Siempre Contigo

Capítulo VIII Hola, extraño

CAPITULO VIII

Hola, extraño

 

 

 

Dejar a Lucas fue la decisión más difícil que tuve que tomar en toda mi vida; había logrado calmarme lo suficiente esa noche como para aceptar que pagase una habitación de hotel para mí, no podía volver a casa en ese estado, ni siquiera estaba segura de poder manejar, así que lo dejé llevarme hasta un hotel cercano. El viaje en auto había transcurrido en el silencio más ensordecedor de todos, ninguno de los dos dijo una sola palabra, no había nada que decir, habíamos escuchado todo lo que necesitábamos.

No había sido fácil convencerlo de dejarme en la habitación, Lucas me pidió perdón por horas hasta que no pude soportarlo más y le prometí que hablaríamos después de que todo se calmara. Al día siguiente, ignoré los cincuenta mensajes de texto que me había enviado, tomé mis cosas y volví a casa.

Lucas intentó llamar un par de veces, pero desvié la llamada cada vez que la pantalla mostraba su foto; aún no estaba lista para decirle la decisión que había tomado, sabía que esto nos alejaría, nos estaba separando, y temía con todas mis fuerzas terminar de perder lo único que quedaba entre nosotros. Así que finalmente, hablamos.

-Ángel… - Fue la primera palabra que dijo cuando contesté, su voz había sido un suspiro de alivio – Te extraño…

Tomé aire profundamente, no podía hacer otra cosa más que decirle la verdad.

-También te extraño, Lucas…

-Ángel, por favor, no puedo estar sin ti…

Me encogí en la cama y me abracé a la almohada que sostenía; decirlo era peor que pensarlo, no sólo estaba rompiendo su corazón si no también el mío.

-No puedo… - Apenas susurré – No podemos…

-Por supuesto que podemos, ángel, te amo, y tú me amas…

No respondí y ninguno dijo nada por lo que pareció el minuto más largo de la historia.

-¿Me amas ángel? – Aquella no era sólo una pregunta, en ella estaba implícita todas las cosas que aún no se habían dicho, las millones de palabras colgadas en el aire, la duda que comenzaba a crecer dentro de Lucas.

-Te amo – Murmuré -  Pero no de la manera que quieres, ya no…

¡A la mierda la honestidad! Lo amaba, más de lo que jamás podría explicarle, pero era lo único que podía decir para hacer que se alejase, no podía tomar el riesgo de permitirnos volver para hacernos más daño, lo conocía mejor que nadie, y era exactamente eso lo que no me dejaría confiar en él otra  vez.

-Ángel…

-Necesitamos un tiempo alejados, Lucas – Dije finalmente – Eres mi mejor amigo y no te quiero perder, pero no servimos para estar juntos, vamos a terminar haciéndonos más daño hasta terminar odiándonos, y no estoy dispuesta a perderte así…

-No tiene por qué ser así, podemos hacer que funciones…

-Rompiste mi corazón, Lucas – Repliqué sorbiendo la nariz – Pensé que era anatómicamente imposible, pero lo hiciste…ya nos estamos haciendo daño. Eres mi mejor amigo en el mundo, y ahora que necesito a alguien para hablar, en la única persona en la que pienso para hacerlo es en ti, y eres el único con el que no puedo hablarlo porque fuiste tú quien me lastimó. No puedo volver contigo porque al final, no sólo estaría perdiendo a mi novio sino también a mi mejor amigo.

Lucas suspiró en el otro extremo de la línea y quedó en silencio nuevamente. Ya estaba dicho, no había vuelta atrás, no podía arriesgarme cuando el precio era tan alto. ¡Lo sé! Soy una cobarde, prefiero jugar a lo seguro que tomar un riesgo que podría ser o lo mejor o lo peor de mi vida, pero en esta situación no podía elegir, tienen que entenderme.

-Te amo, ángel – Dijo finalmente rompiendo el silencio – Y siempre lo voy a hacer… pero tampoco quiero perderte, si ésta es la única forma en la que puedo tenerte, lo aceptaré, y te juro que pasaré el resto de mi vida tratando de enmendar lo que hice…

-No tienes que hacer eso.

-Sí, tengo que hacerlo; te mereces más, alguien mejor que yo… pensé que finalmente cuando me notaste, cuando me besaste… pensé que alguien o algo me había dado una oportunidad, e intenté hacerte feliz, lo juro ángel, lo intenté con todas mis fuerzas, pero quizás nunca fuiste para mí… solo quiero que seas feliz…

Una lágrima se escapó de mis ojos mientras ahogaba un lamento. Mordí mi labio y me sequé el rostro.

-Yo también quiero que seas feliz. Lograremos ser felices, Lucas, así no sea el uno con el otro…

Me despedí y tranqué la llamada mientras el “Te amo” nos quedaba colgado de los labios.

Han pasado cinco meses desde la última vez que lo vi.

Acostumbrarme a una universidad en una ciudad nueva, una casa nueva, con amistades nuevas, me costó un poco más de tiempo del que pensaba; aún me encontraba a mí misma con el teléfono en las manos marcando el número de Lucas cada vez que algo ocurría, sólo para recordar que ya no podía llamarlo; le había pedido tiempo y espacio para arreglar todo lo que sentía, y él me lo había dado, no era justo que yo apareciera y desapareciera de su vida a mi antojo, tenía que respetar lo que yo misma había exigido. ¡Pero me estaba costando tanto!




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.