-¿Gleen? -Pregunté, gritando entre frustrada y temerosa aún con el teléfono en mi oído.
Él había colgado sin más, simplemente me había dicho lo mal que se sentía y después la línea desde el otro lado había quedado totalmente muda.
Comencé a caminar rápidamente por la acera tratando de marcar el número del padre del rubio y al mismo tiempo caminar sin caerme, estaba agitada. No sabía qué había hecho la estúpida de la Lina, pero tenía miedo por Glenn, su voz había sonado totalmente rota y vacía.
El teléfono del padre de Glenn me envió a buzón y maldije. Traté con la madre y ésta simplemente tenía el aparato apagado ¿Para qué tienen un teléfono si no lo van a contestar?
Seguí caminando, ya llegando a la entrada de la plaza. Estaba por pasar la carretera cuando una mano se cerró alrededor de mi brazo y me jaló bruscamente hacia atrás. Levanté la mirada sorprendida y me encontré con dos ojos marrones muy molestos.
-¿Estás tonta? -Preguntó Iker furioso, mientras apretaba más su mano en mi brazo. Le miré totalmente sorprendida, no porque me acaba de llamar tonta, si no por la furia que había en sus ojos.
Sólo Iker podría expresar los sentimientos de esa manera en sus ojos.
-No quiero hablar contigo -Dije fingiendo enfado. Pero en realidad solo quería un abrazo por parte de él.
-¿Qué? ¿Ahora te salí a deber yo? -Me miró incrédulo - Y tú eres la única que pasa una carretera tan transitada como esta, mirando el jodido móvil -Su mano aun estaba en mi brazo. Su contacto quemaba ahí donde aún estaba tocando.
-Estaba prestando atención -Aseguré mientras lo fulminaba -Tengo cosas que hacer Iker ¿Por qué no vuelves con las mongólicas esas? -No me importaba quedar como la típica novia celosa.
Iker me miró por lo que parecía una eternidad. Se notaba que aún estaba muy molesto conmigo, su cuerpo estaba totalmente tenso y sus ojos carecían de su brillo común.
-¿A dónde ibas? -Preguntó lentamente. Mis ojos fueron directo a sus labios, sólo había pasado unas horas desde que lo había besado pero ya lo extrañaba.
-Por ahí... -Sabía que debía estar buscando a Gleen, pero no podía evitar querer arreglar todo con Iker, aunque no íbamos por el camino correcto -Ahora si no te importa, suéltame. Tengo que irme -Dije a tiempo que arrancaba mi brazo de su mano.
-No quiero reprocharme lo que siento por ti -Susurró él y me quedé helada. Había vulnerabilidad en sus ojos -Tú no eres la única que teme enamorarse, kay -Dio un paso hacia atrás para marcharse y mi corazón dolió.
Lo tomé rápidamente de la camisa justo a tiempo que él bajaba la cabeza para mirarme. Sabía que había una gran probabilidad que sus amigos nos estuvieran mirando pero no me importaba.
-Lo siento -Susurré acercándome lentamente a él - No le dije eso a Dylan de la forma que crees -Sus ojos seguían en los míos. Sabía que él no se alejaría de mí, no cuando le estaba suplicando con la mirada -Él ni siquiera me gusta -Susurré y envolví mis manos alrededor de su cintura. Él aguanto la espiración, lo noté por la forma en la que subió su pecho -¿Vas a disculparme? -Pregunté y arrugué la nariz, siempre funcionaba cuando mis padres se molestaban conmigo.
-¿Tanto te atemoriza que sepan que sales conmigo? -Su pregunta era directa.
Me quedé en silencio. En cierta forma si me daba miedo, no quería entregarme totalmente a él y que después simplemente todo acabara. No soportaría tener el corazón roto otra vez.
-Tengo miedo de no poder controlar lo que siento -Susurré y cerré los ojos. No quería ver la mirada que me iba a dar -Iker, tú eres la primera persona que realmente quiero que me conozca tal y como soy -Mi labio inferior tembló - Pero tengo miedo. No sé cómo comportarme ni cómo actuar, siempre estás despertando cosas nuevas en mí. Sentimientos, sensaciones y... -Me quedé en silencio.
-Mírame -Ordenó él y cuando levanté la mirada, él simplemente me besó tal y como lo estaba deseando.
Abrí mis labios automáticamente y su lengua se deslizo dentro de mi boca. Rodeó mi cintura con su brazo, apretándome más contra él. Mis piernas perdieron totalmente el control y él me sostuvo mientras yo gemía en su boca.
Las personas de alrededor desaparecieron. Sólo éramos él y yo, como debía serlo, sin miedo ni prejuicios. Cuando su boca por fin abandonó la mía mis mejillas ardían.
-Así que... -Dije algo agitada.
-Tú también despiertas cosas nuevas en mi, Kay -Estaba tan cerca que podía ver la sangre en sus labios -Yo jamás te haría daño. Ya te lo he dicho, no voluntariamente... Eres demasiado importante para mí -Me empiné y le di un casto beso en los labios.
-Lo sé -Le susurré -¿Así que estoy perdonada? -Pregunté mientras él sonreía de lado.