-No, no estoy muy segura- dije confundida- No sé si eres esa persona que estoy pensando.
-Puede que si sea esa persona- dijo muy sonriente.
-Eres tú ¿Verdad?
-Si soy yo pequeña- cuando escuche ese “pequeña” mis ojos se tornaron borrosos y cristalinos, ese era el apodo que él me decía cuando niños ya que él era más alto que yo. Lo abrace como la última vez que lo hice como si no hubiera un mañana, mis lágrimas salían de mis ojos sin parar, se separó de mí y me seco las lagrimas con la yema de sus dedos.
-¡No puedo creer que seas tú¡- dije con un hilo de voz y lágrimas aun bajando por mis mejillas.
-¡Yo tampoco puedo creer que seas tú pequeña¡- me puso entre sus brazos de nuevo, extrañaba sus cálidos abrazos.
-Esto es tan confuso, pero una bonita confusión- dije con una sonrisa en mi cara.
-Es verdad pequeña, una bonita confusión, estás muy cambiada y muy hermosa de lo que yo recordaba.
-Jajaja sí, estoy igual, tú también estas muy cambiado- soltamos unas carcajadas los dos.
De verdad estaba muy cambiado estaba mucho más alto y guapo, al parecer su color de cabello le había cambiado ya que cuando estaba niño lo tenía castaño ahora lo tenía rubio. Después del encuentro con Esteban en la estación de buses nos dirigimos a una cafetería. Charlamos hasta tarde y después cada uno se dirigió a su casa. Estaba feliz de que hubiera regresado
…………
Esteban
No podía creer que era ella, estaba muy hermosa y más alta con su cabello rizado y rubio, y sus ojos cafés claros que me derretían cuando niño y aun seguían derritiéndome, cuando niños a veces el Sol le pegaba en los ojos y se les tornaban verdes y me encantaba eso.
Ese día después de haber estado con Alejandra había vuelto a mi casa feliz por haberme encontrado con ella, como nos lo habíamos prometido antes, sentía que los sentimientos cuando niño por ella estaban volviendo y más fuertes que nunca.
Alejandra
-Al día siguiente llegué a la uní y saludo a mis amigos. Cuando llegó Esteban y me saludo.
-Hola Esteban ¿Cómo estás?-dije.
-Hola bien pequeña ¿Y tú?
-Bien- me había perdido en sus ojos azules hasta que baje la mirada- Te presento a mis amigos, ella es Débora y él es Franco, chicos él es Esteban.
-Gusto en conocerlos chicos –Dijo Esteban estrechando la mano de los dos.
-Tú eres el nuevo ¿Verdad?-dijo Franco.
-Sí, soy yo -Esteban respondió.
-He escuchado mucho de ti- dijo Débora.
Fulminé a mi amiga con la mirada tras esa respuesta, ella lo único que se limitó a hacer fue poner los ojos en blanco al ver que yo la miraba con ceño fruncido.
-Bueno, espero que sean cosas buenas las que has escuchado- dijo Esteban un poco incomodo.
-Sí, si claro cosas buenas -dijo Débora.
Después de aquel incómodo rato había llegado Sebastián, este se puso a mi lado y tomo mi mano sin darse cuenta que Esteban estaba ente los presentes.
-Hola mi princesa, ¿Cómo estás?
-Bien amor ¿Y tú?
-Bien bebé, ahora que te veo-me dio un beso en la nariz, amaba que hiciera eso, ya sé que muchas veces lo he dicho pero me encanta que haga eso.