-A ver mi enana- ella volteó los ojos al escuchar ese apodo. Creo que no ayudó en la situación- No quiero que más nunca vuelvas a decir eso, no dejes que nadie te haga sentir mal- la miré y le dediqué una sonrisa- Que esas palabras sean un motivo para que luches más por lo que quieres. Y si, sé que a veces llegan a doler esos comentarios, pero no te derrumbes, haz tus oídos sordos y tus sueños que se oigan más fuertes.
La miré sonreír y, me gustó haberle causado esa expresión tan linda en su rostro.
-Gracias, de verdad me han ayudado tus consejos- dijo ella abrazándome.
-De nada mi niña- dije separándome de ella- Ahora prométeme que más nunca dejarás que alguien te haga sentir mal, ok.
-Ok- me dijo.
La volví a abrazar, me separé de ella y, cuando iba a salir de su habitación ella me detuvo.
-Espera…- dijo- ¿Te vas a ir en autobús a la universidad?- preguntó.
-Sí, ¿Por qué?- respondí confundida.
-Me quiero ir contigo hoy ¿Puedo?- dijo y sonreí.
-¡Sí!, claro- a ella se le había formado una sonrisa hermosa en su rostro- Ahora apresúrate que vamos a llegar tarde.
Salimos de la casa juntas a tomar el autobús, Nos habíamos pasado todo el camino hablando y riendo, me gusto haber estado así con ella, teníamos mucho tiempo que no hablábamos de esa forma.
A veces teníamos nuestras indiferencias, pero no me importaba, ella era mi enana y la amo con todo mi corazón, aunque a veces me fastidia la vida, aún la sigo amando.
Dejé a fabi en su escuela y yo me dirigí a la Universidad. Había llegado y ya era muy tarde, iba caminando a paso apresurado, bueno literalmente corriendo, bueno está bien iba corriendo. Cuando siento que alguien me agarró del brazo que hace que casi me caiga.
-Hola mi princesa- dijo Sebastián, dándome un beso en los labios y agarrándome por mi cintura.
-Hola lindo- dije sonriéndole.
-¿Cómo está mi bella novia?- preguntó.
-Bien, amor voy un poco tarde…-dije tratando de soltarme de su agarre, pero no lo logré, porque me volvió a girar hacia él.
-Sólo respóndeme una cosa ¿Si?- asentí- ¿Qué quieres hacer hoy?- preguntó.
-No lo sé.
-Bueno te tengo un sorpresa- sonrió y le devolví una sonrisa, me encanta su sonrisa.
-Dime cual es la sorpresa- dije curiosa y sonriente.
-No te lo voy a decir.
-Bueno, no importa ya me voy, voy a llegar tarde- dije soltándome de su agarre para seguir con mi camino.
-Hasta luego linda- dijo en voz alta para que lo escuchara, pero me hice la sorda y seguí mi camino.
No sé en qué momento él había llegado a mi lado, pero me había sorprendido su rápidez.
-¿Y mi beso?- preguntó, poniéndose al frente mío, provocándome un susto.
-¡Ayy!...Ya no me asustes- dije tratando de normalizar mi respiración.
-Amor, yo sé que soy feo; pero tampoco exageres- al escucharlo decir eso, provocó que me riera a carcajadas- No te rías, porque te cuento que te enamoraste de este feo- dijo señalándose.
-Tú no eres feo- dije acercándome a él para darle un beso en sus lindos labios.
-ah ¿No?
-No, tú eres mi feo- dije y reí, a lo que él me miró con el ceño un poco fruncido- Amor fue sólo un juego, tú eres mi lindo y hermoso novio.