Alejandra
Esteban me dejo en mi casa, subí a mi habitación y me encerré en ella, no quería saber de nada ni de nadie, me quería perder un largo rato en mi soledad. Mi corazón en ese momento no entendía como una persona te hacía sentir por un momento feliz y al otro miserable
Me tumbe en mi cama con la intención de llorar, de mis ojos escaparon algunas lágrimas, miraba el techo y llegaban a mi recuerdos con él feliz, diciéndome cosas lindas, pero después recordaba que todo esas palabras eran mentiras
Me dije a mi misma; “No tengo que estar derramando lagrimas por un imbécil que nunca que me quiso y lo peor me dijo palabras que nunca llego a sentir de verdad”. Pero decirlo es fácil, cumplirlo es la parte difícil
Me levante de mi cama y fui directo al baño para lavarme la cara, me mire en el espejo y tenía los ojos hinchados por producto de las lágrimas, me eche agua, me seque con la toalla y me fui de nuevo a mi cama, pero esta vez con los audífonos en mis oídos, subí todo el volumen del MP3 para perderme un largo rato en lo único que me consolaba en ese momento “mi música”
¿Nunca han sentido que lo único que los puede ayudar en los momentos que quieres olvidar todo, es la música? Pues a mí me pasa, la música es la que me ayuda en esos momentos tristes, agobiantes, desesperantes, felices, divertidos y alegres, todos, simplemente la música me identifica mucho. Las canciones muchas veces dicen los sentimientos que nos identifican a la perfección o tienen las palabras que no podemos llegar a decir o explicar. Todo se refleja a través de las letras y melodías
En ese momento quería solamente escuchar música electrónica, pero a mi maravillo MP3 se le ocurrió la excelente idea de introducir una canción deprimente a mi carpeta de electrónica.
Gracias MP3 eres único para los momentos tristes
Una de las partes de la canción puse atención a una frase “Confundí por ti mi corazón, lo llenaste de mentiras, lo llenaste de dolor”. Me duele mucho qué la persona que yo quería me dañara de esa manera tan cobarde
Ya entiendo cuando Esteban me decía “A veces las personas que creemos menos capaz, nos termina dañando”. Y pues eso fue lo que me sucedió, creí que era incapaz, pero solo creí y me deje llevar, tenía una venda en mis ojos, venda que no me dejaba ver lo que otras personas veían
Ahora esa venda me la han quitado de la peor manera, pero no me importa, doy gracias de que haya sido de esa manera, porque si no en este momento estuviera todavía creyéndome las palabras falsas de una persona que solo le gusta jugar con los sentimientos de otras
Ahora solo hay tiempo para mí, para mí y para mis estudios y ya, ya vendrá momento para el amor
Al día siguiente me desperté y todavía tenía los audífonos puestos, me dolían las orejas
Me levante de la cama con mucha dificultad, sinceramente me quería quedar allí tirada durmiendo, en mi mundo, pero tenía un examen de cálculo y no me podía dar el lujo de faltar
Me bañe, me puse una camisa de tirantes color blanca con un pantalón, mi sobretodo gris y por ultimo mis converse negras. Desayune con mi mamá y hermana, ellas notaron mi estado pero les dije que no se preocuparán que estaba bien cuando no era cierto. Tome el autobús hasta la universidad y allí estaban mis locos amigos esperándome con un gran abrazo que lo correspondí a la perfección, hablamos un rato y después fui directo a mi salón
Salimos de la clase, pero el profesor de cálculo me había llamado. Espero a que todos salieran para hablar conmigo, eso me preocupo un poco pero no le di mucha importancia, cuando ya todos habían salido el profesor me indico que tomara asiento en la primera mesa que estaba al frente de su escritorio, lo obedecí y tome asiento pero con nervios
-Alejandra quiero felicitarte por tu gran desempeño en mi clase, has sido una de las mejores alumnas que me ha tocado en dos años- ok, confieso que eso me halago mucho y me sorprendí también- Así que todas mis felicitaciones y sigue así- me extendió un papel lo agarre con duda, pero cuando lo vi era mi examen de cálculo ya revisado, tenía un gran cien escrito con marcador rojo
-¡Wow!- dije en susurro- Muchas gracias profesor- estreche mi mano con la de él
-Sigue así- recalcó y asentí con una sonrisa
Salí del salón con una gran sonrisa y emocionada, en mí pecho no cabía tanta alegría. Esas felicitaciones me hicieron ver que no me podía derrumbar que tenía que seguir, eso no lo entendía en ese momento, pero después me di cuenta…
Llegue al campus donde estaba mis amigos y me miraban como si fuera un exorcista, y no era para poco si estaba bailando como una loca de carretera
-¿Qué pasa Ale?- preguntó Débora con una sonrisa
Me senté en la grama junto con ellos y les mostré el examen
-¡Guao! Ale estoy orgullosa de ti mi niña- me abrazo Débora
-Gracias- respondí
-¿Para qué te estaba llamando el profesor?- pregunto Franco