Al día siguiente me levanté a la misma hora a las 6:00 am y me di una ducha me puse un pantalón blanco y una camisa rosa que dejaba ver mis brazos y hombros con unos tenis rosados.
Llegué a la parada del bus, de igual manera me puse mis audífonos y empecé a tararear las canciones (escuchar música en el bus ya se había vuelto una costumbre) me baje en la parada de la uní y vi a Débora y a Franco hablando, me acerque a ellos, los saludé y noté que Sebastián no estaba no le di mucha importancia, me sentí bien que él no estuviera allí.
Estaba hablando con mis amigos cuando Sebastián me dio un susto, Débora, Franco y Sebastián se estaban muriendo de la risa de cómo reaccione al susto.
-Muy gracioso tú - le dije con el ceño un poco fruncido pero al poco rato deje ver una sonrisa en mi cara.
-No lo iba a hacer pero la tentación de asustarte me ganó - dijo Sebastián, con una sonrisa en su cara- Además a ti también te causo risa no lo niegues –dijo.
-Pues no voy a decir lo contrario; pero de verdad me asusté mucho-dije riéndome.
-Me gustó mucho ese susto -dijo Débora y chocando la mano con Sebastián.
-A mí también me gustó- dijo Franco aún con ataque de risa -Deberías de hacerlo más seguido- dijo Franco a Sebastián, que me estaba mirando con una sonrisa tierna.
-Ni se te ocurra volverlo a hacer, porque si no te las veras conmigo- dije con una sonrisa maléfica en mi cara, viendo a Sebastián.
-¿Es una amenaza? -dijo riendo.
-Digamos que sí.
-Afrontaré las consecuencias -dijo y me guiñó el ojo.