Siempre Cerca Nunca Juntos

De cara a la luna.

Necesitaba sentir algo diferente... Era un deseo casi inmaculado, saciaba tener algo por el cuál llorar o incluso, reír.

Pero no había nada, en absoluto.

No sentía la calidez de la luna o la tenue frialdad del sol...

No había nada aparte de extensas horas de martirio, que arraigaban mi corazón dejándolo roto y casi sin vida.》

Escribir es inmortalizar y darle vida a algo que no está, que dejó de existir o incluso, nunca existió.

Escribir siempre había sido mi mecanismo de defensa, escribir cualquier tipo de cosas sin importar muy bien si tenía sentido o no.

Pasé mi mano por el pequeño cuaderno verde de letras plateadas... Su toque me era tan reconocido como tocar mi propia piel, ese pequeño cuaderno ya desgastado y curtido por el tiempo. Había sido mi único salvavidas cuando había sentido que mi vida perdía su rumbo, había garabateado en él los más oscuros y fríos pensamientos que se hallaban escondidos en la penumbra de mi mente, había sido mi todo.

Pero como todo, lo había dejado a un lado, no había vuelto a escribir en él... Pero jamás había podido lograr deshacerme de él. Tenía muchas historias entre sus hojas y no estaba lista para dejarlas pasar.

Mi habitación estaba a oscuras, ya eran pasadas las seis de la tarde. Mi mirada seguía clavada en aquellas hojas que me conocían mejor que nadie.

Repasé las letras una y otra vez, sin sorprenderme totalmente por lo que había escrito en ellas. Eran mis pensamientos calcados en una hoja amarilla, escritos con una caligrafía totalmente descuidada.

Escuché cristales rompiéndose en la parte superior de la casa, y después a mi madre hablando agitadamente. Estaba molesta, claro que lo estaba...

Me habían suspendido.

Y no solo un día, sino tres.

Tres días por fuera de Havanna.

Según el director Frederick, no podía aceptar lo que había sucedido y mucho menos con una chica con el estado de Lina.

El director se había pasado más de una hora recalcando mis errores, cosa que pareció haber irritado a mi padre, porque simplemente le había dicho que me diera el castigo y se ahorrara todo su parlamento.

Cuando habíamos salido de la oficina del director todo había sido como una película. La madre de Lina había estado afuera lloriqueando sobre el cabello de su hija, el padre de ésta había llamado al mío un mal ejemplo, cosa que había hecho reír a mi padre.

-Deberías enseñarle a tu hija un poco más de respeto -Había dicho el regordete padre de Lina, mientras me miraba enfurecido -Le falta mucha educación.

No debió decir eso... Mi padre odiaba que cuestionaran su forma de educar.

-Bueno, Kay puede llegar a ser un poco impulsiva -Las palabras de mi papá estaban combinadas con un toque de diversión, pero sus ojos eran de un gris plata, casi frío - Pero si hablamos sobre quién es más educada que quién, deberías enseñarle a tu hija que antes de hablar y hacer algo, tiene que aprender a pensar -Habían varias personas alrededor que miraban callados - Y sin ser grosero señor Jones, con todo su permiso, creo que a su educación le falta enseñarle a su hija cómo planificar.

Pensé que la quijada se me iba a caer. No podía creer lo que había dicho. Y sin darle tiempo al regordete de contestar me había jalado con él y nos habíamos dirigido al auto.

Al llegar a casa y decirle a mi madre lo que había sucedido, ésta se había enfurecido por lo que había hecho, pero por otra parte mi padre seguía diciendo que era bueno que me aprendiera a defender. Después de ahí, ambos había iniciado una discusión donde mi madre había terminado llorando y mi padre saliendo furioso de casa.

Todo un drama.

Debería estar contenta porque tendría vacaciones por tres días, pero no lo estaba. Me sentía mal por todo lo que había provocado. Mis padres casi nunca discutían y ahora lo estaban haciendo por mi culpa.

Ahora mi madre quería más que nunca que volviera a las terapias. Ella se había atrevido a mirarme a los ojos y decir que yo estaba mal y que tenía que conseguir ayuda, que tenía que dejar a un lado todo lo que había pasado y empezar a vivir mi vida. Y lo estaba tratando de hacer. Lo hacía. Pero no era suficiente, según ella:

"Nunca se debe convivir con el pasado."

La luna ya se estaba comenzando a reflejar en el cristal de mi ventana. La miré justo en el momento en que mi celular vibró debajo de mi almohada.

"Estar encerrada y a oscuras en tu habitación, no arreglará nada." - Iker.

Leí el mensaje y sonreí.

"¿Qué sabes tú?" -K.

Respondí inmediatamente.

"Además, no estoy encerrada en mi habitación"-K.

Volví a enviar otro mensaje.

"Cariño, estoy pensando seriamente en enseñarte a mentir tan solo un poco..." -Iker.



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Editado: 10.06.2018

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