Sicaria

Capítulo 22 | Secuestro lindo

Ahora solamente me faltaba ver cómo le haría para qué Ash no se comunicará ni avisará a nadie... Ya lo tenía conmigo.

―¿Es aquí?― preguntó Ash, sacándome de mis terribles pensamientos.

―Sí― sonreí, mirando hacia donde él miraba. El viaje había sido rápido, ninguno sacó algún tema de conversación fuera de lo común, pues anterior a la "emergencia de mamá" ambos habíamos sacado nuestros sentimientos, pero ahora ya no sabíamos cómo retomarlo. 
O quizá no era ya el momento.

No respondió, sólo bajó enseguida del auto para rodearlo y abrir mi puerta, yo me quedé impresionada.

Creí que esto sólo pasaba en las películas.

Bajé del auto, agradeciéndole a Ash, antes de correr hasta la entrada de mi antigua casa.

Tenía que darle a mamá una breve explicación para que ella no me delatara, claro, también evitando varias cosas que no puede saber.

―¡Sam, volviste!― Apenas había llegado a la acera de la calle cuando ella ya venía en nuestra dirección. ―¡Trajiste a tu novio!― Miró de reojo a Ash, sonriendole y saludándolo con la mano.

Por suerte, él se encontraba recargado en la puerta de su auto, conociéndolo seguro tenía pena de acercarse.

–Él no es mi novio.– susurré, quejándome, ella siempre hacía eso con cada chico que venía.

–Lo sé, era el rubio que vino contigo la vez pasada.– rió fuerte, claramente hablaba en broma pero eso me estaba incomodando. –Pero ya, presentame a ese chico lindo.– quiso dar un paso hacia Ash, pero la detuve antes.

―Escucha, mamá, tuve que... Mentirle para venir desde hoy...― Ella me miró mal, pues no me enseñó a ser así. ―Quería pasar más tiempo con él y contigo y... Me gusta, mamá, me gusta en serio― admití, en el fondo eso no era del todo una mentira.

―Entiendo.― Lo miró de reojo sonriendole. ―Pero, ¿Qué le dijiste?― Me miró de nuevo a mí, no del todo convencida.

―Le dije que te habías puesto un poco mal, él sabe de tu enfermedad, ya le expliqué en el camino.― Asintió, de igual forma.

―Pero vamos, hazlo pasar que ya estamos siendo muy sospechosas― ella rió, haciendo una seña con su mano para que Ash se acercara.

―Hola, soy Ashton.― Extendió su mano en dirección a la de ella. Por fortuna no sonaba nervioso. Mi madre la sujetó. ―¿Ya se encuentra mejor?

―Sí, sólo fue un pequeño ataque, pero nada que las medicinas no pesan curar― sonrió. Al parecer le había agradado más que Luke. ―Por cierto, soy... Clyre.― Soltó su mano y caminó hacia la puerta, Ash y yo la seguimos.

―¿Se quedarán aquí?― preguntó mamá, poniendo la mesa. Mientras Ash y yo nos sentábamos en el sofá; la sala de estar se encontraba frente al comedor, así que nos quedamos ahí.

Asentí. ―Sí, hasta después de Navidad― dije segura.

―Yo... Sam, no me dijiste que nos quedaremos aquí para ese día... Yo no traje... Nada― dijo apenado. Ash era tan inocente, no se merecía esto, yo estaba jugando con él.

―No te preocupes... Puedo pedirle algo de ropa a... Mi vecino, seguro te queda.― Él me miró sorprendido, haciendo una mueca.

―No, no, Sam... Puedo comprar algo de ropa por aquí o... Volver a casa por algo, no es mucha la distancia.― Se levantó de su asiento, alarmandome, no podía regresar ahora mismo.

Me levanté enseguida de él, obstruyendo su paso, no dejaría que se fuera.

Mamá sólo observaba desde el comedor la escena.

―Ash no... No puedes irte.― Me dio una mirada confundida, esperando una razón. ―Yo... No quiero... No quiero quedarme sola...― De reojo miró a mi madre, que se retiraba hacia la cocina. ―Por ella, tengo miedo de que le pase algo, y estar sola, sólo quédate.― Recargué suavemente mis manos en sus hombros, él volvió a tomar asiento.

―Bien, me quedaré. Tranquila― sonrió. ―Sólo necesito llamar a mis padres y al personal de servicio, para que no se queden en casa...― Se levantó de nuevo buscando seguramente su teléfono en los bolsillos.

Genial, ahora si de nada serviría todo esto, Ash les avisará a todos y sabrán que no fue un secuestro.

―Debe estar en el auto. Lo vi cuando lo pusiste ahí, yo voy por él.― Rápidamente me ofrecí a ir por el teléfono.

Él asintió tomando asiento de nuevo, pero mamá salió de la cocina con la comida lista, invitando a Ash a sentarse en la mesa.

Salí corriendo hacia el coche, obviamente su teléfono estaba ahí, como le dije, pero estaría muerta si él avisa que está acá, literalmente.

No me quedaba de otra como que hacer que lo había dejado en mi departamento... O que se había perdido.

Sin embargo él me pediría el mío o el teléfono de nuestra casa para hacer llamadas. Era fácil conseguir una forma de comunicarse.

Subí al auto buscando su teléfono, que ahora se encontraba debajo del asiento del conductor, tal vez se le cayó del bolsillo cuando bajó del coche.

Suspiré de alivio, guardándolo en uno de mis bolsillos, tratando de que no se notará que estaba ahí, lo escondería en mi habitación... Y, apagaría el mío, para fingir que se descompuso.

Fue lo mejor que se me ocurrió.

Volví adentro, sonriendole apenada a Ash, que me miraba buscando su teléfono en mis manos.

―Ash, no encontré tu teléfono, debió haberse quedado en mi departamento.― Frunció el ceño, pero asintió. Seguramente no se dio cuenta que se le había caído. ―Iré a lavarme las manos.― Caminé hacia el baño, escabullendome hacia mi habitación tratando de ser desapercibida.

Rápidamente metí el celular de Ash dentro de mi armario, en uno de los cajones, seguramente él nunca buscaría ahí ni se le ocurriría ver dentro de éste.

Me quedé observando mi habitación, no hacía más de medio año que la deje y ya me sentía extraña ahí, ahora mi hogar era en mi departamento, un lugar solo para mí.

Y miles de cosas habían cambiado, ahora me encontraba  luchando por mi vida y la de mi madre.

En eso recordé que tenía que apagar mi teléfono y quitarle la batería para agotar la mayoría de las posibilidades de que Ashton haga una llamada.



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En el texto hay: mafia y amor, 5 seconds of summer, sicaria

Editado: 06.06.2020

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