada era como al principio, se sentía esa pequeña punzada de duda. Y es que no había presión, ni expectativas imposibles. Solo éramos él y yo, tratando de encontrar nuestro propio ritmo.
Sujin soltó un pequeño grito de emoción. —¡Esto es oficial, Yumi! Nuestra amiga está en camino a su propio “final feliz”.
—Bueno, falta mucho para eso —repliqué, encogiéndome de hombros—. Apenas estamos comenzando a conocernos.
—Amiga, van conociéndose muy bien, a ese paso todo ese romance de novela va a la perfección —respondió Yumi, guiñándome un ojo—. Solo no olvides mantenernos al tanto de todo, ¿de acuerdo?
Asentí con una sonrisa, sintiéndome agradecida por tener a mis amigas a mi lado. Sus risas y comentarios eran como un recordatorio de que estaba viviendo algo especial, algo que valía la pena disfrutar cada paso del camino. Estaba dejando de dudar, de pensar que esto no era real.
Antes de que pudiera responder, la campana sonó, marcando el final del descanso. Nos levantamos para regresar a clase, y aunque intenté concentrarme, no pude evitar sonreír al recordar lo que habían dicho.
*
Al terminar la última clase, las chicas y algunos compañeros, se dirigieron a recoger las cosas que habían llegado de decoración, para llevarlas al auditorio donde estaría el camión que llevaría todo al lago. Mientras yo ayudaría a organizar lo que faltaba de acomodar en la lista que se me había asignado. Me dirigí al auditorio para terminar mis pendientes del festival por el día de hoy, cuando escuché su voz detrás de mí.
—¿Esperabas que me cruzara contigo, o fue pura coincidencia?
Me giré y lo encontré apoyado contra la pared, con los brazos cruzados y una expresión relajada.
—¿Qué haces aquí? —pregunté, aunque mi tono era más curioso que acusador.
—Pensé que podrías necesitar ayuda con lo que falta del festival —dijo, encogiéndose de hombros. Se acercó y, con esa facilidad suya, tomó uno de los carteles que llevaba en la mano—. ¿Entonces, a dónde vamos?
No pude evitar reírme. —No tienes que ayudarme, Yoongi.
—Quizás no, Lizzy. Pero quiero hacerlo —respondió con una sonrisa tranquila. —Y, ¿Cómo fue tu día? —preguntó, rompiendo el silencio.
—Bien, aunque un poco agotador. ¿Y el tuyo? —respondí, mirándolo de reojo.
Él se encogió de hombros. —Tranquilo. Aunque no puedo evitar pensar en los exámenes que vienen. Ya sabes, último año.
Asentí, aunque no podía relacionarme del todo. Yo aún tenía un camino por recorrer antes de enfrentar ese tipo de presiones, pero sabía que para Yoongi era un tema importante.
—¿Te preocupa mucho? —pregunté con sinceridad.
—Un poco, pero lo manejo. Solo quiero asegurarme de que todo salga bien. He pensado mucho en mi futuro, ya sé a qué universidad deseo entrar, y seguir con lo que tengo planeado —dijo, mirándome de reojo. Asentí, y él continuó—. Bueno, parte de ese plan incluye mudarme a otra ciudad. Es lo mejor para mis estudios.
Mi corazón dio un vuelco. Sabía que Yoongi tenía grandes aspiraciones, pero escucharlo decirlo en voz alta lo hacía más real. Traté de mantener la calma, aunque mi mente se llenó de preguntas. ¿Qué significaba eso para nosotros? ¿Acaso había un "nosotros" del cual preocuparse? Pero escucharlo hablar de esto con tranquilidad, como si estuviera hablando del clima, la profundidad de sus palabras me golpeó.
—Eso… suena increíble, Darcy —dije, forzando una sonrisa—. Estoy segura de que lo harás muy bien.
Él me miró por un momento, como si esperara algo más, pero cuando no dije nada, simplemente asintió.
Había algo en su voz, una determinación tranquila que me inspiró. Aunque también sentí un pequeño nudo en el estómago al pensar en lo que eso podría significar. A mi mente volvían esas preguntas. Sacudí esos pensamientos, recordándome que no debía apresurarme. Paso a paso, me repetí.