Si te hubiera dicho que sí

Capítulo 55

La cena de Navidad con mi familia estaba programada para las 7:00 pm, pero a las 3 de la tarde yo ya estaba dando vueltas por mi habitación, nerviosa, terminando de envolver el regalo de Yoongi y debatiéndome entre varias opciones de ropa.

—No puede ser tan difícil, es una cita… —murmuré para mí misma, sosteniendo dos suéteres frente al espejo.

Pero no era solo una cita. Era nuestra primera Navidad juntos, y aunque sabía que a Yoongi no le importaría lo que usara, quería verme bien. Quería que fuera especial.

Finalmente, opté por un suéter color crema con detalles sutiles, cómodo pero bonito, y unos jeans oscuros. Nada demasiado formal, pero lo suficientemente presentable para la ocasión. Después de arreglarme un poco, tomé el regalo ya envuelto y lo coloqué en mi bolso con cuidado, sintiendo una mezcla de emoción y ansiedad.

Justo cuando terminé, mi teléfono vibró en la mesita de noche.

Yoongi: "¿Lista para nuestra cita si cita?

Sonreí al leer su mensaje, sintiendo que el nudo en mi estómago se deshacía un poco.

Yo: "Lista… o al menos intentándolo. Nos vemos en un rato."

Respiré hondo, dándome una última mirada en el espejo antes de salir de la habitación. Lo que más importaba no era lo que llevaba puesto ni si mi regalo era el mejor, sino que esta vez, Yoongi y yo estaríamos juntos el día de Navidad. Y eso lo hacía todo especial.

—Mmm, alguien se ha arreglado y no es para vernos a nosotros —dijo mi padre entrando a la casa con algunas compras para la cena en casa de la abuela.

—No sé de qué hablas —respondí, intentando sonar despreocupada mientras cerraba la cremallera de mi bolso.

Mi madre entró detrás de él, sacudiendo la cabeza con una sonrisa divertida.

—Oh, por favor, Rosie. Es evidente —dijo, dejando unas bolsas sobre la mesa—. Pero me alegra verte así.

Rodé los ojos con una pequeña sonrisa y tomé mi abrigo.

—Está bien, está bien, sí… me arreglé un poco más de lo normal. ¿Eso los hace felices?

—Mucho —respondió mi padre con una risa baja—. Solo recuerda que aunque tengas novio, sigues siendo nuestra hija, así que ni se te ocurra olvidarte de nosotros.

—Papá… —me quejé, pero mi tono tenía más diversión que molestia.

Mi madre intervino antes de que él pudiera seguir con su típico discurso.

—Déjala, cariño. Hoy es un día especial para ella.

Le sonreí en agradecimiento y tomé mi regalo antes de dirigirme a la puerta.

—Nos vemos más tarde, ¡no se coman todo antes de que vuelva!

Salí antes de que pudieran responder, mi corazón latiendo con emoción mientras caminaba hacia el auto de Yoongi, que ya me esperaba afuera.

Ahí estaba él, con su abrigo negro y su bufanda roja, apoyado contra la puerta del copiloto con las manos en los bolsillos. Me miró con una sonrisa cuando me acerqué.

—Hola, Rosie.

—Hola, Yoongi.

Yoongi arqueó una ceja con diversión.

—¿Lista para nuestra primera Navidad juntos?

Sonreí, sintiendo cómo el frío de la tarde desaparecía solo con estar a su lado.

—Más que lista.

Yoongi sonrió y, sin decir nada más, abrió la puerta del auto para que subiera. Me acomodé en el asiento, abrazando el regalo que había envuelto con tanto cuidado, y observé cómo él rodeaba el auto para tomar su lugar frente al volante.

Mientras conducía, el ambiente dentro del auto era cálido y tranquilo, como si el mundo exterior se hubiera detenido por un momento. La música suave sonaba de fondo, y de vez en cuando, Yoongi tarareaba la melodía sin darse cuenta.

—¿Qué tanto piensas? —preguntó, sin apartar la vista del camino.

Sonreí levemente, mirando la ciudad decorada con luces navideñas a través de la ventanilla.

—En lo diferente que se siente todo este año —admití—. No sé, creo que nunca había esperado con tantas ganas la Navidad.

Yoongi echó un vistazo rápido en mi dirección, con una pequeña sonrisa.

—¿Y eso es por mí? —preguntó con un tono juguetón.

—Tal vez —dije, fingiendo misterio.

Él rio bajo y, en un gesto natural, tomó mi mano sobre mi regazo, entrelazando sus dedos con los míos.

—Bueno, entonces espero hacer de esta Navidad una de las mejores.

No dije nada, pero apreté su mano con suavidad, dejándole saber que ya lo había logrado.

Cuando llegamos, el calor acogedor de la casa de su familia nos envolvió en cuanto cruzamos la puerta. Había una chimenea encendida, el árbol de Navidad brillaba en un rincón, y el aroma a comida recién hecha flotaba en el aire.

La familia de Yoongi nos recibió con sonrisas y abrazos. Me sentí un poco nerviosa al principio, pero él nunca soltó mi mano. Con un leve apretón, me hizo saber que estaba ahí, que no tenía nada de que preocuparme.

Pasamos la tarde entre conversaciones, risas y anécdotas. Todo se sentía natural, como si encajara perfectamente en ese lugar, a su lado.

En un momento, Yoongi se inclinó hacia mí y susurró:

—Ven conmigo.

Me levanté y lo seguí fuera, donde la noche estaba haciéndose presente y el aire frío nos envolvía. Nos detuvimos bajo una guirnalda de luces, y él sacó algo de su bolsillo.

—Esto es para ti —dijo, entregándome una pequeña caja envuelta con esmero.

Lo miré con curiosidad antes de abrirla. Dentro, encontré un collar con un delicado dije en forma de estrella.

—Quería darte algo especial… algo que pudieras llevar contigo siempre.




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