El estar con Esteban me gustaba había una linda relación entre nosotros solo de amigos, pero también me incomodaba porque recordaba las palabras de Sebastián diciendo; “Te gusta Esteban”. No era cierto, yo quería a Sebastián y mucho y nunca le di ningún motivo para que pensara de esa manera y jamás le causaría un dolor, pero el dolor me lo causo él a mí
-¿Cómo te va con tu novio?- lo preguntó con una mueca de disgusto
-Bueno…- baje la cabeza y vi mis manos que jugaban entre ellas- Tenemos algunos problema
-¿Te hizo algo?- mire su cara y estaba con el ceño fruncido
-¡No!, no tranquilo. Solo que tuvimos una discusión, nada más- una discusión en la que él estaba implicado
-Sabes…- dijo removiéndose en el sofá- Ese tipo no me da buena espina
Yo solo reí a ese comentario
-¿Por qué lo dices?- dije burlona
-Porque… Porque no me da buena espina y punto- se notó su nerviosismo- Ale es enserio no quiero que te lastime
-Tranquilo no lo va a hacer- respondí segura con una media sonrisa, apoye mi mano en su hombro
-Eso espero, porque si no…- lo interrumpí
-Franco y tú no lo dejaran vivo, ya entendí- recordé a Franco haciendo sus pasos de karate que iba a hacer si Sebastián me causaba daño. Y para ser sincera lo hacía muy mal
-¿A Franco tampoco le cae bien?- inquirió
-Al principio sí, pero después cambio un poco con él- suspire- Él también me dice lo mismo que tu “No me da buena espina”- levante los dedos en forma de comillas
Esteban rio a carcajadas
-Bueno ya tengo otro cómplice- lo mire seria- ¿Por qué discutieron?- si supiera que fue por él
-Por puras tonterías- negué con la cabeza
-¿Y puedo saber esas tonterías?- solo lo mire nerviosa
-Solo una estúpida discusión, tranquilo- dije, ya quería cambiar de tema
-¿Te está engañando?- no tuve palabras para decir algo
-¡No!, claro que no- asegure pero después lo pensé bien- Bueno no lo sé…
Yo pensaba que Sebastián era incapaz de hacerme algo así, pero claro “Pensar” no es lo mismo a “Saber” o a “Tener la certeza”
-A veces las personas que creemos menos capaz, nos termina causando dolor- lo mire confundida
¿Por qué dijo eso?
¿Sera que él sabía algo y no me quería decir?
Muchas preguntas vinieron a mi mente, justo cuando le iba a preguntar el por qué dijo eso mi mamá nos había llamado
Gran momento mamá
Pasamos al comedor, comimos todos juntos. Mientras comíamos hablábamos de el regreso de Esteban, mamá hablaba de como todas las tardes nos las pasamos en el jardín de mi casa corriendo, y de cómo nos tapábamos las mentiras
Si, Esteban y yo nunca nos delatábamos, siempre nos guardamos las bromas que hacíamos. Una vez echamos muchas bolsas de basuras con cosas podridas a la casa de al frente, porque la niña que vivía allí se metía conmigo, él para vengarse de lo que me habían hecho y dicho, me propuso hacer esa broma. Pusimos todas las bolsas de basuras en los juguetes de ella que estaban en su patio, todo quedo sumamente asqueroso. La verdad es que me divirtió mucho, nadie se dio cuenta que fuimos nosotros, porque claro lo hicimos de noche cuando veníamos de la casa de Esteban y para nuestra suerte ese día la casa estaba sola
Al día siguiente vimos a los padres de la niña llamando a la policía, me acuerdo que la señora les decía a los policías; “Como puede ser posible que en esta comunidad tan unida puedan hacer algo tan horrible y más a mi niña hermosa”. Ok con hermosa no concuerdo y con lo que le hicimos tampoco. ¿A quién voy a engañar? Obvio que si estaba de acuerdo con eso
Terminamos de cenar y Esteban se despidió de mi mamá y hermana. Mi mamá le hizo prometerle (bueno más bien jurarle) que la iría a visitar de nuevo, él como siempre sonrió y acepto
Llegando a la puerta para despedirme, le quería preguntar lo que había dicho, que para ser sincera me traía muy pensativa
-Esteban te…- dije abriendo la puerta- No nada olvídalo- me retracte, no quería recordar nada de lo que sucedido con Sebastián, acababa de tener una cena muy agradable con mi mejor amigo y no quise arruinar esa poquita alegría
-Hasta luego mi pequeña- me dio un beso en la mejilla
Sentí otro corrientazo
No entiendo estos corrientazos
-Hasta luego- dije
Iba caminando a su carro cuando se frenó en seco y volteo a verme con una sonrisa muy dulce
-Recuerda, que la persona que creemos menos capaz, nos termina causando dolor- se volteó para volver a retomar su camino
¡Oh vamos Esteban!
En el momento que no quería recordar nada, él me lo recordó
Espere a que se fuera en su carro cerré la puerta, subí a mi habitación y me acurruque entre mis sabanas. Di muchas vueltas en mi cama tratando de convencerme de que Sebastián no era capaz de hacer algo así. Pero una parte de mi me decía que algo ocultaba