Siempre estuviste allí
Esa mañana me desperté, me di un baño y me coloqué una camisa blanca con unos jeans negros con unos tenis del mismo color, me solté mi cabello y me maquillé un poco (base, polvo y pintura en los labios color rosa claro) me puse mis lentes de corrección. Que hacen ver mis ojos marrones.
Salí de mi casa a la parada del bus para poder ir a la universidad. Llegó el bus y me subí, me senté y me dedique a escuchar música con mis audífonos. Me bajé en una parada cerca de la universidad para poder comprarme un café, no soy muy amante del café pero ese día me provocó.
Salí de la cafetería con mi café en mano y camine hasta la universidad que quedaba cerca de allí. Cuando llegué, vi a mi amiga Débora y unos amigos de nosotras, me acerque a ellos y los saludé. Estaba un chico que nunca había visto, mi amiga me lo presentó.
-Alejandra, te presentó a un amigo es nuevo en la uni… lo miré a los ojos y lo saludé.
-Hola, soy Alejandra -extendí mi mano y él la estrechó diciendo:
-Hola, soy Sebastián -me miró y me sonrió. Yo le devolví la sonrisa.
El chico era muy lindo, cabello negro y ojos negros, de piel blanca, y alto. Me quedé con mis amigos conversando hasta que se hiciera la hora de ir a clases, él me miraba y no dejaba de sonreírme, yo le devolvía la sonrisa pero con un poco de incomodidad.
Se hizo la hora de que me fuera a clases, me despedí de mis amigos con un abrazo y de Sebastián pero a distancia.