Si te hubiera dicho que sí

Capítulo 40

Me quedé allí, viendo cómo su figura desaparecía entre las luces cálidas y los murmullos del festival. El lugar estaba lleno de vida. Su última mirada, sus palabras… todo quedó grabado en mi mente como un eco que no podía acallar.

Me llevé una mano a la mejilla, aún sintiendo el calor de su beso, y cerré los ojos por un instante. ¿Qué había hecho? ¿Por qué no podía simplemente confiar en él?

Las lágrimas empezaron a llenar mis ojos, pero las contuve, obligándome a respirar profundamente. No podía quedarme parada ahí, no mientras sentía que el mundo se derrumbaba a mi alrededor. Caminé sin rumbo entre los stands, tratando de encontrar algo, cualquier cosa, que me distrajera de los pensamientos que me consumían. Pero todo lo que veía me recordaba a él: las luces que habíamos colocado juntos, las decoraciones que discutimos, las risas que compartimos.

Cuando llegué a un rincón más apartado del festival, dejé escapar un suspiro entrecortado y me senté en una de las bancas de madera cerca del lago. El reflejo de las luces en el agua parecía danzar con el viento, como si el mundo no tuviera idea del caos dentro de mí.

Abrí mi teléfono casi por instinto, esperando algún mensaje, alguna señal de que tal vez Yoongi no se había rendido del todo. Pero la pantalla estaba en silencio, y el vacío que sentí fue como un peso en el pecho.

—¿Por qué siempre hago esto? —susurré para mí misma, sintiendo que el frío de la noche comenzaba a calarme hasta los huesos. ¿Por qué no podía simplemente aceptar lo que él me ofrecía? ¿Por qué tenía tanto miedo de arruinarlo todo? Al final si lo había arruinado…

Miré al cielo, buscando respuestas que no llegaban. Las estrellas brillaban como pequeños puntos de luz, indiferentes a mi lucha interna. Y por primera vez en mucho tiempo, me sentí completamente sola, incluso rodeada de tantas personas.

Me quedé ahí, en silencio, con el eco de sus palabras resonando en mi mente. «Quizá no puedas abrirte del todo todavía. Pero espero… que algún día lo hagas.»

¿Y si ese día nunca llegaba? ¿Y si, al final, mi miedo terminaba alejándolo para siempre?

Mientras permanecía sentada junto al lago, con las luces reflejándose en el agua y el murmullo del festival a lo lejos, un suave acorde comenzó a llenar el aire. Desde el escenario principal, los primeros compases de "Quizás" de DVICIO comenzaron a sonar. La melodía, tan delicada y melancólica, parecía una cruel coincidencia, como si alguien hubiese escogido esa canción para narrar exactamente lo que estaba sintiendo. A mí menté llegó el eco de la canción anterior “Justo ahora” mezclados con “Quizás”

"Y te vas…

Justo ahora que empiezo a quererte

te desapareces

Justo a tiempo para reprocharte que no me mereces"

“Y ahora que llega la tormenta

Quizás tú no buscabas algo así

Y yo solo soy algo temporal…”

La voz del cantante se mezclaba con el eco de mis pensamientos, resonando en mi pecho como un recordatorio de las palabras que no fui capaz de decirle a Yoongi. Cerré los ojos, dejando que la música me envolviera, permitiéndome por primera vez sentir el peso de lo que acababa de suceder.

“Quizás será que nunca te quiero perder

Y vivo pensando de más

Hasta que pierdo la cabeza…”

Las lágrimas, que hasta ese momento había contenido, comenzaron a deslizarse por mis mejillas. ¿Cuántas veces había pensado en simplemente dejarme llevar? ¿Cuántas oportunidades había perdido por miedo, por dudar de mí misma? La canción parecía hablar directamente a mi corazón, arrancando cada uno de los miedos y arrepentimientos que había acumulado desde el momento en que nuestras miradas se cruzaron por primera vez.

“Me vas tan imperfectamente bien

Tú sabes como completar

mi puzle con todas tus piezas…”

Mis manos temblaban mientras apretaba el borde del banco con fuerza, intentando no sucumbir al torrente de emociones. Pero las palabras de la canción eran implacables, cada verso hundiéndose más profundo en mi pecho. Abrí los ojos, mirando el lago, pero lo único que podía ver en mi mente era a Yoongi alejándose, con su espalda erguida y su paso firme, dejando una parte de mí en cada paso que daba.

“Quizás una moneda va a elegir lo que será de ti y de mí,

Cuando será nuestro final…”

En un impulso, saqué mi teléfono y miré la pantalla, pero no había nada. Ni un mensaje, ni una llamada, ni una señal de que él estuviera esperando que yo diera el siguiente paso. "Quizás" seguía sonando en el fondo, como si me retara a hacer algo, a romper con la inercia de mi propio miedo.

"Quizás te estás cansando ya de mí..."

Mis lágrimas se mezclaron con una pequeña sonrisa amarga. La canción tenía razón en algo: tal vez mañana sería tarde. Tal vez Yoongi ya no estaría esperando. Y, por primera vez, me pregunté si estaba dispuesta a vivir con ese "quizás".




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