6:00 a.m
El olor a hierro oxidado, cucarachas, suciedad, humedad y polvo se respiraban a la perfección. En el extenso y frío espacio, la oscuridad prevalecía, la mugre y sobre todo el silencio.
Ninguna osaba seguir chillando ya que nadie la escucharía, por mucho que lo intentara. Las más débiles se desmayaban por el olor tan penetrante, mientras que otras cerraban sus ojos y trataban de olvidar lo que les ocurría. Rogando por primera vez a Dios, si es que aquella entidad existía.
Una luz hizo presencia entonces. Cual rayo de esperanza.
Fue como minutos después, unos hombres uniformados y bien fornidos, tomaron a Charlotte para desencadenarla y llevarla escaleras arriba. A la penúltima planta de la casa.
Ella no tuvo noción de las cosas, pues rápidamente la desnudaron en tanto unas mujeres muy serias la bañaban, perfumaban sus cabellos y su piel. Su cuerpo era tocado sin morbosidad, para ser limpiado, dejando atrás las capaz de mugre.
Y el agua corriendo por su cansado cuerpo, nunca se sintió tan bien como en esa noche.
La vistieron, la perfumaron, y con estrictas indicaciones, pasó a sentarse en un enorme comedor. Estaba centrado junto a un extenso balcón, vista perfecta a la cuidad, rodeado con guardias por todos lados y muy bien decorado. Cencillo y elegante.
Aunque estaba que se moría literalmente del hambre, la curiosidad le podía más.
Fue entonces cuando entró Kim Taehyung, el chico que le había hecho todo esto.
La secuestró, la separó del amor de su vida, la hizo aguantar hambre, frío, miedos, malos tratos, condiciones deplorables... pero allí estaba. Sentado frente a ella con esa sensual mirada acosadora, dura y vacía. Por que en ese cuerpo perfectamente tallado, no habitaba un alma humana.
Las mujeres sirvientas, llegaron con las pequeñas y variadas porciones de comida para acompañarla con el vino. Tae sólo miraba su reloj con impaciencia y esperaba a que se fueran.
- T-tae...- fue lo único que pudo pronunciar luego de mucho tiempo.
- No digas nada. Y no malinterpretes la cena, esto es sólo una bella falacia para negociar princesa.
- ¿De que hablas?- todo olía delicioso, pero se abstuvo.
- Preciosa Charlotte... tan ingenua, tan inocente, tan... tan tú- el joven sonrió de lado- no me gusta andar con rodeos, ¿sabes? Te lo voy a decir ahora mismo. Tu novio tiene algo. Algo que me pertenece.
- ¿Por eso me secuestraste?
- Shhhh- su dedo largo se posaba en sus labios para que la peliroja lo dejara terminar- escuchame.
- Lo que tiene tu novio es a Park jimin, tu hermano. Y es a Park precisamente a quien quiero. No me importa si ellos tienen algo entre...
- ¿¡M-mi hermano conocío a Yoongi!?- la chica se levantó rápidamente poniendo los brazos a los lados de la mesa. Su corazón bombeaba con fuerza.
- Si. Asi es. Y viven juntos-
Eso era lo único que faltaba. ¡Grandioso!
Su hermano, injurioso, de trapos sucios, fácil, coqueto y super, supremamente homosexual, junto a su precioso Yoongi. Eso ya era el colmo.
- ¿¡Pero cómo!?-
- Cálmate y vuelve a tu asiento. Por eso es que tomé la decisión de no matarte, tenemos que separarlos a como de lugar.
- Pero me imagino que ya tienes un plan...
- Asi es, querida. Me llevaré a Jimin conmigo a Busan, y tu te vas a quedar para que Yoongi no vaya a buscarlos.
Esto si era un jodida broma. Es que nada sonaba coherente. Taehyung volviendo después de un tiempo para secuestrarla, tenerla por allá como en unas mazmorras, Jimin viviendo con Yoongi, y ahora Tae enamorado de Jimin ¡NADA TENÍA SENTIDO!
Estaba segura de que ahora si lo había visto todo.
- Estoy en clases de danza con mi precioso chico. Empiezan dentro de una semana por lo menos, el asunto es que vas a tener que mantener una promesa.
- ¿Que te hace creer que la cumpliré? - Tae sonrió con sorna, manteniendo la mirada un largo rato.
- Porque será muy fácil para mí, romper ese lindo cuello que tienes. No te conviene jugar conmigo preciosa, soy un hombre muy escurridizo, muy peligroso. ¿Por qué crees que nunca me han atrapado?
Tragó pesado en su lugar. Ahora si estaba hecha. No le quedaba otra que confiar y ser fiel al mayor, de todos modos tenían un mismo objetivo ¿verdad?
- ¿Que tengo que hacer? - se limitó a preguntar con timidez-
- Ese día Jimin va a salir en la mañana, entonces voy a dejarte en el lugar donde encontraron la primera pila de cuerpos. Vas a actuar, que no sabes nada, que no viste nada, entonces la policía va a ayudarte, bla bla bla, Yoongi te encuentra y felices para siempre.
- Mientras tanto tú...
- Voy a ir por Jimin a la Universidad. El resto no te lo puedo decir, pero eso si, no lo volverás a ver. Yoongi tampoco. Me lo llevaré a mi "castillo" - esa última palabra fue pronunciada con un toque obsceno, ya que sólo él debía a que se refería, y se moría de ganas por hacerle a Jimin todo lo que tenía planeado.
- ¿Vas a matarlo y comerte sus restos?
- Dios, no. No estoy tan enfermo. Si él muere sería una pena, y no podría jugar con su cuerpo como quiero.
La chica sonrió ahora haciéndose a la idea, muy satisfecha de lo que iba a ocurrir, pero más que nada, feliz por que tendría a Yoongi otra vez.
Quizá no era de lo más inteligente dejar a Jimin en manos de Tae, conociendo como era realmente, pero era eso, o morir.
El pacto estaba sellado. Ambos trabajarían juntos de ahora en adelante.
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Editado: 27.05.2020