Iba caminando por el pasillo de la Universidad dirigiéndome a mi salón, cuando vi a lo lejos a Alejandra con Sebastián, él casi le rogaba pero ella lo rechazo dejándolo allí parado
¡Así es pequeña!
Camine a paso apresurado para alcanzarla, la toque por el hombro
-¡Te dije que me dejaras en paz o te haces él...!- volteo a verme y se le salió una sonrisita de vergüenza
-Perdón, pensé que eras el…- la interrumpí
-El imbécil- añadí riendo
-Sí, exacto- reímos
-¿Llorabas?- pregunté de repente, vi que sus ojos estaban aguados por las lágrimas
-No, bueno…- la mire desafiante, ella sabe que no me puede mentir, la conozco muy bien y cuando dice una mentira se las descubro muy fácil- Bueno- suspiro- Quería llorar pero me estoy conteniendo- rio cabizbaja
-¿Sabías que llorar y gritar te desahoga?- asintió
-Gracias Saltamontes- ese apodo no lo escuchaba desde que estábamos pequeños
-¿Saltamontes?- inquirí- No me llamabas así desde que estábamos en la preparatoria
-Sí, Saltamontes- rio- Bueno recuerda que perdimos contactos y no te pude fastidiar la vida llamándote de esa manera- reí
-Cierto- dije
-Me tengo que ir saltamontes, nos vemos después ¿sí?- asentí con una sonrisa para abrazarla
-Siempre voy a estar para ti- dije susurrándole al oído, se separó de mi para mírame con esa hermosa sonrisa que m vuelve loco
Se fue haciendo la hora de que terminara la última clase, ya quería salir corriendo de ese salón
Sonó el timbre y salí como alma que lleva el viento, fui directo al estacionamiento para tomar camino a mi casa. Salí de la universidad y vi a mi pequeña en la parada del bus sola, no lo pensé n un segundo para acercarme a ella, baje la ventanilla del lado del copiloto
-¡Ale!- grite desde mi auto, volteo a todas partes hasta que esos ojos cafés se fijaron en mí
-¡Ven sube!- grite
Se acercó a la ventanilla del auto y dijo
-Hola- sonrió- Tranquilo yo me voy en bus
-No, te voy a llevar a un lugar- me miro no muy convencida
-Ok- abrió la puerta para adentrarse al auto
-Vamos- arranque el auto
-¿Adónde me vas a llevar?- preguntó mirándome, aparte la mirada del camino para verla
-Ya verás- le sonreí y me miro con los ojos entrecerrados
Íbamos en la carretera hasta llegar a un mirador que dejaba ver toda la ciudad con un hermoso atardecer
Es un buen sitio para desahogarse y liberarse, y eso era lo que necesitaba mi pequeña, liberarse
-¿Qué hacemos aquí?-dijo viendo por la ventana
-Tranquila, espera- sonreí, estacione el auto y baje
Apenas Alejandra bajo del auto quedo impactada con el hermoso atardecer, me gusto verla de esa manera
-Esto es hermoso- dijo girando en sus talones viendo todo el lugar
-Sí, es verdad- respondí viendo el lugar de igual manera, me acerque con ella a la horilla del mirador- ¡Ahhhhhhhhhhhh!- cerré los y alce mis manos a l aire para gritar a todo pulmón
-¿Estás loco?-
¡Si, por ti!- era lo que quería decir pero en vez de eso salió
-Puede ser- reí a carcajadas- Vamos desahógate, grita, llora, patalea, pero solo desahógate y libérate- me miro con dolor en sus ojos
Miro hacia la ciudad
-¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh!- grito y me uní a ella- ¡Ahhhhhhhhhhhhhhh!- gritamos los dos
Terminamos de grita cuando a ella se le salieron algunas lágrimas
-¿Estas bien?- pregunte preocupado
Alejandra
-¿Estas bien?- pregunto Esteban, vi que estaba preocupado
-Sí, si estoy bien- me miro y supo que no era cierto, se acercó a mí para abrazarme, correspondí a su abrazo. Me permití llorar en su pecho, estando abrazada a él sentía la libertad de llorar. Él tiene algo que hace que todos mis sentimientos salgan por si solos. Acariciaba mi cabello hasta que sentí como beso mi frente cerré los ojos al sentir su cálido beso
-¿Es por él verdad?- asentí aun abrazada a su pecho
-Pequeña mírame- levanto mi mentón para mirarlo, estaba muy cerca de él- No te voy a pedir que no llores o ya no te sientas mal, pero lo único que te voy a pedir es que nunca le cierres las puertas al amor- sonreí un poco incomoda, mire su camisa y la tenía manchada por mis lágrimas
-Lo siento, manche tu camisa- dije
-No pasa nada mi pequeña- me sonrió
-Te llene la camisa de lágrimas mira- bajo la vista hacia la camisa pero no le dio importancia
-No me importa de verdad- rio- Esto- agarro la camisa entre sus dedos- Se puede reemplazar, pero tú- me señalo- Tú no eres reemplazable, prefiero quemar mi closet entero a verte con lágrimas en tus hermosos ojos. Yo siempre voy a estar para ti en las buenas y en las malas, nunca lo olvides mi pequeña
-Gracias- lo volví a abrazar - Últimamente estas muy sabio- me burle
-Vale la pena por ciertas personas- nuestras miradas chocaron entre sí, me quede un largo rato viéndolo, viendo esos ojos azules, baje la mirada al suelo. Pero aun sentía que todavía tenía su mirada en mí