Solo se escuchaba el caminar de la maestra de Física en el salón daba pasos lentos mientras miraba a su alrededor esperando que alguien de la clase mostrara señales de estar copiando.
- Muy bien chicos – dijo con palabras lentas y silenciosas que pudieron ser escuchadas por todo los rincones del salón gracias al silencio que había en el
Escuchaba como sus tacones hacían un gran eco a cada paso que daba, mis manos estaban sudando solo faltaban 15 minutos para que la clase terminara y yo solo llevaba dos de cinco ejercicios resueltos. Tenía miedo, el acordeón que había hecho un día antes para este examen no me había servido de nada.
- ¿Acaso crees que ese examen se contestara solo? – pregunto la maestra mientras me daba una mirada de superioridad, no sabía que responderle tenía la mente demasiado en blanco como para pensar en una respuesta coherente – al no querer darme una respuesta creo que tendré que quitarte el examen
Tarde más en pestañear que el tiempo que le tomo a la maestra tomar el examen de mi mesa.
- Se acabó el examen – grito mientras se dirigía a sus escritorio a pasos cortos, dignos de una maestra presumida
- Aún tenemos tiempo – dijo Gustavo, el chico más inteligente de la clase y por obvias razones el consentido de varios maestros pero esa regla no aplicaba para la maestra de Física.
- Yo decido cuanto tiempo tienen y el tiempo se acabó – Gustavo me dio una mirada insinuando que fue mi culpa que quitara tiempo del examen. ¿Acaso es mi culpa ser tan mala para los números?
Realmente odio a esta maestra escucho que alguien susurra detrás mío. Ese alguien es Daniela, mi amiga.
- Quiero todos sus exámenes en el escritorio – palmeo el escritorio la odiable maestra. Mis compañeros no tardaron mucho en levantarse de su mesa para entregar su examen todos teniendo la misma expresión que yo preocupación.
Todos tomaron sus cosas y caminaron con dirección a la puerta de la escuela. Por suerte esa era la última clase del día.
- Estaba pensando en decirle a mi papa que me compre una nueva laptop, la que tengo se está trabando mucho – y claro que se trababa aún recuerdo los problemas que tuvimos Daniela y yo en la exposición de economía
- Creo que esa sería una gran decisión – digo mientras veo estacionado del otro lado de la carretera el coche de mi mama – tengo que irme llegaron por mi
- Claro descuida – Daniela y yo nos despedimos.
Cuando subo al auto mi madre me inunda con preguntas sobre mi día y yo le cuento todo ignorando el detalle de la clase de Física.
No por el hecho de que probablemente por mi culpa quitaron tiempo del examen si no por la vergüenza de decirle que solo conteste dos ejercicios de cinco y eso seguramente me dé una mala calificación.
Al llegar a casa veo que en la puerta de entrada hay maletas. Mi papa me mira entrar y nota mi desconcierto al ver tanto equipaje en la entrada de mi casa.
- Iremos a ver a tu abuela para su cumpleaños– dice mi papa en palabras secas y rápidas puedo ver lo enojado y frustrado que esta, yo en este momento estoy igual al saber que veremos a mis tías las chismosas.
- Así es iremos a ver a mi mama – menciona mi madre con una gran sonrisa en su rostro – ya hice tu equipaje está en tu cuarto solo necesitas ver que no falte nada
Con gran pereza subo las escaleras para llegar a mi recamara y noto que ahí está mi hermana menor de 15 años
- Llegas tarde – dice viéndose en el espejo de cuerpo completo que hay en mi cuarto
- Llegue a la hora que siempre llego – digo revisando la maleta que estaba encima de mi cama – incluso hoy llegue más temprano
- ¿ya te dijeron que iríamos a ver a la abuela? – se voltea hacia mí – realmente tengo pereza de ir
- Yo igual – digo tumbándome en la cama – pero mama no ha visto a la abuela en un largo tiempo
Lily se acuesta a lado, ninguna de las dos dice palabra alguna ambas nos quedamos viendo las estrellas fosforescentes que hay en el techo de mi habitación.
- ¿Cómo era la abuela Matilde? – pregunta finalmente mi hermana
La miro por un corto tiempo antes de volver mi vista al techo. Trato de recordar cómo es que era la abuela Matilde la verdad hace mucho tiempo que no pienso en ella, cuando era más pequeña tenía miedo de olvidarme como era, tenía miedo de olvidar su voz y la gran felicidad que me causaba el estar cerca de ella. Pero para mí desgracia mi miedo se hizo realidad ya ni siquiera puedo recordar como era su rostro.
- Le gustaba hornear pasteles – digo finalmente – siempre llevaba con ella dulces de miel, se peinaba de una trenza, cuando tenía miedo o me sentía triste me cantaba una canción
Sonrió al recordar después de mucho tiempo a mi abuela.
- Entonces era mejor que la abuela Cinthia – dice Lily levantándose de la cama y dejándome sola en la habitación.
El trayecto a la casa de la abuela fue demasiado largo cuanto por fin llegamos no podía esperar para bajarme del auto a estirar los pies.
La primera en bajar del carro fue mi mama cuando ella dio el primer paso fuera del auto mi abuela abrió la puerta de su casa con una gran sonrisa.
- Creí que llegarían más tarde – dijo mientras caminaba con dirección a mi madre
La casa de mi abuela era tal cual como la recordaba, era exactamente la casa de mis pesadillas.
- Pero mírate nada mas – dijo mi abuela abrazándome – ya estas comenzando a crecer hacia los lados – me mira de arriba hacia abajo analizándome – estoy segura que adelgazaras
Un ¿Cómo has estado Cassy? No estaría mal
- Tan sincera como siempre abuela – escucho que dice Lily detrás de mí
- Es solo un comentario Liliana – mueve su mano la abuela Cinthia restándole importancia, no puede evitar ver el desagrado en la mirada de Lily al escuchar su nombre completo, a ella siempre le ha molestado que la llamen de esa manera.