Capítulo 4.1

"Un almuerzo particular"

- ¿Pero qué es esto…? Dios santo-

Jimin examinaba su cuello con preocupación ya que justo sobre su clavícula, había una especie de chupetón que resaltaba de forma macabra en su blanca piel.

- El sueño…- se dijo a sí mismo recordando la estupidez que su mente le había pintado la noche anterior.

Alguien definitivamente lo había besado y tocado en la noche…

- Hyung, necesito hablar con usted- los golpes en la puerta eran seguidos y aumentaban - H-Hyung, algo raro está pasando y no tengo a quién decírselo, Hyung, por favor…- Jimin insistía reprimiendo sus lágrimas - Hyung… me están asustando…

No hubo respuesta.

Fue entonces cuando buscó desesperado el número del oficial Jeon, entre sus libros cuando la hojita cayó al suelo.

No muy lejos de allí, el chico se hayaba revisando unos papeles del dueño del lugar abandonado.

Curiosamente aparecía en anónimo, como si ese lugar no le hubiera pertenecido a nadie y se  hubiera mantenido solitario en todos esos años. La gente decía que en ese lugar, se llevaban a cabo rituales satánicos siendo adecuado para practicar la magia negra y magia blanca. No era de esperarse que hubieran extraños símbolos paganos por todo el lugar, junto a algunos elementos extraños.

Sim embargo Jeon era un chico ignorante en ese tema y personalmente lo del satanismo era sólo una distracción para desviarlos del tema principal y era el secuestro.

Además de que, eso había sido obra de algún ser terrenal, por que humano nunca.

Su teléfono sonó.

- Jeon Jungkook, diga?

- H-hola Hyung. Este, me preguntaba si estaba bien y si querría haceptar una invitación a almorzar conmigo.

- Wow, no me esperaba que llamaras tan pronto precioso. Sonrió de lado - Tengo trabajo, asi que, ¿qué te parece si nos vemos a eso de las 12:30p.m?

- Perfecto. Lo espero en casa, espero que venga con mucha hambre- rió tímido Jimin.

- Claro, como digas. Nos vemos pronto, cuídate mi lichi.

- ¿Q-que?-

Jeon colgó con su risita de fondo, lo cual dejó rojito a Jimin.

Lichi era una fruta redonda pequeñita de color rojo, sumamente tierna y dulce. Ese apodo le había gustado.

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