Entré a mi casa con mucho silencio para que mi mamá y hermana no se fueran a despertar, entre a mi cuarto para cambiarme de ropa y refrescarme la cara, me acosté en mi cama y me la pasé pensando unos minutos en todo lo que había pasado esa tarde, hasta que me quedé dormida. Sonó la alarma, al día siguiente me desperté, me duché y me puse un vestido con unas sandalias.
Llegué a la uni, saludé a mis amigos y a Sebastián, éste me miraba a cada instante y me sentía incómoda, llegué a mi primera clase y me dispuse a prestar atención, así hasta que salí de la última clase. Sebastián me estaba esperando afuera del salón porque me iba a dar una sorpresa, salimos y nos acercamos hasta su vehículo y como todo un caballero me abrió la puerta, puso el vehículo en marcha hasta que le pregunté.
-¿Adonde iremos?-le pregunté con curiosidad.
-Es una sorpresa-esas palabras me ponían mas nerviosa de lo que estaba.
Condujo unos minutos hasta llegar a un parque el paisaje era hermoso, Sebastián me abrió la puerta para salir y sacó de la parte trasera del auto una sabana y una cesta, posó la sabana contra el cespet nos sentamos sobre la sabana y empezamos a comer unos emparedados.
-Esto es muy hermoso-le dije.
-Tú eres hermosa-me ruboricé por completo-Te quería sorprender trayéndote aquí.
-Y lo lograste- le sonreí y nos quedamos mirándonos fijamente a los ojos hasta que baje la mirada
-Así que, cuéntame sobre ti -me dijo- ¿Dime que estudias y cuántos años tienes?
-Bueno, estoy estudiando Ingeniería en Sistema y tengo 19 años- me miró sorprendido al decirle aquello.
-No pareces de 19 años, más bien aparentes 17 años-dijo en un tono burlón.
-Si todo el mundo dice lo mismo –eché mi cabeza hacia atrás y sonreí- Ahora es tu turno de contarme sobre ti.
-Ok mi princesa- volteé los ojos cuando me dijo así- Yo estudio derecho y tengo 20 años y me gusta una chica que es muy bella- al decir eso mi corazón latió mucho más.
-En serio- dije con un poco de incomodidad.
-Sí, ella está sentada frente a mí y siento, que si la sigo viendo voy a explotar de amor- en ese instante me ruboricé demasiado y bajé la mirada al no saber que responderle, él, acerco sus manos a mi mentón y lo levantó, para así quedar viéndonos, me perdí en esos ojos negros que tanto me derretían, sentí una sensación de que quería besarlo pero no sabía si era lo correcto- Y por si no te has dado cuenta esa chica eres tú- dijo y sentí que me tomaba de la mano ,me ayudó a ponerme de pié y quedamos frente a frente.
-Muchas gracias por todo esto fue un gran detalle- le dije.
-Cómo te lo dije una vez, SIEMPRE LO HARÍA POR TI mi princesa- y me dio un beso en la mejilla y me dijo- ¿Quieres ir a caminar?- dejo ver una sonrisa tierna.
-Claro me encantaría- le dije y me dio otro beso en la mejilla -Y no me llames así- bufé.
Caminos por el parque tomados de la mano, cuando volvimos a su vehículo me abrió la puerta para que pudiera entrar, durante el camino siempre me tomó de la mano y nunca me soltó, y yo se la quería soltar hasta que llegamos a mi casa y no me quería soltar.
-Gracias por esta tarde tan hermosa- le Sonreí.
-Gracias a ti por aceptar salir conmigo- y poco a poco se fue acercado a mí para darme un beso muy lindo y tierno en la mejilla- Nos vemos mañana mi princesa- le Sonreí y me bajé.
No podía creer lo que había pasado me sentía sumamente feliz, no podía evitar mi felicidad me sentía en otro mundo, hasta que una llamada de Débora me llevara de nuevo a la tierra.
-¿Hola?
-Hola amiga, me dejaste sola hoy, ¿Para dónde fuiste?
-Perdón es que Sebastián me invito a salir- le dije con una sonrisa enorme en mi cara al recordar a Sebastián.
-¿Y cómo te fue?- me preguntó con entusiasmo.
-Me fue de maravilla, es todo un caballero.
-Te dije que él sentía algo por ti ;pero tú no quisiste escucharme, perdóname por lo que te voy a decir pero ¡TE –LO- DIJE!.
-Sí, si es verdad lo siento- hablamos hasta tarde sobre cómo me había ido con Sebastián.