Siempre

Capítulo IX

Si me ves por algunos de tus pensamientos, abrázame que te extraño.

 

Julio Cortázar

 

Alex

No dije nada, no pude responder ante la expresión implorativa del rostro de Arami; con las últimas fuerzas que me quedaban abandoné aquel lugar, mientras caminaba todo lo que había ocurrido pasaba ante mis ojos lentamente. Me temblaba todo el cuerpo, ya no me quedaban fuerzas para seguir caminando, decidí reposar en una banca, al levantar la mirada pude observar una planta de azucena es un recordatorio de Dios de que los hombres deben amarse mutuamente”, simplemente no lo habían aplicado con ella.

A causa de eso tenía los ojos, el alma tan apagada simplemente sentía que no pertenecía a ningún lugar, por eso me odiaba al principio porque el odio había sido el único sentimiento que le habían enseñado. No lo soporté, lloré por todo, lloré por ella y lloré por mí.

Al observar nuevamente aquella azucena divisé entre sus ramas una telaraña, nuevamente sus palabras sonaban en mis oídos.

Hace mucho tiempo, en una tribu aborigen existió una doncella, todo aquel que la viese caía rendido ante la hermosura de aquella muchacha. Dicen que un joven indio quiso ganarse con regalos el afecto de la doncella, sin embargo, sus presentes no lograban impresionarlas, entonces el joven mozo imploró a Tupã Dios que lo ayudase.

Entonces levantó su mirada al cielo y entre las ramas de un árbol cercano creyó ver hilos de oro que brillaban con la luz del sol. Exaltado prosiguió a alcanzar aquellos hilos que serían un hermoso presente para su amada, al intentar tocarlos, éstos cedieron al tacto del mozo quebrándose.

Para la decepción del joven indio solo se trataba de la tela de una araña, sin poder evitar sentirse derrotado derramó unas lágrimas. Su madre que desde no muy lejos había observado lo acontecido, en una tela tejió la réplica exacta de la obra de arte de la araña. Con este presente el mozo pudo conquistar el afecto de la doncella y al tejido de la madre le pusieron el nombre de “ñandutí”.

Al finalizar el relato dijiste que la historia nos enseña que el amor se conquista con los pequeños detalles y que al unirlos se crea una maravillosa obra de arte, tomaste mi mano y depositaste en ella un pendiente, dijiste que la unión de todos los hilos de oro creaba aquel pendiente, que con trabajo arduo y con la atención puesta en el más minino detalle creaban aquella joya llamada filigrana. Así nace el amor más puro.

Debí prestar más atención a los detalles, si lo hubiera hecho quizás aún estarías aquí. Te demostraría que no fuiste una maldición más bien una bendición, una de mis frases favoritas dice “la flor más rara y hermosa de todas es aquella que florece en la adversidad” y tú además de florecer, animaste a otros para que también lo hicieran.

Me encantaba tu sonrisa con sabor a “sobreviví”, las ojeras en tu rostro eran la prueba de que faltaban muchos sueños por cumplir, volabas bajito cuando debiste volar más alto, debí ofrecerte mis brazos para descansar o mis alas para seguir volando.

No dije ni hice ninguna de aquellas cosas, hoy solo me queda lamentar las cosas que dejé para después, aprendí demasiado tarde que el tesoro más preciado es el presente, que rápidamente se convierte en pasado, al cual no se puede volver.

 

 

 

 

 

 

 

 



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En el texto hay: amor, leyendas y verdades, muerte tristeza y amor eterno

Editado: 24.09.2018

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