Capítulo 7

"La verdad"

Observaba la ciudad de Daegu detenidamente en tanto el dulce vino refrescaba mi paladar, dejando un dulce sabor en mi garganta al beberlo y quemándome por dentro. Una enorme oscuridad al otro lado del vidrio, abarcaba diversos destellos de luces unas más potentes que otras, carreteras poco visibles, los edificios modernos tapando las invasiones de gente pobre, los conjuntos residenciales y uno que otro árbol. Ah... tan hermoso y melancólico. 

- Jefe, disculpe. 
- ¿si? 
- Todo fue de acuerdo al plan, encontraron la casa camino a la gasolinera. La policía está como loca sacando los cuerpos. 
- Bien. ¿Yoongi tomó la fotografia? 
- Si señor. No se la mostró a la policía. 
- Perfecto. Retirese. 
- Si señor. Que tenga buena noche. 

Deposité la copa sutilmente sobre la mesita de los licores sobre la estantería, para remangar mi camisa negra e ir safando los primeros botones. 
Ingresé entonces a una habitación que tenía discretamente escondida tras una estantería de libros. 

Caminé por el pasillo hasta llegar a otra puerta y entrar finalmente. Era mi lugar favorito. 

- Delicioso... huele a Jimin- sonreí al admirar las paredes llenas de fotos del precioso peli-rosa, tomadas de distintos días en diversas posiciones. A veces era la misma foto tomada desde ángulos variados. En todo el lugar habían figuras de cartón, de papel, con la forma de Jimin, maniquíes con ropa similar a la suya. Y su aroma... disperso en el espacio. Sabía que tipo de colonia usaba por que lo conocía MUY bien. 

Me senté frente a la pantalla para sonreir viendo al precioso peli rojo cocinando como siempre, concentrado en lo que hacía. 

Siento mi ira ser retroalimentada cada vez que veía a Jimin preparando exquisitezes a Yoongi. Es que él no se merece tener a su lado a un chico tan angelical, multitalentoso, guapo y perfecto como Jimin Park. ¡No se lo merece! 

Jimin... 

Jimin estaría mejor conmigo. Yo si puedo darle toda la atención que él necesita, llenarlo de mimos, disfrutar horas y horas viéndolo bailar, cocinar con él, ir de compras con él, darle calidez en las noches de lluvia, besar su frente y su preciosa cara cuando esté triste; presumirlo, 
hacerle estremecer de forma inhumana sobre las sábanas hasta que me pidiera más y más. Yo soy su chico perfecto. 



Jimin...

¿Acaso no ves que soy el príncipe que tanto andas buscando mi amor? 

Tsk, y tú todo ingenuo detrás de ese anciano amargado de Min. ¿O acaso prefieres la leche en polvo precioso? 

Sé que lo que he hecho no está bien. No es correcto, y quizá suene como un maldito egoísta pero, alguien tiene que tomar las desiciones difíciles. 

Ahora hay muchos niños felices en sus casas, viviendo la vida que las enfermedades terminales osaban arrebatarles. Yo, aparecí como un dios y prácticamente les salvé la vida. A todos y cada uno de ellos. No ha habido día en que esas pobres mujeres desconsoladas no dejen de darme las gracias, con ese brillo tan particular en sus miradas. 

No importa realmente si el precio era matar unas cuantas zorras degeneradas para que esto sucediera, de todos modos ellas no tenían futuro, no valían nada. Además me estoy divirtiendo con la policía. 

¿Remordimiento? 

Nah. Estoy muy feliz, muy satisfecho, realizado, lleno diría yo. Y mi siguiente movimiento va a ser salir de este país, a canadá más exactamente no sin antes llevarme a Jimin conmigo. A mi bebé, a mi amor verdadero, a la causa de mis desvelos, de mis masturbaciones... cielos Jimin... 

Ya quiero tenerlo entre mis brazos para marcarlo y hacerlo mío eternamente. Entonces no tendré que colarme a su habitación para robarle besos o tocarlo, por que lo voy a tener a mi total merced y disposición. Sólo para mí, ahhhg, de sólo pensarlo mi cuerpo se retuerce. 

Recordar esos labios tan irreales jodida madre, tan... tan suaves y con ese toque esponjoso.

Ese cuerpo. 

Ese precioso y esculpido cuerpo hecho a la perfección y sólo para mí. PARA MÍ, no tengo dudas de que fue creado sólo para mí, para amarlo y estar juntamente con él. Ese es nuestro destino.  Estar juntos.