Después de lo ocurrido lo mejor que puedo hacer es apoyar al equipo con la base de datos de malware, quizás con ellos podemos crear un antídoto y ocultarlo en alguna actualización, la mayoría de personas pueden hacerlo por sus dispositivos y cómo están enlazados con la red wifi será más sencillo esparcirlo.
Aún así debemos de ubicar a los demonios, se han mantenido fuera del radar y del mapa desde hace muchos años, pero aun considero que debemos de tomar en cuenta dónde está su guarida.
—Tenemos que irnos — dice Lepta.
Lisandro y el resto de los chicos se van directo a los vehículos.
—¿Quiere alguien decirme qué pasó y a dónde vamos?
—Resulta que nos has ayudado a ubicar a los demonios, uno el malware tenía incrustado una ubicación y parece que están en una bodega en la carretera principal — dice Lisandro.
—Son ellos o es una trampa — digo.
—Vamos a averiguarlo una vez lleguemos — dice Lisandro.
Uno de los trabajadores me da un chaleco antibalas y una computadora.
—Falta un arma — digo.
—No tienes entrenamiento — dice Bosu.
Me siento completamente decepcionada, pero creo que ya soy parte del equipo y no me queda más que otra que aguantarme. Subimos al vehículo blindado y nos dirigimos al lugar de los hechos, el auto parece estar equipado con todo, la radio tiene pantalla que nos muestra la imagen de las cámaras externas. El ruido de las sirenas hace que los demás conductores se orillen y podamos ir lo más rápido posible, por la venta polarizada puedo ver varios helicópteros y también patrullas en motos.
—¿Cuándo podré manejar la moto? — digo algo ansiosa.
—Cuando recibas el entrenamiento necesario — replica Lisandro.
Más decepciones para agregar a mi mente, pero no es imposible, tengo la oportunidad y no puedo parar de aprovecharla.
Al llegar a la bodega podemos ver la reja de seguridad, no parece estar electrificada, uno de los policías ayuda y rompe la cadena y es ahí cuando comienzan los disparos. Nos ocultamos detrás de los vehículos cuando el resto trata de apuntar pero no saben dónde está el disparado.
—¿Todos están bien? — grita Lisandro.
—Todo bien — gritan todos.
—Lancen el dron — dice Bosu.
El dron despega de uno de los techos de los vehículos.
—No hay disparador — dice Bosu.
Eso quiere decir que lo controlan de forma remota. Los demonios sabían que veníamos, ahora el problema es encontrar el rifle.
—Voy yo — digo.
Tomó una de las pistolas y la mochila en donde se encuentra mi computadora para ir justo a donde se encuentra la cerradura magnética.
Escucho cada disparo y como la tierra sale volando a la par de cada disparo que tengo.
—Carajos , ¿Por qué haces esto? — dice Lisandro.
En ese momento llegó a la cerradura y colocó una imagen magnética, lo llevó en caso de que tenga que abrir cerraduras eléctricas o demás. Sin duda es lo que necesito si quiero robar un vehículo de valores.
—Abierto — digo.
Soy la primera en entrar y veo un sin fin de computadoras abiertas y con imágenes que pueden o no ser perturbadoras. Enciendo las luces y los servidores parecen estar funcionando, pero tengo miedo de que puedan contener.
En eso veo un tablón con hojas de papel y periódicos, parece que los demonios han tenido muchas actividades delictivas y relacionadas.
—Lo que hiciste fue riesgoso para nosotros y el equipo — dice Lisandro.
No le pongo atención, pero estoy admirado de esto. Creo que es la primera vez que estoy viendo como unos sujetos fuera de lugar han logrado todo esto. Una de las pantallas cuenta con su logo principal y marca colectiva.
Tengo ganas de explorar cada computadora y cada secreto que haya almacenado aquí.
—Escucha niña — dice Lisandro.
Vuelvo a la realidad y después de divagar en esta supuesta admiración.
—No hagas esta locura — replica Lisandro.