Siempre Cerca Nunca Juntos

Detente corazón.

Mis ojos se abrieron lentamente mientras me acostumbraba a la luz que emanaba por mi ventana, me desperecé con un pequeño gemido y me senté.

Hoy era viernes, y había quedado de irme a acampar con Iker, Gaia, Glenn (quien se suponía que no debía ir) y por ultimo, Gordon, quien era un dolor en el trasero.

Anoche antes de ir la cama, había recordado que no tenía ningún instrumento para ir a acampar y se lo había comunicado al castaño, el cual me había asegurado que él se haría cargo de todo, solo me pidió que llevara mucho insecticida o saldríamos del lugar sin piel.

Me puse de pie y caminé directo a la ventana, como siempre; cada mañana al despertar lo primero que hacía era ver por la ventana hacia el exterior. El alto y grueso árbol estaba justo de frente, se veía más radiante que los meses anteriores, el sol que estaba en lo alto lo bañaba con su sobria y brillante luz mañanera, sus hojas se veían cálidas y de un hermoso verde pálido.

La naturaleza era simple y hermosa.

Me puse la bata de dormir y me dispuse a bajar las escaleras, probablemente eran más de las diez de la mañana, y había quedado a las doce para ir con Gaia a comprar algunas cosas que nos hacían falta. Iker había dicho que lo más probable era que partiéramos casi llegando la noche, así que teníamos suficiente tiempo.

Mi madre estaba sentada en la sala de estar bebiendo un té, que supuse que sería de canela. Tenía el ceño fruncido mientras ojeaba una revista de moda, cuando notó mi presencia levantó la mirada y me sonrió dulcemente.

-Buenos días cariño -Dejó la revista a un lado y me hizo señas para que me sentara junto a ella -Hoy has dormido bastante -Me senté a su lado y ahí mismo me sentí reconfortada.

-Estaba algo cansada -Admití, cuando había empezado la semana de los exámenes apenas había pegado el ojo.

-Lo sé... -Murmuró mi madre, mientras besaba mi pelo, siempre había sido muy cariñosa -¿Y cómo va todo? -Preguntó enérgicamente, sus claros ojos grises brillaron con diversión.

-¿A qué te refieres? -Me acomodé más cerca para apoyar mi cabeza en su hombro, mi madre y yo siempre nos llevábamos como si fuéramos amigas.

-Con Iker -Dijo como si fuera lo más obvio, mientras tiraba su largo cabello rubio hacia atrás.

-Hmm... bien -Dije cohibida. En realidad me daba pena hablar de mis sentimientos con otra persona que no fuera Iker, pero era mi madre, así que debía dejar a un lado la pena -Creo que estoy enamorada de él -Dije mirando al frente, porque sabía que la palabra "Creo" sobraba ahí.

Se escuchó la risita de mi madre, mientras me miraba y después negaba con la cabeza como si hubiera dicho algo realmente gracioso.

-¿Qué es tan gracioso? -Pregunté frunciendo el ceño.

-Te conozco cariño, eres mi hija, y porque te conozco sé que no "Crees" estar enamora de él -Sus delicadas manos trazaron camino por mi cabello, desenredándolo con sus dedos, como cuando estaba pequeña -Sólo hace falta mirarte para saber que estás enamorada de él.

-Mamá...- Iba a hablar pero ella se me adelantó.

-No tienes por qué tratar de ocultar lo que sientes por Iker -Me dijo tiernamente -Nadie te va a juzgar por ello, Kay, cada quien se enamora del que quiera, con sus condiciones y reglas.

Me le quedé mirando, mi madre realmente era una mujer muy sabia, y lo mejor de todo era que siempre estaba ahí para mí.

-Gracias mamá -Suspiré feliz, a veces me preguntaba cómo era que había conseguido la mejor madre del mundo.

-¿Ustedes ya...? -Mi cara se calentó porque sabía lo que iba a preguntar.

-¡¡Claro que no mamá!! -Ella sonrió con suficiencia, mientras elevaba una ceja.

-Confió en que te sepas cuidar, Kay - Ohh, esa charla no Dios... -Sabes que no quiero ser abuela tan joven y guapa -Me atraganté con mi propia saliva.

-Tengo hambre -Me quejé - ¿Puedes hacerme algo de comer? - Me regaló una mirada que decía «yo sé que estás tratando de distraerme».

Se puso de pie y caminó felizmente a la cocina mientras decía que haría algo con salchicha y queso parmesano. La seguí sonriendo y me senté en los taburetes, mientras ella comenzaba a sacar cosas de la nevera.

-¿Cómo está Gaia? -Preguntó, mientras cortaba rápidamente raciones de zanahoria - No la he visto últimamente por aquí.

Suspiré. Eso era cierto, desde lo de Glenn, Gaia se había reservado mucho y aunque a veces había salido, ya no era como antes.

-Ha estado muy estresada por lo de los exámenes -Me encogí de hombros cuando ella me miró.

-¿Y Glenn...? -Sus ojos volvieron al sartén donde freía la salchicha.

- Igual... Ya sabes mamá, Glenn quiere otra oportunidad con Gaia pero sabes que en éste  momento ella lo detesta -Mi mamá hizo una mueca, ella le tenía mucho cariño a ambos y siempre había pensado que cuando fueran grandes se casarían y todas esas cosas...



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Editado: 10.06.2018

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