Siempre Cerca Nunca Juntos

Te necesito.

Evité mirar a Gaia de camino a casa, tenía miedo de que si me miraba a los ojos vería a Glenn junto con otra chica. Sabía que debería haberle contado lo que había visto pero sencillamente no era capaz, primero porque tenía miedo de romper su corazón y segundo porque Glenn también era mi mejor amigo y quería encontrar alguna excusa para poder justificar sus actos.

Yo sabía más que nadie cuanto él la amaba a ella, cada vez que alguien se la nombraba los ojos se le encendían como dos faros. Eran la pareja más bonita que había conocido pero no sabía qué estaba sucediendo y no quería hacer las cosas mal.

Suspiré y me puse de pie. Hacía menos de tres horas había llegado a casa y estaba algo imperativa. Mañana tendría que volver al instituto y ya sabia que debía enfrentarme a varias horas de clase. Por otra parte, estaba Iker, la mayor parte del tiempo se trataba de él. No sabía porqué me había enviado aquel mensaje, era absurdo y estúpido, pero admitía que me había gustado un poco, no sé si estaba interpretando mal pero sus celos eran adorables.

El sonido de mi teléfono me hizo dar un pequeño salto, estaba sola en casa y casi siempre me daba miedo todo, además, los fantasmas existían yo lo sabía.

Que inmadura, Kay, que inmadura.

Corrí y lo tomé de la encimera de la cocina.

-¿Si? -Pregunté sin tomarme la molestia de ver quién era.

-Kay - Me tensé al oír su voz -¿Podemos vernos y hablar? -Estaba a punto de cantarle las tablas cuando su voz se quebró -Ya sé que nos viste, y por favor tienes que hablar conmigo. No es lo que crees, o lo es, pero necesito explicártelo-

Estaba tentada a cortarle la llamaba, pero yo más que nadie sabía que Glenn no era de los que rogaban, y a pesar de lo que acaba de hacer tenía que saber porqué estaba jugando con los sentimientos de mi mejor amiga.

-¿Dónde estás? -Pregunté mirando el reloj de mi casa, apenas eran las cuatro de la tarde.

- En el restaurante al lado de Qeen lesdil - Murmuró.

-Estaré ahí en algunos minutos -Dije y después colgué sin dejarle hablar. Quería arreglar esto tan rápido como pudiese, no quería que Gaia pensara que era cómplice de él.

Agarré una de mis viejas y esponjosas chaquetas y salí de casa rápidamente. Obviamente podría irme caminando pero eso no iba a pasar, así que bajé hasta la carretera más cerca que era las Yv'é y tomé un taxi.

-Al centro comercial Qeen lesdil, por favor -Le pedí al taxista, un señor regordete con cara amargada, quien ni siquiera me dedicó una sola mirada.

Las casas pasaban borrosas frente a mí mientras el taxi se deslizaba sobre la carretera, pasamos por un grupo de tiendas de libros ubicadas a unas calles del restaurante pero no me tomé el tiempo para repararlas. Estaba lo suficiente nerviosa como para hacerlo.

El taxista parqueó en la acera.

-Son siete mil -Murmuró él. Su cara amargada estaba empezando a ponerme nerviosa.

-Aquí están -Le entregué el dinero y prácticamente me tiré del taxi -Feliz día...- Arrancó su auto dejándome con las palabras en la boca -Jodido grosero - Murmuré y comencé a caminar hacia el restaurante.

Cuando llegué a la entrada el olor a pasta y pollo llegó a mi nariz y mi estómago gruñó. Iba a tener que comer si quería poder pensar bien.

Miré por encima de las personas que estaban en el lugar, hasta que encontré una mata de cabello rubio y unos hombros caídos. Sin pensarlo me dirigí a él.

-Llegaste -Alzó la mirada hacia mí.

-Llegué -Contesté y me senté justo frente a él.

Me le quedé mirando sin importarme que se diera cuenta. Se veía mal, su cabello estaba desordenado y su cara estaba pálida y algo demacrada. El sentimiento de culpa se asentó de una en mi.

¿Cómo no me había dado cuenta de que no estaban bien? Debería haberlo sabido.

-Sé que me viste -Comenzó diciendo, lentamente, como si las palabras le dolieran - Kay, quiero que sepas que yo amo a Gaia más que a mi propia vida - Su declaración no me sorprendió. Yo ya lo sabía.

-¿Quién es ella? - Me senté derecha mirándolo directamente a los ojos.

-Esa era Lina - Dijo lentamente.

Genial tiene nombre de perra, ¡concentrateKay!

-Si tanto amas a Gaia ¿Qué hacías con esa? -No pude evitar hablar con ironía.

-Es complicado, Kay -Murmuró -Ella es la hija de un amigo de la familia- Ya sabia hacia dónde íbamos con ese tema y no me gustaba -Él dice que debo estar con ella, es mi culpa -Dijo estas últimas palabras rápidamente como si decirlas rápido le quitasen el significado.

Me quedé mirándolo como tonta. Siempre había sabido que el padre de Glenn no apreciaba precisamente a Gaia, pero esto era una estupidez. ¿Decirle a su hijo con quien tiene que salir?



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Editado: 10.06.2018

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