Estoy caminando por las calles, hay mucho tránasito, las personas pasan por mi lado concentradas en sus propios asuntos. Estoy regresando de una panaderia, con un pan de leche, hace un par de días; Don Julio, mi ... papá; me dijo que este postre era uno de mis favoritos. Desde ese día, que tambien me invito, no dejo de comprarlo.
Suspiro intentando relajarme, apenas sé como ir hasta la panaderia que, sinceramente, no está tan cerca.
Hace aproximadamente dos meses he salido del hospital, los doctores me dijeron los recuerdos volverán de poco a poco, aun que hay una probabilidad (no tan alta) de que no pase. Admito que me aterra. No sé nada de mi.
Es como si un día despiertas y te dicen que ya tienes una vida hecha, una que no conoces. Personas desconocidad, lugares desconocidos y y ... trago saliva con el mismo miedo que cada vez lo pienso, un embarazo ... ¿desconocido? supongo eso no existe, pero para mi sí. Me pone triste saber que estoy en este estado sin saber nada de la otra persona, acaso ¿me abandonó? ¿yo lo alejé? o (lo que más me aterra) ¿solo fue de una noche? y ninguno de los dos nos conocemos.
Cada vez que toco ese tema, las personas más cercanas, o al menos las que más frecuento, evitan el tema.
Quiero saber la verdad.
Quiero recordar quien era.
Quiero saber quien es él.
¿Cómo es que llegué a este estado? ¿habia algo que no sabia?
Esas preguntas, prometo que, tendrán respuestas.
Soy Fernanda De Luna y esta es la historia que ni siquiera sé si es mia.