"Encerrado"
- Yoongi, por favor, te lo ruego - los delirios lastimeros de Jimin se oían perfectamente en la silenciosa casa. El menor seguía golpeando en vano, como si no hubiera nadie del otro lado de la puerta - Yoongi, por favor abre la puerta ¿si?- las lágrimas se resbalaban por sus rosadas mejillas, mientras los nudillos de sus manos se tornaban rojos.
- S-si algo te pasó puedes contar conmigo. No estás sólo Hyung, yo estoy aquí para tí. Asi que por favor- su frente se hallaba sobre la puerta de metal, y su mirada borrosa se perdía.
Toda la noche la pasó alli de pie, sin importarle su cansancio físico pues tenía la esperanza, de que Min abriera en cualquier momento sin embargo, nunca abrió.
Esto preocupaba más a Jimin quien se la pasaba interrogando en su mente el por qué del repentino encierro de su mayor.
Al día siguiente no tuvo más remedio que atender sus necesidades como cualquier persona normal, estudiar un poco hacerca de lo que verían prontamente en la academía, arreglar la casa y preparar la comida. Y no para uno, si no para dos.
Desayuno, almuerzo y cena, se las sirvió para dejarlas a la puerta del sótano ya que a Min en cualquier momento le daría hambre. Pero nunca abrió la puerta, no importaba si el rico olor de los alimentos llegaba a él para torturarlo, simplemente no quería comer.
*Lie to me, lie to me, give me wings to fly*
- Ven y dime, mientras sonríes dulcemente. Ven y dime, susurrando igual voy a escucharte…- el pelirosa con una tijera de jardinería, cantaba y cortaba la maleza de entre las flores que apesar de que nadie las cuidaba, seguían allí floreciendo hermosas- don't be like a prey, be smot like a like snake, ¿Cúando es que yo escaparé~ uhhhuooohh, por favor, vete, vete vete ya.
En un canasto, recolectaba las flores que más le gustaba para ponerlas en los jarrones puesto que ya se habían marchitado.
- caught in a lie, recuérdame quién era yo. No puedo escapar, de éste dolor. Ya tenga piedad por favor.
- Tú me quieres, aunque he perdido mi camino, tú me quieres. Siempre es igual- esta segunda voz provenía de un chico, vecino de Min.
En ese momento el pelirosa levantó su mirada aturdido ya que sus voces hacían un exelente dúo. La voz gruesa de ese chico y su voz dulce se neutralizaban.
El joven de cabellos bien peinados, color castaño oscuro tipo chocolate y puntas verdes, le regalaba una sonrisa que dejaba ver esos dientes perfectos y unos huequitos en la parte de abajo de sus labios.
¿para qué? Su belleza era exótica y sumamente tierna, como la de un bebé.
- ¿No eres de por aquí, verdad?
- Oh, no. El pelirosa se quita los guantes y le tiende la mano con una sonrisa - Soy Park Jimin. Encantado.
- Jung Hoseok. Soy tu vecino.
- Oh, ¿encerio? ¿ en qué casa vives?
- La que queda más al lado de la carretera. Es la primera casa que puedes ver cuando te bajas de un taxi.
- Oh, creo que si la ví. Jimin toma un color rosadito en sus mejillas que lo hace ver como un bombón francés -¿quieres ir a tomar algo?
- Oh, no. Estoy bien. Sólo me parecía inquietante ver a un chico recogiendo flores.
- Jaj, es que me pareció que echarles una mano, no les haría daño.
- Tan adorable. Sonrió nuevamente el azabache- bueno, tengo que irme. Fue un gusto saludarte, Jimin.
- Claro. Jimin hace una reverencia acomodando su flequillo pero éste es rebelde y no se deja acomodar- que tenga un lindo día.
- Si es tan lindo como tú, entonces estoy seguro de que será sumamente lindo. Metió sus manos en su pantalón negro para darse media vuelta, no sin antes guiñarle un ojo a Jimin para dejarlo más rojito-
- ¡Hyung!- chilló el menor con una sonrisa para regar otro poco el jardín y dirigirse al garage.
Puso flores en el comedor, y el los jarrones de los lados en el pasillo que llevaba a las habitaciones de Jimin y Yoongi.
Ahora sólo quedaba practicar un poco de danza lenta ya que hace unas semanas no practicaba y no quería oxidarse.
La biblioteca de la casa era el espacio más bonito, relajante y extenso del lugar.
Entonces corrió las sillas en un rincón junto a los graciosos banquitos, el resto de cosas como la silla mesedora fueron colocadas contra la pared hasta que quedó un espaciado lugar. Quizá su mayor se enojaría, pero a este paso no creía que saliera pronto.
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- Bueno, admito que esto se está volviendo una jodida tortura. Ya hasta hablo conmigo mismo.
Se quejaba Jimin mientras cepillaba sus dientes con aburrimiento.
Las luces fueron apagadas y el pelirosa había conectado sus auriculares para perderse en la letra de las canciones en tanto su mente creaba escenarios maravillosos casi como cuentos de hadas donde habían mariposas, brillos y seres maravillosos. Él era un príncipe junto a Yoongi danzando en un gran salón viéndose con ternura estando sólo ellos dos, sólos en el mundo y nada más importaba.
Yoongi jamás se vió más eufórico, tomando a Jimin de forma delicada para unir sus labios en un beso que hizo erizar al pelirosa por lo jodidamente real que se sentía.
Aunque juraba que los labios de Yoongi eran más delgados y pequeños, estaba perdido en el movimiento de esos labios sobre los suyos. De esa calidez que le transmitía y la forma tan delicada de tratarlo.
Como si toda su vida había sido una pesadilla y tan sólo en ese momento hubiese llegado su príncipe para despertarlo de aquellos horribles sueños. Entonces no aguantó la excitación de su cuerpo, que abrió sus ojos de golpe con el sudor chorreando por su frente y su respiración agitada.
- Yoongi…- sururró para si mismo sentado en su cama.
Se levantó para asomarse por la ventana que se hallaba abierta, observando de lado a lado el oscuro manto de vegetación y a lo lejos la carretera. No había nada de extraño, asi que cerró la ventana y corrió las cortinas para acostarse.
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Editado: 27.05.2020