Si te hubiera dicho que sí

Capítulo 37

Yoongi me observó en silencio, con los ojos entrecerrados como si tratara de descifrar algo que yo no decía. Su presencia siempre me daba una sensación de calma, pero en ese momento, esa calma era como una burbuja a punto de estallar. No podía sostener su mirada mucho tiempo; temía que viera demasiado de mis miedos.

—Déjame ver —dijo de repente, señalando mi mano.

—No es nada —respondí rápidamente, escondiéndola detrás de mí. No quería que él notara el pequeño corte, ni mucho menos la vulnerabilidad que sentía.

—Rosie, no puedes seguir diciendo que no es nada cuando claramente lo es —replicó, dando un paso más cerca. Su tono era suave, pero había una firmeza en sus palabras que me hizo ceder. Con un suspiro, extendí mi mano.

Él la tomó con cuidado, examinando el pequeño corte. El roce de sus dedos contra mi piel envió un escalofrío por mi espalda. Sacó un pañuelo de su bolsillo y lo envolvió alrededor de la herida con movimientos precisos.

—Siempre tan impulsiva —murmuró, una mezcla de reproche y cariño en su voz.

No pude evitar una risa amarga. —¿Impulsiva? Yoongi, no tienes idea.

Levantó la mirada, y esta vez no la aparté. Sus ojos estaban llenos de preguntas, de una preocupación que parecía desbordarse. Quería decir algo, explicarle, pero sentí cómo las palabras se atascaban en mi garganta.

—¿Por qué no me dices qué está pasando? —preguntó finalmente, con una calma que no reflejaba del todo la intensidad en su mirada.

—No es tan fácil —admití en voz baja, apartando la vista. —Son muchas cosas justo ahora.

Él se quedó en silencio por un momento, antes de hablar de nuevo. —Sobre lo que dijo Jin…

Mis hombros se tensaron al escucharlo mencionar el tema. No esperaba que lo trajera a colación, pero una parte de mí sabía que era inevitable.

—No tienes que explicarlo —lo interrumpí, levante la mirada encontrándome con la suya—. Entiendo que solo estaba bromeando, y sé que tú no tienes control sobre lo que dicen tus amigos.

—Pero no fue solo eso, ¿verdad? —preguntó Yoongi acercándose más. Me miró, directamente, como si pudiera ver a través de mi fachada, y paso su brazo sobre mis hombros acercándome a él.

—No sé… creo que lo que dijo solo… tocó algo que ya estaba ahí —admití finalmente, con la voz más baja de lo que había planeado. Sus palabras no eran la raíz de mis dudas, pero sí habían sido el detonante para enfrentarme a ellas.

—Rosie… —susurró Yoongi, y su tono era tan suave que me hizo mirarlo. Sus ojos reflejaban una preocupación genuina, como si estuviera buscando las palabras correctas para alcanzar algo más profundo en mí—. Sé que a veces puedo parecer distante o que no digo lo que pienso, pero nunca quise que te sintieras insegura por estar conmigo.

—No es tu culpa —dije rápidamente, sacudiendo la cabeza. —Es... Todo esto… lo nuestro, es algo que me importa mucho. Y esa es la parte que me da miedo. No quiero equivocarme, y cuando escucho cosas como las de Jin, no puedo evitar preguntarme si… si realmente encajamos, o si solo soy una distracción en tus planes…

Yoongi frunció el ceño, sorprendido, no esperaba que dijera esas palabras, y yo tampoco. —¿De dónde viene eso?

—Te escuché hablar hace un rato —admití, bajando la mirada, sin poder ocultar la mezcla de emociones que me invadían—. Dijiste que querías empezar de cero, que no dejarías que nada te distrajera. Y creo que sé lo que eso significa.

Él soltó un suspiro, tratando de entender lo que estaba pasando. —Lizzy, no es lo que piensas. Cuando dije eso, me refería a enfocarme en mis estudios, en mi carrera. Pero eso no significa que…

—¿Qué no soy una distracción? —lo interrumpí de nuevo, dejé escapar un suspiro, al sentir mis ojos cristalizarse de nuevo—. Yoongi, es que siento que todo es así, sé que estás cansado, y luego vengo yo con todo esto y sé que solo es un peso más.

—¿Por qué siempre asumes lo peor? —preguntó finalmente, su tono más duro de lo que pretendía—. He hecho todo lo posible para demostrarte que me importas, pero parece que siempre estás esperando a que las cosas salgan mal.

Al escucharlo retrocedí un paso, como si sus palabras me hubieran herido físicamente.

—Porque siempre salen mal, Yoongi. Siempre. Y no sé si puedo seguir sintiéndome así.

El silencio se hizo pesado entre nosotros. Yoongi trató de encontrar las palabras adecuadas, pero la frustración comenzó a apoderarse de él. Soltó un suspiro pesado, pasando una mano por su cabello como si estuviera tratando de calmarse. Su mirada, siempre tan tranquila y segura, ahora reflejaba una mezcla de confusión y dolor.

Lizzy… no sé cómo hacerte entender que esto, lo que siento por ti, no es algo que tome a la ligera. —Su voz era baja, cargada de sinceridad, pero también de agotamiento.

Quería responderle, quería explicarle que mis miedos no tenían que ver con él, sino con todo lo que había pasado antes, con las veces que había apostado por algo que terminó rompiéndome. Pero las palabras no salían, atrapadas entre el nudo en mi garganta y las lágrimas que luchaban por salir.

—Yoongi… no quiero que pienses que no me importa, porque me importas más de lo que puedo decir. Pero no sé cómo manejar esto. —Mi voz temblaba, y finalmente una lágrima rodó por mi mejilla.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.