Siempre el mismo sueño

Bad Reputation

Estaba completamente oscuro. No venían ruidos de afuera. Lo único que escuchaba Melody eran los pasos y los murmullos de los guardias. La boca estaba tapada muy firme por una cinta adhesiva y sentía como una soga la raspaba y le quemaba tanto las manos como los pies. ¿Quién diría que terminaría secuestrada por un grupo de magos? “No pego una” pensó ella y ya estaba imaginando formas de alejar la mala suerte que estaba teniendo. Primero los sueños, o los recuerdos de otra vida según Ventis (algo que se negaba a creer) y ahora la tenían secuestrada en un galpón o fábrica abandonada.

Dado que no podía hacer otra cosa que pensar o hablar para dentro, la cabeza se le inundaba de preguntas ¿Dónde la tenían secuestrada? ¿Cuánto tiempo la tendrán así? ¿Qué les había hecho a estos tipos para que le tengan tanto bronca?

Lo único que podía esperar es que Ventis se comunique con la Hechicera o con gente de su comunidad para que la rescaten. Salir de ahí por mi cuenta o que la liberen resultaba imposible, pero que vengan a rescatarla pondría en riesgo a varias personas.

Mientras pensaba cómo podía terminar con todo eso, escuchó como alguien se acercaba a ella por el ruido de sus botas y por la esencia de manzana que usaba, la cual se olía cada vez más fuerte a medida que se le acercaba.

Una mano le arrancó la cinta adhesiva, lo cual casi borra su boca. Con mayor delicadeza, le desataron el nudo que le tapaba los ojos: tenía parada en frente a una mujer que vestía una túnica de color verde musgo.

- Bien, vamos a empezar – dijo la mujer y Melody levantó las cejas sin entender lo que pretendía.

- No me hagas difícil esto y todos estaremos felices – no le había pedido nada y ya la estaba amenazando pensó la joven. Genial.

- ¿Qué quieren de mí? Yo no les hice nada – admitió Melody, pero la maga ni se inmutó.

- ´Pobre chiquita… se hace la víctima cuando, en realidad, es una amenaza para este mundo – dijo la maga poniendo tono de burla. Melody la habría insultado de los pies a la cabeza si no estuviera atada.

- ¿Una amenaza? Lo peor que hice fue no decirle a mi vieja que iba a salir cuando tenía que estar estudiando. Me habré mandado alguna cagada más, pero ninguna para considerarme una amenaza – le contó a la maga tratando de convencerla, pero su rostro permanecía duro. ¿Aquella mujer tenía sentimientos?

- No me voy a creer lo de tu papel de chica inocente y no me gusta dar vuelta. Así que vayamos al grano: vos sos una amenaza para este mundo y tenes que ser eliminada – afirmó la maga. Melody sentía como le bajaba la presión y como se le tensaba todo el cuerpo.

- ¿Por qué? Estoy diciendo la verdad. ¿Por qué les mentiría? – sentía como un par de lágrimas le empezaban a brotar de los ojos. Solo pedía que alguien viniera a ayudarla antes de no poder contarla.

- Casi destruís al mundo una vez. ¿Qué garantía me das de que no lo vas a volver a hacer? – le pregunto la secuestradora, pero no podía contestarle. La joven no podía detener su llanto e imploraba a cualquier dios que detenga ese martirio.

- AYYYYY… la niñita está llorando. Dale, no voy a caer en tus actings – los otros guardias se reían con las burlas que hacía de Melody la maga. “Con poderes mágicos y los pies y las manos libres cualquiera puede cancherear” farfulló Melody para sí. Después de una catarata de llanto, respiró hondo y pudo hablar.

- No sé de qué hablas. En serio. Te lo juro por lo que más amo en el mundo – la maga seguía mirándola con la misma expresión de rabia e insensibilidad de siempre. ¿Había tenido infancia aquella mujer?

- Míralo por ti misma – dos guardias se acercaron con un hombre mayor que a Melody le resultaba conocido: era el oshan.

- Vamos viejo no me hagas perder el tiempo y hace lo tuyo – le ordenó la bruja al oshan empujándolo hacia la joven captiva.

Melody prefirió quedarse en silencio para no empeorar la situación. El viejo, sin chistar ni protestar, comenzó a esparcir el mismo polvo naranja que estaba en el estante de su casa. Los guardias lo apuraban a golpes y gritos, pero el viejo ni se calentaba.

Después de formar el mismo símbolo, que había realizado en su momento en su casa, el oshan se acercó a Melody y le hizo un tajo en la palma de la mano derecha, de la cual empezó a brotar un hilo rojo que caía dentro del círculo.

- Se tiene que sentar al lado mío. Usted también – le dice el viejo a la maga señalándola.

- Muy bien – la maga la agarró con el brazo y empujó a su cautiva junto al mago. “Si no estuviera así, la putearía de arriba abajo ¿Quién se cree qué es?” pensó Melody que nunca pensó que iba a odiar tanto a una persona. Seguidamente, la maga se sentó a la izquierda del viejo.

- Ambas cierren los ojos – ordenó el viejo y ambas obedecieron. Era increíble que haya logrado darle una orden a esa maga mandona.

- bria ut etnem, bria ut etnem, emajed rev sut sodreucre y emavell la neigro ed sochid sodreucre – pronunció el viejo y se repitió la secuencia de la ráfaga de viento que duró unos segundos más que la primera vez.

- Ya pueden abrir los ojos – dijo el viejo, haciéndole caso.

Aparecieron en un castillo, que por el aspecto que tenía, parecía que hubo un enfrentamiento. Había charcos de sangre y soldados en el piso sin vida. Pedazos de vidrios y piedras que conformaban las paredes estaban dispersos por todo el salón. Las cortinas estaban en parte destrozadas y algunas arañas se rompieron en mil pedazos al caer al suelo.

Había dos sillas en el fondo del salón, debajo del cuadro de una familia que se veía muy feliz, lo cual no se correspondía con lo que estaba ocurriendo: el rey, cuya corona estaba a su derecha, estaba tirado sin dar signos de estar vivo. A su izquierda estaba la reina, la cual estaba llorando a borbotones y pidiendo clemencia a una persona que estaba vestida con una túnica oscura. “Tranquila, querida. Ya podes dejar de sufrir”, le dijo el encapuchado clavándole una vara larga de madera. Al cabo de esto, agarró la corona, se sacó la capucha, se la colocó en la cabeza y se dio vuelta: era la misma mujer que había visto Melody en sus sueños y en las visiones del oshan.




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