Si te hubiera dicho que sí

Capítulo 38

El tan esperado viernes que daba inicio al festival llegó, con un aire más frío de lo normal. Las hojas secas crujían bajo mis pasos mientras caminaba hacia la preparatoria, intentando ignorar el peso en mi pecho. Pero cada rincón de mi mente estaba ocupado por las palabras de Yoongi, por la frustración en su tono y la tristeza en su mirada cuando me alejé. No podía evitar pensar en lo que había dicho: «Tal vez necesitas resolver esas cosas por ti misma antes de esperar que alguien más entre en tu vida.»

Mis amigas me esperaban en la entrada, sonriendo como siempre, pero incluso su energía no fue suficiente para sacarme del estado en el que estaba.

—¿Sienna? —preguntó Yeji, inclinándose hacia mí mientras caminábamos al salón—. ¿Estás bien?

—Sí, solo cansada por todo lo que hemos hecho en la semana —mentí, obligándome a esbozar una sonrisa.

Pero sabía que Yeji no se lo tragaba. La forma en que entrecerró los ojos me dijo que notaba algo, aunque decidió no presionar. Agradecí su discreción porque, en ese momento, no tenía fuerzas para hablar del tema.

Las clases pasaron como un borrón. Los profesores hablaban, pero las palabras parecían rebotar en mi cabeza sin quedarse. En mi cuaderno apenas había notas; mi mente estaba atrapada en un ciclo interminable de “¿Y sí?”. ¿Y si había exagerado? ¿Y si Yoongi realmente quería incluirme en su vida, pero yo lo había apartado con mis inseguridades?

En el almuerzo, intenté involucrarme en las conversaciones de mis amigas, pero era evidente que no estaba presente. Lo único bueno es que con el inicio del festival, saldríamos después de entregar una revisión en la clase después del almuerzo.

*

Al llegar a casa, dejé la mochila en un rincón y me dirigí al armario, buscando algo para usar en el festival. Elegí un conjunto sencillo, pero cómodo, algo que se viera casual y sin esfuerzo, como siempre intentaba. Mientras preparaba todo, mis ojos se detuvieron en la bufanda de Yoongi, colgada cuidadosamente en el respaldo de una silla. La tomé entre mis manos, dejando que la suavidad de la tela y su aroma familiar me envolvieran. Una pequeña sonrisa se formó en mis labios, pero esta vez no me la puse. Después de unos segundos, la guardé en mi mochila.

Con todo listo, salí de casa, cerrando la puerta tras de mí. El aire fresco golpeó mi rostro, despejando un poco la niebla de mis pensamientos. Mientras caminaba hacia el festival, intenté enfocarme en el sonido de mis pasos, en el crujido de las hojas bajo mis pies, y en el cielo que comenzaba a despejarse un poco. Pero por más que lo intentara, mi mente seguía volviendo a él, a lo que había dicho, a lo que no habíamos dicho. Y, sobre todo, a lo que aún quedaba por resolver.

El sol comenzaba a salir de entre las nubes que se estaban dispersando cuando llegué al lago. Las guirnaldas colgaban entre los árboles, los stands estaban casi listos, y el escenario principal lucía espectacular con los últimos ajustes que habíamos hecho durante la semana.

Había algo mágico en cómo todo había cobrado vida, pero incluso esa belleza no lograba calmar la inquietud que sentía. Me dirigí directamente al área de decoración, donde Yumi y Sujin ya estaban terminando de colocar los últimos detalles en las mesas.

—¡Sienna! —exclamó Yumi al verme, levantando la mano para saludarme—. Pensamos que no llegarías nunca. ¿Te quedaste dormida?

—No, solo... me retrasé un poco —mentí, evitando el tema mientras me unía a ellas.

—Bueno, justo a tiempo para ayudarnos a colocar esto —dijo Sujin, pasándome una caja llena de velas LED.

Me sumergí en el trabajo, agradecida por la distracción. Entre risas y bromas, mis amigas lograban hacer que la tensión en mi pecho disminuyera un poco. Pero, aun así, no podía evitar mirar de reojo hacia la zona de logística, donde sabía que estaría Yoongi.

Cuando finalmente todo estuvo en su lugar, tomé un momento para respirar. La tarde estaba llegando. El aire tenía ese frescor característico del otoño, y las luces que ya habían comenzado a encenderse creaban un ambiente cálido y acogedor con las personas comenzando a llegar al lugar.

Me apoyé contra uno de los árboles cercanos, observando el reflejo de las luces en el agua. Era hermoso, pero no podía disfrutarlo por completo. Mi mente seguía atrapada en todo lo que había sucedido.

—¿Ya estás pensando en escaparte? —La voz de Yeji me sacó de mis pensamientos. Giré para verla con los brazos cruzados, una sonrisa divertida en su rostro.

—No, solo… admirando todo el trabajo —respondí con una pequeña sonrisa.

Ella se acercó y se quedó a mi lado en silencio por un momento. —¿Estás bien Rosie? —preguntó finalmente, con un tono que era más cuidadoso que curioso.

Negué con la cabeza, apretando un poco los labios. —No, pero ya se me pasará, no te preocupes, es algo normal.

—Rosie, ¿de verdad? —preguntó, mirándome con preocupación.

No respondí. Ni siquiera sabía cuál era la respuesta. Antes de que pudiera decir algo más, alguien llamó a Yeji desde el otro lado del área. Ella me dio un apretón en el hombro antes de alejarse.

Me quedé sola, el sonido del festival a mi alrededor parecía hacerse más fuerte, y aun así, sentía que todo estaba lejos. Cerré los ojos por un momento, intentando calmarme. Pero cuando los abrí, mi mirada se encontró con la figura de Yoongi, de pie cerca del escenario.




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