Si te hubiera dicho que sí

Capítulo 39

Cuando finalmente estuvo frente a mí, el festival pareció desvanecerse a nuestro alrededor. Las luces, la música, las risas lejanas… todo quedó en segundo plano. Solo estábamos él y yo bajo aquel árbol, con el aire frío envolviéndonos.

—¿Por qué te escondes aquí? —preguntó suavemente, aunque su tono llevaba un matiz de preocupación.

—No me estoy escondiendo —respondí, aunque mi voz no sonó tan convincente como esperaba—. Solo necesitaba un momento para pensar.

Yoongi soltó un suspiro, desviando la mirada un momento antes de volver a fijarla en mí. Su cercanía hacía que mi mente se llenara de todo lo que quería decir, pero no encontraba cómo.

—¿Pensar en qué? —preguntó con calma, su voz suave, pero con un filo de urgencia detrás.

Bajé la mirada, jugando con el vaso de chocolate caliente entre mis manos. —En nosotros, supongo.

Él frunció ligeramente el ceño, su expresión pasando de preocupación a algo más intenso. —Rosie… si tienes algo que decirme, dilo. No quiero que te quedes con eso dentro.

Las palabras se agolparon en mi garganta, pero no sabía por dónde empezar. Tomé una bocanada de aire, intentando reunir el valor necesario.

—No sé cómo explicarlo, Yoongi —dije finalmente, levantando la vista para encontrarme con su mirada—. Siento que estoy arruinándolo todo. Que soy yo la que está complicando algo que debería ser sencillo. Pero también tengo miedo… miedo de que tengas razón, de que no encajemos realmente.

Él se quedó en silencio por un momento, sus ojos buscaban algo en los míos, como si intentara descifrar lo que estaba sintiendo.

—¿Por qué crees eso? —preguntó finalmente, su tono más suave que nunca.

—Porque no puedo dejar de pensar en lo que dijo Jin, en lo que la gente dice —admití, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con salir, pero no lo permití—. Y luego, verte con ella… Yoongi, me sentí tan fuera de lugar. Como si… como si nunca fuera suficiente.

Él dio un paso hacia mí, cerrando la distancia entre nosotros. Lentamente, levantó una mano para tocar mi mejilla, su calidez contrastando con el frío de la noche.

—Sienna Rose —dijo con firmeza, usando mi nombre completo por segunda vez—. No tienes idea de lo mucho que me importas, ¿verdad? Lo mucho que me importa lo que estamos construyendo juntos… estoy aquí, Lizzy. —Sus palabras parecían casi un susurro, pero había algo doloroso en su tono—. Y a veces siento que solo estoy esperando a que te des cuenta de eso.

Sentí cómo sus palabras le calaban hondo. Sabía que Yoongi se estaba esforzando, intentando comprenderme y estar ahí. Y, sin embargo, cada vez que él trataba de acercarse, me veía a mí misma dando un paso hacia atrás.

—Yoongi, no quiero que te frustres. No quiero que pienses que es porque… —Escuché como mi voz se quebró. Quería decirle que mi miedo no tenía que ver con él, pero la realidad era mucho más complicada que eso.

—Es que no sé cuánto tiempo puedo seguir así, Lizzy. Sí, estoy comprometido con mi carrera, con este plan de irme a estudiar fuera para convertirme en cirujano. Tengo mil cosas más en que pensar. —Dijo esto último con una mezcla de firmeza y melancolía—. Pero entonces llegaste tú, y… siento que quiero estar aquí. Contigo.

Al escucharlo sentí cómo se me hacía un nudo en el estómago. Sabía que la decisión de Yoongi de mudarse era importante, que su carrera era un sueño que él había decidido seguir mucho antes de que nuestras vidas se cruzaran.

—Yoongi, no quiero ser alguien que te detenga. —Tomé su mano, mirándolo a los ojos por primera vez en la conversación—. Tienes un futuro brillante, y yo… no quiero interferir en él. Tampoco quiero sentirme como lo hago ahora. Tú, tus planes de mudarte, lo que quiero para mí, lo que temo… no sé si puedo ser lo que necesitas.

Él entrelazó sus dedos con los míos, cerrando los ojos. Yo solo lo miré a él.

—¿Cómo puedes decidir eso por mí? Yo estoy aquí, contigo. Pero si sigues construyendo barreras, Sienna, no importa cuánto lo intente. No puedo atravesarlas solo. Lo que me detiene ahora no eres tú. —Dijo, su voz apenas un susurro—. Es la distancia que siento, esa barrera que no sé cómo derribar.

Su voz se quebró ligeramente al final, y por primera vez, lo vi realmente cansado, como si el esfuerzo de mantenerse firme lo estuviera agotando.

—No estoy aquí para competir con tus fantasmas, Lizzy, pero tampoco puedo quedarme si no me dejas ser parte de tu presente

Mis ojos se llenaron de lágrimas al escuchar sus palabras. Nunca lo había visto así, tan vulnerable y tan honesto. Su tono no llevaba reproche, solo una tristeza que hacía que mi pecho se apretara aún más.

—No quiero que te sientas así —dije en un susurro, mi voz temblando mientras buscaba las palabras adecuadas—. No quiero que pienses que no eres importante para mí, Yoongi. Porque lo eres… mucho más de lo que puedo explicar.

—Entonces demuéstramelo, Lizzy —respondió, su tono desesperado pero firme—. No con palabras, sino dejando que esté aquí para ti. No necesito que todo sea perfecto, no necesito que tengas todas las respuestas. Solo necesito que no sigas alejándome.

Sentí cómo una lágrima rodaba por mi mejilla. Bajé la mirada, incapaz de sostener su intensa mirada por más tiempo. Todo lo que decía era verdad, y lo sabía. Pero mis miedos, esas dudas que llevaba cargando durante tanto tiempo, me hacían cuestionar si realmente podía hacerlo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.