Caminábamos por una cafetería cuando note que Alejandra tenía la vista perdida en alguien, me voltee a ver lo que había llamado su atención y era Sebastián con Laura besándose
No lo pensé ni un segundo agarre a Alejandra por la mano para llevármela de ese lugar, cuando Sebastián se dio cuenta de que Alejandra lo estaba viendo y agrando sus ojos quedando inmóvil
Sebastián salió de la cafetería con la intensión de ir tras Alejandra, Franco se percató que nos seguía y lo detuvo pero lo ignoro trato de agarrarla del brazo pero no lo permití
-Princesa- trato de acercársele pero me interpuse
-Déjala- me acerque a él peligrosamente
-¿O qué?- me desafío, este chico como que no quiere quedar vivo
-No me provoques- dije
Ya había rebasado todos mis limites estaba a punto de… cuando sentí una mano tocando mi brazo, gire mi cabeza y era mi pequeña. Ella me miro con una media sonrisa
-Yo manejo esto- di un paso atrás si perderle la mirada a Sebastián
-Ale…- dijo el muy sínico tratando de acercarse a ella di un paso hacia adelante pero fue más rápido y lo esquivo
-¿Ale que?- pregunto con rabia- ¿Sabes qué? Olvídate de mí y yo haré lo mismo contigo- le dio la espalda para seguir con el camino pero se detuvo al sentir que Sebastián la seguía
-Y ni se te ocurra en seguirme- lo miro con enojo- Mejor ve con tu novia, te debe estar esperando, no la hagas esperar- siguió con el camino dejándolo con la palabra en la boca
¡Así es mi pequeña!
Íbamos caminando hacia las afueras del centro comercial, y podía ver que en los ojos de Alejandra había lágrimas que amenazaban en salir, siempre trato de contenerlas
Ya en el auto todos estábamos en un silencio incomodo, miraba por el retrovisor y Alejandra tenía la vista perdida en el camino, me dolió verla en ese estado. Así que pare el auto en frente de una heladería. Franco y Débora entendieron mi intención, solo sonrieron
-¿Qué hacemos aquí?- pregunto mirándome por el retrovisor, le dedique una sonrisa y baje
Abrí la puerta para que bajara y me miraba con las cejas arqueadas
-¿Qué haces?- volvió a preguntar con media sonrisa
-Bajete y veras- le extendí mi mano, la miro con duda pero la acepto
-No estoy de humor Esteban- dijo cabizbaja- Les agradezco lo que hacen por mi…- la interrumpí
-Vamos pequeña- sonreí y la mire
-Sí, vamos Ale, ese imbécil de Sebastián no merece tu tristeza- me apoyo Débora abrazándola
-Ale, si no entras te juro que te cargo o te arrastro – amenazo Franco- No voy a perder la oportunidad de que mi querido amigo Esteban- dijo poniendo su mano en mi brazo- Me compre un helado
Alejandra rio, con solo escucharla reír en mi corazón recorrió una gran alegría de verla de esa manera, pero sabía que en sus ojos no había espacio para la alegría en ese momento
-Ok- levanto sus manos en forma de rendición- Lo hare por ustedes
-¡Ese es el ánimo pequeña!- dije
Entramos a la heladería y tomamos haciendo en una de las mesas, antes de pedir nuestros helados Franco hablo;
-Entonces querido amigos- levanto ambas cejas- ¿Qué le vas a comprar a tu amada?- mire a Alejandra
-Lo que decida- bajo la mirada a sus dedos que estaban jugando entre ellas
Franco me tomo de la barbilla para dejar la mirada en él
-¡A ella no bruto!- reclamo- Sin ofender Ale- Alejandra lo miro con una sonrisa- Yo soy tu amada- sonrió pestañando varias veces
-¡Uy! ¡Qué asco!- me tape los ojos con mis manos- Por favor no te me presentes en las noches
Franco estampo un golpe en mi cabeza que hizo que Alejandra y Débora rieran como unas locas desenfrenadas. Ambas reían dándoles golpes a la mesa, amaba verla reír de esa forma, y haría todo lo que estuviera en mis manos para que siguiera riendo
Rato después ya teníamos nuestras orden en la mesa
-Sebastián se perdió de mis pasos de karate- dijo Franco tratando de imitar algunos pasos de karate con las manos
-Te das cuenta de que no eres Jackie Chan ¿Cierto?- Débora lo devolvió a la realidad
-No en la vida real, pero si en tus sueños preciosa- Franco sonrió pícaramente
-¡Asco¡- aparto su helado- Hasta se me quitaron las ganas de seguir comiendo
-Bueno más para mí- acerco el helado para terminárselo
Débora rodo los ojos. Esos dos algún día van a terminar juntos
Estábamos esperando la cuenta mientras reíamos de las locuras de Franco, cuando hubo un momento en que mis ojos quedaron fijamente en Alejandra, menos mal ella no se percató de mi mirada sino la hubiera incomodado. En estos momentos quiero expresarle mis sentimientos por ella, pero no quiero que piense que me estoy aprovechando de la situación
La voy a esperar el tiempo que sea necesario
-Chicos, gracias de verdad gracias, por hacerme reír en este momento- nos miró a todos- Son los mejores, los amo un mundo- reímos