Sentí como mis mejillas se calentaban, sin duda me había sonrojado antes sus palabras, era inevitable. Solo lo miré con una sonrisa.
—Es raro, ¿no? —murmuré—. Habernos tardado tanto en llegar aquí.
—Quizás —respondió él—. Pero si hubiéramos llegado antes, tal vez no habríamos sabido cómo quedarnos.
Lo miré con una sonrisa y asentí, Él tenía razón, y en mi pecho volví a sentir esa sensación de calidez. Pues de verdad estaba valiendo la pena, la distancia, los tropiezos, las caídas, las dudas. Porque al final, lo que importaba era que estábamos ahí, juntos.
—Es lindo —dije esta vez mirando alrededor del café mientras me quitaba el abrigo.
—Sabía que te gustaría. No es muy ruidoso, y puedes ver la calle desde la ventana.
—¿Cuándo empezaste a notar tanto mis preferencias? —pregunté con una sonrisa divertida.
—Desde hace tiempo. Solo que ahora puedo admitirlo sin que te asustes y huyas.
Sonreí y pasé mi vista al mesero que llegaba con nuestras bebidas volviendo a sentir esa calidez en mis mejillas.
—Tienes razón. Huir ya no es una opción.
*
El invierno pintaba la ciudad con su aliento helado, pero aquella tarde, el frío era lo último en lo que yo pensaba. Aferraba la mano de Yoongi con fuerza dentro del bolsillo de su abrigo mientras caminábamos sin prisa por las calles iluminadas por faroles tenues.
—¿Hacia dónde me llevas ahora? —pregunté con una sonrisa.
—A descubrirlo juntos —respondió él, apretando suavemente mi mano.
Caminamos por algunas calles hasta uno de los parques más grandes del centro de la ciudad. En otras estaciones estaría lleno de vida, pero ahora estaba cubierto por una ligera capa de nieve, parecía sacado de una postal invernal. El lago en el centro reflejaba la luz de la luna, creando un resplandor a su alrededor.
—Es hermoso —susurré, maravillada con la escena frente a mí, no era mucho de salir, y menos de venir aquí en invierno, siempre me la pasaba en casa.
—Lo es —dijo Yoongi, aunque su mirada no estaba en el paisaje.
Mi mirada se encontró con la suya, y sentí mi corazón latir con emoción y encogerse de ternura al darme cuenta de que me observaba a mí.
—¿Por qué me trajiste aquí? —pregunté, volviendo la atención al lago.
Yoongi exhaló una pequeña nube de vapor antes de hablar.
—Porque quería compartir este lugar contigo. Quería un recuerdo solo nuestro. Uno que, cuando pasen los años, podamos mirar atrás y saber que este fue un momento real.
El aire se sintió más liviano a su alrededor. Como si aquellas palabras hubieran detenido el tiempo por un instante.
No encontré las palabras al instante, pero me gustó la sensación de vivir este momento a su lado. Me acerqué a él y lo abracé ligeramente. Todo esto era tan sencillo, tan natural, pero al mismo tiempo, significaba tanto.
—No quiero olvidar esto —murmuré con una suave sonrisa —. No quiero olvidar lo que siento ahora.
—No tienes que hacerlo —susurró Yoongi, pasando un brazo alrededor de mi cintura para acercarme aún más hacia él—. No cuando podemos seguir creando recuerdos como este.
El frío dejó de importar. El mundo dejó de importar. Solo éramos nosotros dos, juntos, en medio de la inmensidad del invierno. Yoongi giró levemente el rostro, apoyando su mejilla contra mi cabeza.
—Lizzy… —llamó suavemente, esperando que lo mirara.
Al escucharlo, levanté la vista, y antes de que pudiera pensar demasiado, sintió sus labios contra los míos en un beso cálido. Era lento, tranquilo, como si el tiempo no existiera, como si todo lo que importaba en el universo estuviera contenido en ese instante. Cuando se alejó de mí, no pude evitar volver a sonreír.
—¿Sabes? —hablé en un susurro—. Este es mi lugar favorito ahora.
Yoongi sonrió, rozando su nariz contra la mía antes de murmurar:
—El mío también. —Lo abracé un poco más fuerte, sintiendo como sin importar lo que viniera, ya había encontrado mi camino de vuelta a él.
Al día siguiente, el invierno seguía envolviendo la ciudad con su aire frío, pero dentro de mí, todo se sentía cálido. Mi sonrisa no desapareció en todo el día, y no pasó desapercibida para mis amigas.
—¡Sienna Rose, deja de sonreír como si fueras la protagonista de una película romántica! —exclamó Yeji en cuanto me vio en la cafetería, sentándose junto a mí con una mirada divertida.
—Déjala, que se note que está enamorada —bromeó Yumi, dándome un codazo.
Sujin sonrió con satisfacción antes de tomar un sorbo de su café. —Bueno, ya dinos… ¿Cómo fue la cita?
—Sí, sí, detalles, por favor —añadió Yeji con emoción.
Rodé los ojos, pero mi sonrisa no disminuyó. Acomodé mis manos alrededor de la taza caliente y suspiré. —Fue… perfecto.
—¡Sabía que sí! —Yumi chocó su mano con Yeji.
—¿Te trató bien? ¿Te cuidó? ¿Hizo algo lindo? —Sujin enumeró con un tono protector.
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Editado: 21.02.2025