Sibelius

Sibelius

-“Partieron una mañana luminosa, nuestros amigos, los Okan, los habitantes de Impar, las tropas de Daira, los enanos de Nemekon y los elfos del Cerco, al llegar al borde del Jardín de los Pinos tuvieron su primera despedida pues Elkien, que los había guiado en aquella larga travesía, no volvería con ellos.

-Muran-le dijo al Okan-cuando nos conocimos en Daira daba mi vida por terminada, había perdido toda esperanza y no imaginaba que mi suerte pudiera cambiar, pero así fue, lo que aprendí en este viaje nunca lo olvidare, tu salvaste mi vida de más formas de las que podrías imaginar y por siempre estaré en deuda contigo.
-No, Elkien, estamos a mano, sin ti jamás habríamos llegado hasta aquí, yo solo hice lo que debía.
-Oye elfo…
-¿Si?
-…Cuídate…
-Lo hare-dijo Elkien, entendiendo la profundidad del gesto-gracias, Min-y volviéndose a Alexis y a Loggie-Príncipe Alexis, te llevas a la joya más valiosa de nuestro pueblo, más te vale hacerla feliz.
-Ya lo hizo-dijo Loggie mirando al príncipe.
-Entonces, ¿es el adiós?-pregunto Muran.
-Digamos que es solo un hasta luego-dijo Erie entonces-y también cuenta para mí.
-Erie, ¿ósea que tu…?.
-Así es Muran, voy a quedarme, en tiempo de dolor el rey y yo nos consolamos mutuamente, hable con él y dejara que me quede a su lado, además, Nara esta allí, y no podría dejarla otra vez.
-Comprendo, te echare de menos, amigo.”

 

Remly detuvo la lectura al escuchar a Margery gemir y sentir como apretaba su mano con fuerza, la partera y sus damas de compañía revoloteaban nerviosamente por la habitación, la reina había pasado por un embarazo difícil y llevaba al menos una semana de retraso, le habían dado una pócima que se suponía le haría expulsar a la criatura de una buena vez pero si aun entonces se resistía la partera estaba preparada para sacar al bebe por las malas, lo que podría costarle la vida a uno o a los dos, el rey no quería ni pensar en esa posibilidad y se había dedicado a leerle para mantenerla tranquila.

 

-Se está dilatando-dijo la partera, un sensación de alivio recorrió a los presentes-saldrá pronto.

-Quizás…quizás no deberías estar aquí, mi amor, no es…no es apropiado para un rey.

-En la guerra los reyes vemos como el sufrimiento genera muerte, tu sufrimiento está creando una vida-dejo el libro para poder abrazarla-me quedare contigo hasta el final.

-Mi rey…-hizo una morisqueta.

-Es la hora, majestad-dijo la partera.

 

Después de haber retenido al bebe de mas y todo lo que había costado, fue sorprendente la rapidez con que salió, escucharon su llanto saludable pero la partera se alejo con la criatura de inmediato para lavarla y revisarla, Margery estaba llorando de angustia, le habían estado aterrorizando con historias terribles sobre lo que le podía pasar a un bebe que pasaba demasiado tiempo en el vientre, podía estar cubierto de pelaje como un animal, podía tener una cola, ser deforme o retrasado, era una mujer primeriza, devota a los dioses, delicada, no podía con tanto horror en su alma.

 

-¡Madam!-grito una de las damas, que había estado limpiando a la reina-¡Venga, creo que hay otro!

-¿Cómo?

-Aguanta, amor-le dijo el rey, soltándola para ir a tomar a su primer hijo-deme, vaya a ayudarle.

-Sí, su alteza.

 

¡Gemelos!, eso sí que no lo esperaban, Margery se puso a gritar, la segunda criatura venia atravesada, el primer bebe lloraba desconsolado por atención y Remly tuvo que mirarlo, era una niña, levanto las mantas y confirmo que todo estaba donde correspondía, ni bello, ni partes extra, era una niña hermosa y perfectamente normal, aunque tenía los ojos abiertos y ese era un detalle curioso, con implicaciones místicas; Margery dejo de gritar pero sollozaba, se acerco pero la escena le hizo retroceder por instinto, él era un rey, un guerrero avezado, había luchado en los campos y visto a hombres ser mutilados, pero nada de eso se comparaba con el desastre entre las piernas de su esposa, el segundo bebe era una cosita amoratada y patética, tenía el cordón enrolladlo en el cuello, pudo rescatar que se había tratado de un varón.

 

-Lo siento mucho, su alteza-al oír eso, Margery rompió a llorar.

-Limpien…limpien todo, rápido, no dejen que lo vea.

-Lo siento…Remly, lo siento mucho.

-No, mi amor, mira-se sentó a su lado y le entrego a la bebe-mira lo que creaste, es perfecta.



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En el texto hay: reinos, alquimia, quimeras

Editado: 20.08.2018

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