Esta mañana cuando desperté él se encontraba a mi lado, el perro negro, cuando te lo conté dijiste que los perros son el mejor amigo del hombre, que son leales, que nunca te dejan solo y que sólo estaba exagerando, como siempre me diste la espalda una vez más. Pero en algo tenías razón, este perro no me deja sola, en sus ojos solo veo oscuridad, observo como destroza cada recuerdo feliz y evita que cree nuevos recuerdos porque si lo tocas él te morderá.
Él ha destrozado cada página del libro, solo ha dejado media página intacta, entonces te pregunté ¿por qué vivimos? Y tu dijiste que, para ser felices, ¿para qué queremos ser felices? porque sí. No sabes cómo pillé la felicidad en tu voz.
Dijiste que lo dejará estar, que era de cobardes echar la culpa a los demás. No lo hice, esto es por culpa de mi forma de ser, al final todo es mi culpa, tú sólo te fuiste. Intenté seguir tus pisadas, pero el perro negro me tomó de las rodillas y desde entonces no puedo andar, sólo me queda estar aquí tirada viendo a la gente pasar, les grité que estaba triste y ellos dijeron "carpe diem", mi presente es horrible les respondí y ellos también se alejaron. La tristeza puede ser contagiosa.
Como toda historia debe tener un final, con media página intacta no sé cómo terminará, ¿con un punto final? O ¿un punto y coma? No te preocupes por mí, tú no podías hacer nada, si solamente hubiera podido comprender a mi perro negro, al final de todo, el dolor solo es dolor, el dolor te quita las ganas de seguir soñando, solo quiero despertar de este mal sueño.
Vanessa R. Morales
- Hasta pareciera que las flores del lapacho sintieran la tristeza del cielo, con solo tocar sus lágrimas éstas caen marchitas.
- No son lágrimas del cielo, es ella que sigue cayendo en forma de lluvia, para recordarnos que alguna vez piso esta tierra y que volaba bajo entre nosotros, es cierto que ya no está, pero de vez en cuando viene de visita en sueños o como ahora en forma de lluvia.
- El ser humano necesita alguien a quien amar y algo que esperar, a quien amaste ya no está, sin embargo, sigues aquí esperándola.
- No la estoy esperando Arami, porque sé que ella no volverá a pasar por aquí, es ella la que me está esperando en algún lugar, siempre me manda señales para que no me dé prisa, que pase lo que pase, ella sabrá esperar.
- ¿Qué lo que vives esperando? ¿por qué sigues en este lugar? – es inútil querer casar de la cabeza, a aquello que echó raíces en el corazón; este lugar fue de ella, este lapacho es el recuerdo de que ella existió, el lapacho de la esperanza, le queda bien el nombre, todos los días arrojo una moneda, con la esperanza de volver a verla algún día.
-Ella debió ser una persona muy especial. – lo era y lo sigue siendo, una vez ella me dijo que las personas pueden olvidar lo que dijiste o hiciste, pero, jamás olvidan lo que les hiciste sentir, aún sigo sintiendo su electricidad en mi cuerpo, aun me hace vibrar su sonrisa, mientras la recuerde ella seguirá estando viva en mi mente, en las mentes de todos aquellos que nunca la olvidarán,
- Eso suena a una evasión a la muerte, a la realidad que nos toca vivir, un mundo con su ausencia. – No estoy evadiendo a la muerte ni viviendo en el recuerdo, estoy dejando llevar por las sensaciones que me produce el ambiente, sé que la memoria es una traicionera, pero, el día en que la mía me apuñale por la espalda, será el día en que vuelva a verla, porque ella ya no vivirá en mi memoria, ella volverá nuevamente a mis brazos.
- Estás viviendo una vida a la espera de volver a verla, al final estás viviendo las ansias del final. – puede que tengas razón, si alguien muere a causa de una enfermedad, dices “estaba enfermo”, si muere en un accidente le echas la culpa a la imprudencia, pero, si decide convocar a la muerte ¿qué dices? Nada, te quedas sin palabras, solo te quedas pensando ¿cómo pasó esto?, ¿cómo no fui capaz de verlo?, si lo hubiera sabido ¿habría podido ayudar?, ante tus ojos pasan lentamente todas las situaciones donde aquella persona estaba pidiendo a gritos ayuda; al final solo te quedas con la sensación de querer saber qué fue lo que realmente sucedió.
- No sé si todo lo que sucede en esta vida tenga una explicación, quizás las cosas pasan por qué tienen que pasar; ese fue mi seudoconsuelo cuando llegaron a mis oídos la decisión de Amambay, pensé que era su decisión y que debía respetarla, pero, lo que no puedo respetar, es la causa de esa decisión, cuando lo supe simplemente se me partió el corazón, no supe que hacer o decir, desconocí a aquellos que son llamados familia, se puede llegar a perdonar muchas cosas en esta vida, pero, el sufrimiento de un inocente queda lejos de mi perdón.