Siempre Contigo

Capítulo XXVI Partida

CAPITULO XXVI

Partida

Apoyé mi equipaje contra la pared de la habitación. Faltaban tres días para nuestra partida, pero no podía permanecer un solo segundo más ahí, había muchas cosas que tenía que hacer en casa, pero aún me faltaba una por hacer aquí.

Salí del departamento, aún tenía tiempo de llegar al parque, a ese al que había ido con Matías una vez; al árbol bajo el cual nos habíamos sentado esa tarde a hablar.

La paz y la calma habían llegado de manera inesperada a mi vida, como una suave briza que lo limpia todo, un beso invisible de adiós en mis mejillas. Había aceptado que Lucas no volvería a mi lado, sabía que había llegado el momento de dejarlo ir, de dejar ir el pasado como tantas veces me había recordado.

Me detuve frente al amplio lago y respiré el fresco aroma de la naturaleza; lo dulce del agua con lo rustico de la madera. Era la primera vez en días que finalmente me sentía viva, como si un peso invisible hubiese abandonado mis hombros por fin. Nunca lo olvidaría, siempre estaría conmigo a cada paso que diera, así no pudiese verlo; sabía que dejaría pequeñas señales para mí en el camino, para recordarme por qué debo seguir, por qué no puedo detenerme y darme por vencida... pero era hora, era el momento de enmendar todos mis errores, de aceptar finalmente que la vida no era siempre como queríamos.

Giré el anillo de diamantes en mi dedo una última vez. El peso que sentía cada vez que lo veía había desaparecido también, porque ahora lo comprendía, ahora veía claramente.

—Isa...

Volteé y me encontré con el dulce rostro de Matías. Sonreí. No lo había visto desde aquel día en el hospital; había estado tan absorta en mis propios problemas, tan confundida por tan confundida por todo, que no le había dado la respuesta que se merecía.

—Hola... — Saludé dando un paso hacia él.

—Siento mucho lo que sucedió — Dijo acortando la distancia que nos separaba — Dani me contó.

Asentí y sonreí, aún me costaba un poco hablar sobre ese tema con los demás, pero lo estaba intentando, sabía que era necesario para superarlo.

—Pero eso no es por lo que me has pedido que venga ¿Cierto?

—Matías — Había pensado en qué decir durante todo el camino, pero ahora que lo tenía frente a mí las palabras me fallaban — Eres un gran chico...

—Nada bueno comienza con esa frase — Interrumpió recostándose junto al árbol frente a nosotros — Pero supongo que debía esperarlo... siempre lo supe, siempre supe la respuesta, pero no quería admitirlo. Pensé que si no hablábamos sobre eso no existiría, desaparecería.

—Ojalá las cosas fuesen tan fáciles...

—¿Recuerdas la primera vez que vinimos aquí?

Asentí, lo recordaba, por ese motivo lo había citado aquí, porque era el mismo lugar donde habíamos hablado sobre nosotros por primera vez; un lugar tranquilo y hermoso, al igual que él.

—Me preguntaste si alguna vez me habían lastimado — Dijo bajando el rostro. Lo recordaba, habíamos hablado sobre el amor y las heridas en aquel momento — Te dije que nunca lo habían hecho y que eso me aterraba...

Cerré los ojos por un segundo porque sabía lo que diría, y me lo merecía; no había nada que pudiese hacer para cambiar el pasado, para borrar aquel recuerdo de su mente, ahora comenzaba a aceptarlo.

—Supongo que lo sabía en aquel momento — Replicó alzando la mirada para encontrarse con mis ojos — Sabía que una vez que me enamorara de ti romperías mi corazón...

—Lo siento tanto — Susurré.

—Es ley de vida ¿No?

Contemplé sus brillantes y tristes ojos azules. Pude haberlo amado, si tan sólo me hubiese dado a mí misma la oportunidad de conocerlo, de abrirle mi corazón... tal vez las cosas habrían sido diferentes para nosotros; pero me había cerrado tanto a la posibilidad que había terminado convenciéndome de que amar a alguien era igual a perderlo. Ian había dicho que él era el egoísta, pero se había equivocado, la egoísta era yo... en mi afán de no querer escuchar a mi corazón me concentré en obligarme a querer a alguien más y terminé lastimándolos a ambos. No merecía a ninguno de los dos en mi vida y ahora lo entendía.

—No fue mi intención lastimarte... — Murmuré acercándome a él y sacando el anillo de mi dedo — Espero que algún día encuentres una forma de perdonarme.

Matías asintió una sola vez, su rostro fruncido conteniendo el dolor que yo le estaba infligiendo. Se acercó a mí rápidamente y me atrapó en un abrazo inesperado. Lo rodeé con mis brazos en respuesta mientras una fina lágrima resbalaba por mi mejilla; esta era una de las despedidas más difíciles.
Se separó de mí luego de unos segundos y tomé su mano, deposité lentamente el anillo en su palma y la cerró en  un fuerte puño.

—Adiós...

—Adiós... — Murmuró sin apartar los ojos de mí.

Di media vuelta y caminé sin voltear una sola vez para verlo; los finales eran así, definitivos, una vez que te marchabas no podías dar vuelta atrás por mucho que lo quisieras.

◞┈┈┈⋆┈┈⊰✩⊱┈┈⋆┈┈┈◟ 

—No puedo creer que nos estemos yendo — Replicó Ana con su equipaje en la mano mientras contemplábamos por última vez el departamento — Parece como si hubiésemos llegado hace años.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.