Definitivamente lo que nos había confesado Hailee me había dejado perpleja, no podía pensar en nada más.
¿Y si Luke fuese realmente un narcotraficante? ¿De igual manera podríamos seguir siendo amigos?
―¡Sam, deja de pensar en tu chico emo!― Chris me sacó de mi ensimismamiento lanzándome un poco de agua que aún quedaba en sus manos seguramente por recién haber terminado de lavar los platos.
―¡No pienso en él!― Sentí que me ruborice un poco, pues ahora oficialmente se podría decir que si era mío. No imaginaba que él y yo seríamos algo más... El primer día que lo vi entrar al restaurante sólo me intimido... Y ahora, es una de las personas más importantes en mi vida.
―¿Entonces?― Chris seguía analizando mi rostro. ―Ya sé... ¿En Luke?― Había sonado como una broma, pero su rostro no mostraba ninguna gracia.
―¿Qué? No, no, no ¿Por qué pensaría en él?― Me encogí de hombros, mirando hacia todo a nuestro alrededor, buscando algún cliente que necesitara mi ayuda y salvarme de este momento incómodo, pero todos los presentes comían tranquilamente. Y ni siquiera Alex se veía por ningún lado, quién sabe dónde se metía.
―Pues yo diría que él es quien te ha quitado el sueño desde que llegaste aquí.― Se encogió de hombros, dirigiéndose de nuevo a la cocina. Yo me quedé con la boca exageradamente abierta, pues eso no tenía nada de sentido.
―¡Estás loco!― le grité de vuelta.
―No... Yo no me refería de una forma romántica, sino a que él te ha causado muchos problemas― rio, mientras lo veía desaparecer completamente.
Tenía razón... Él siempre había tenido razón...
***
Después de haber tenido un día normal de trabajo, lo único que quería era llegar a casa y dormir para no pensar en nada más.
Pero claro, como yo era Samantha Winns, no tendría un "día normal".
Apenas llegué a mi departamento, escuché muchos ruido en el de mi mejor amigo, estruendosas risas provenientes de él y Hailee llegaban hasta el pasillo y, por el alto volumen de la televisión, era claro que miraban una película juntos.
Me alegraba mucho por ellos.
Quisiera en ese momento haber estado de nuevo con Ash, y tener una noche divertida con él, pero todo se arruinó... Por Luke.
Ya comenzaba a creer que él era el causante de mis desgracias. Sin embargo nunca me ha gustado culpar a nadie por lo que me pasa.
Dejé de pensar en tantas cosas y me decidí a finalmente abrir la puerta.
Quise entrar rápidamente, pero mi pie pateó un sobre. Sabía lo que era, pero nuevamente como en las primeras que recibí, me negaba a siquiera recogerla.
Sin embargo, tenía que hacerlo en algún momento, así que entre más rápido, mejor.
Como cada vez que llegaba esa maldita carta, la recogía y corría a mi habitación.
La abrí con más temor que antes, pues hace tiempo no llegaba ninguna, trate de tranquilizarme diciéndome que ya había terminado todo. Rogaba porque fuera la última.
Comencé a leer:
"Mi querida Sicaria:
Hasta hoy has hecho todo lo que se te ha pedido a la perfección, sin embargo, aún falta el paso más importante... Que te explicaré a continuación:
Cómo has sabido, no podrías proteger a Ash por siempre, tendría que llegar el día que termináramos con esto... Con él, mejor dicho. Lamentamos haber tenido que adelantar esto, pero las cosas se salieron de control, tienes que actuar en cuanto antes.
Sí, así como quizás entendiste eso... Tendrás que deshacerte de Ashton, no por unos días o meses, sino para siempre.
Así tiene que ser... Las razones nunca las sabrás, pero tienes que hacerlo, o de lo contrario, nos cobráremos con tu vida.
Así que tú decides... ¿Tu vida o la suya?
Tienes sólo un par de días para pensar esto. Por mensaje te avisaré la fecha límite.
Postdata: Para esta misión necesitarás algo más... Tu herramienta de trabajo se encuentra debajo de tu sofá.
Suerte."
Esto tenía que ser una pesadilla, yo no le haría eso a Ash. Ahora él era muy importante en mi vida, ahora estaba enamorada de él, incluso si no, yo no le haría eso a nadie.
Ash no se merecía esto y yo tampoco... ¿Por qué tenía que ser yo?
Tenía que matar a Ash. Era lo único que repetía mi mente una y otra vez.
Leía y releía la carta tratando de encontrar algún indicio de que lo mi cabeza entendió no era cierto.
Pero no, estaba en lo correcto, eso querían que hiciera. Y no tenía ni idea de cómo.
Lágrimas comenzaron a salir de mis ojos a causa de la rabia de no poder hacer algo para terminar con esto de una forma diferente.
Era mi vida o la suya.
Quise romper la carta, esa y las anteriores, que ni siquiera sé por qué las había sacado y dormir para despertar y que terminara esta horrible pesadilla.
Recordé que me habían dejado algo para esta "misión" debajo del sofá, supuse de que se trataba, pero hasta no verlo no quería creer en nada. Rápidamente corrí hasta la sala de estar, mirando ambos sillones desde que puse un pie ahí, tratando de encontrar algo inusual, pero a simple vista todo se encontraba normal.
Me acerqué casi sin querer hasta el primer sofá y me agache para ver debajo de éste; Nada, no había nada.
Seguramente estaba en el otro situado cerca de la puerta.
¿Cómo es que siquiera habían entrado? Claro, siendo tan despistada, seguramente no dejé cerrada la puerta bajo llave.
Con temor, ya que estuve cerca del otro sillón, metí la mano esperando no encontrar nada, por suerte esa vez no sentí nada extraño, pero para cerciorarme de eso, me asomé... Pero al ver un poco más allá de donde mi mano alcanzaba, pude ver una auténtica arma.
Esto era real.
No quería tomarla, sin embargo en cualquier momento tenía que tomarla y sacarla de ahí. Así que decidí que por lo menos la escondería en otro lugar.