Siempre Fuimos

Si una gran historia de un gran amor tiene final, deberás convencerte de que no será uno feliz

 

ALEXA

-¿Alguna vez vas a soltar a ese bebé? -Le pregunté a Joshua, intentando mantener mis ojos abiertos.

Josh, quien cargaba un diminuto bulto entre sus brazos con el más puro de los cuidados, a unos cuantos metros de distancia de mi cama, sonrió, apartando su embelesada mirada de su hijo, para mirarme con una sonrisa completamente llena de orgullo.

-No-contestó rotundamente acercándose a mí -. Todo lo que me resta de vida será para él -contestó con aplomo.

Después de que Lusian firmara mis papeles de alta, y de que Caleb nos diera unas cuantas recomendaciones para antes de dar a luz y dejarme volver a mi hogar, lo único que hice fue dormir y dormir.

En un par de ocasiones Lusian me obligó a comer, pero me veía humillada cuando aún con comida en la boca, mis energías se hacían nulas y me quedaba dormida, sin ni siquiera ser consciente de ello.

Me preocupaba mucho saberme tan débil, porque yo quería comer para alimentar a la pequeña obstinada en mi vientre que me exigía ya salir de ahí. Pero se me presentaba como algo fuera de mi control y me pregunté en muchas oportunidades, si ocurría algo malo conmigo, porque pese a que nuestro médico me dijo que era normal que durmiera, se me hacía excesivo la manera en que lo hacía.

Por otro lado, si ocurriera algo más conmigo, Lusian ya me lo hubiese dicho. O al menos eso quería pensar.

Por consecuente, todas las veces que pude ver a Joshua en mi cuarto, paseándose con su bebé en brazos, mientras que Lusian iba a darse una ducha porque solo para eso se separaba de mí, lo único que logré hacer desde mi debilidad fue admirar al hombre en el que se había convertido Joshua. No obstante, no había adquirido la posibilidad de llamarlo o conservar con él, porque mi poca vitalidad me obligaba a caer en los brazos de Morfeo una y otra vez.

Aproveché ese momento, en que me sentí un poco menos agotada, para presentarme ante el nuevo papá de la familia. Además de que moría de ganas por conocer a su bebé, que para sorpresa de todos, era niño.

-Pero vas a mal acostumbrarlo y llorará cuando lo dejes con su tía favorita -comenté con una sonrisa, deslizándome con esfuerzos hacia arriba, hasta que logré recargar mi espalda en la cabecera de la cama.

-Pequeña, eres su única tía -dijo, sentándose a mi lado.

Me guardé las ganas de decirle que eso no era verdad, porque Kathara tenía un hermano, pero no llevaba idea de qué estaría pasando con ese tema. Sólo podía imaginar que Joshua se haría cargo de su hijo, como un responsable papá soltero.

-Sí, pero si no lo sueltas no puedo conocerlo. Quiero verlo. Espero que sea mucho más apuesto que tú -dije en tono jocoso, estirando mis brazos en dirección a Joshua.

Josh me lo entregó con cuidado, sosteniendo la diminuta cabecita del bebé, antes de que la apoyara sobre la curva interna de mi codo y lo dejará por completo sobre la protección de mis brazos.

Sostener a una persona tan pequeña, frágil y vulnerable, que olía a primavera, me formó un nudo en la garganta y lágrimas detrás de mis ojos.

Vaya... jamás creí que tendría necesidad de describir emociones que me generaría tan asombroso acontecimiento. Porque no sólo era un bebé recién nacido, era sangre de mi mejor amigo, del hombre que me vio crecer y me cuidó en el proceso, sin retirarse ni una sola vez de la gran batalla que supuso todo el tiempo ser compañero de Alexa Baley, representación de la rebeldía.

Experimenté tanto amor y desbordante calma, que me fue imposible retener las lágrimas que se acumularon en mis ojos.

Era precioso. No podía existir cosa más perfecta, al menos no hasta que naciera mi hija.

Me alegró absurdamente encontrar que se parecía a mi amigo, o al menos eso quería pensar, porque tenía un tono rojizo en su piel y su pequeña y redonda cara estaba hinchada. Pero prefería eso, a tratar de buscar similitudes con su madre. Los Parker tenían unos genes buenísimos, y sería una pena que se desaprovecharan.

-Para haber sido por accidente, es igualito a ti. Debiste ponerle mucho empeño -comenté con intenciones, acercando mi rostro un poco al pequeño en mis brazos, acomodando bajo su regordeta barbilla la cobijita que lo envolvía, para que así no le tapara la boca.

El bebé se movió suavemente entre mis brazos, sacando una de sus muy adorables manitas fuera de la cobija.

-Me gustas más cuando estás dormida-dijo Josh, inclinándose hacia su hijo, para guardar su manita rebelde.

¿Cómo algo tan pequeño podía llenarte del más grande amor?

¿Y cómo sería cuando tuviera a mi hija en brazos?

Mejor aún... ¿Cómo sería ver a Lusian siendo papá?

Se me antojó tan irresistible...

Cuando vi a Joshua por primera vez cargando a su hijo, por aproximadamente medio segundo antes de dormirme, tuve la capacidad de guardar esa imagen en mi mente. Lo hacía lucir perfecto, revelando el gran padre que sería. Sin duda Joshua se había enamorado a primera vista de su primogénito. Eso lo mostraba ante mí como un ser humano tan grande y digno de admirar.

Ahora, si imaginaba a Lusian cargando a una niña, quizá más pequeña que una de sus manos, se me reveló como algo sublime. Él era el concepto de arrogancia, dureza, altivez, soberbia y lujuria, convertido en una masa de carne y hueso para mayor impacto ante los pobres humanos. Y estaba segura, que con nuestra hija a un lado, Lusian sería el hombre más codiciado del mundo, ya no sólo de Nuevo México. Y estaba conmigo. Tenía una familia conmigo.

Me sentí ansiosa por poder descubrir qué lindo cuadro se podría pintar con Lusian siendo padre, cuidando, amando y protegiendo a su hija: su nuevo terror.

Esperaba que fuera más caprichosa que yo.

-¿Ya tiene nombre? -Le pregunté a Josh, mirándolo de soslayo.

Me parecía casi imposible poder dejar de ver al pequeño en mis brazos.

-No. En realidad... -empezó a decir, pero pareció inseguro de poder seguir hablando y colocó una manos sobre el dorso de la mía, llamando mi atención por completo -. Te daré la oportunidad de ser más creativa con los nombres, Lusian ya me dijo como van a nombrar a su hija - dijo, decidiendo que con una broma de tan mal gusto, podía pedirme que le ayudara con el nombre de su bebé.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.