Siempre Fuiste Mía ... te lo aseguro

Capitulo 5

-no puedes hacer esto- protesta –¡ya basta! No me puedes culpar por querer estar con ustedes POR FAVOOR- Morgan grita en cuanto don Julio no le hace caso a lo que dice.

-Fernanda agarra tus cosas- el tono que usa no tiene expresión alguna –Fernanda- vuelve a pronunciar. Sigo sin poder moverme, los accidentes pasan no podemos evitarlo, aunque digan que es un descuido o error, solo pasan.

-don Julio no creo…- intento hacerle cambiar de opinión, sin embargo, no tengo éxito.

-Fernanda nos vamos- resignada, saco el aire que tenía dentro, al intentar dar el primer paso hacia la maletera del auto de Morgan, ella me sujeta del brazo deteniéndome con un poco de fuerza mas no digo o hago nada.

-ella no quiere irse, tiene derecho a elegir ¿no? - dicta ante la mirada fulminante de don Julio.

-déjala, Morgan, queremos irnos- él ya tiene su maleta a su costado lista para ser arrastrada hacia el aeropuerto.

-no- sus palabras salen con toda seguridad –tú quieres irte- y con enojo –por qué siempre la sobreproteges, la estás alejando de mí, TIENE DERECHO A CONOCERME- se le acerca con un par de pasos sin soltarme, pero tampoco es que quiera intervenir eso sería acabar muerta con ambos enojados –y si quieres seguridad PUEDO DARTELA, no es tan difícil hablar. Podemos pasar un tiempo en familia NO SEAS EGOISTA AL QUITARME ESO.

Ambos quedan lo suficientemente cerca mientras que yo estoy frente a ellos en medio de la tensión –si querías pasar tiempo con tu hermana podías haber llamado más seguido, podías contactarte con ella de alguna u otra manera, hasta podías ir a visitarla, PERO NO LO HICISTE- hace una pausa por falta de respiración –y ahora me engañas diciéndome que todo era seguro y no había ningún peligro, ocultando que tu trabajo es completamente peligroso en el lugar menos apropiado- la recrimina señalándola, con furia en la mirada –así que no soy egoísta por tratar de proteger a tu hermana- parece que sus palabras la lastiman porque intenta mantenerse fuerte con la mirada mientras es destrozada por dentro, la mano que me tiene sujeta tiembla intentando no soltarme con la poca fuerza que le queda, la cual es poca.

-podríamos hablar de esto…- intento romper el silencio que se formó.

-NO FERNANDA, NOS VAMOS- me toma de la mano intentando soltarme de Morgan. Ella ya no protesta, tiene la mirada baja, no es capaz de formular ninguna oración.

Espero a que diga algo mientras me sigue jalando hasta que la veo soltar una lagrima.
En ese momento me recordó las veces que yo lo hice por la falta de apoyo que anhelaba. Solté el agarre que hacia don Julio en mi mano, volteo la mirada con una expresión de confusión. Antes que pueda decir algo lo hice yo –nos quedamos- la seguridad en mi era sorprendente, era la primera vez que sabía lo que hacía sin miedo a creer que es mentira o algo irreal. Porque esto era tan cierto, tan verdadero, era Morgan necesitando de ayuda, aunque no la recuerde, es mi hermana necesitando de mí –y si no estás de acuerdo, puedes irte, de igual modo yo me quedaré- sentencio al momento de acercarme a ella.

Puedo notar, aunque no la esté mirando, que está confundida –Fernanda no es momento para…

-Morgan, nos vamos … hermana- es la primera vez que uso esa palabra. Ni siquiera pude decirle “papá” a don Julio, porque me sentía presionada e incómoda. Por lo que llamar a Morgan de esa manera me resultó extraño.

Sinceramente no me arrepiento de hacerlo.

Ambas nos miramos como si con eso nos daríamos fuerzas de una a la otra.
Escucho a don Julio suspirar derrotado –está bien, pero no será por mucho tiempo- habla tranquilo –una semana- lo miro con confusión –dos semanas.

-don Julio, por favor- insisto.

-tres semanas y no se diga más.

-quedamos en un mes además ya tenemos los pasajes comprados, ¿recuerda?

Lo veo devolver sus cosas a su auto de regreso sin decir nada –dependiendo de las cosas- vuelve a entrar al restaurante con nosotras por su detrás.

Demonios, que pena volver a entrar dejando todo a medias. Antes de salir ya se había dejado el dinero en la mesa, pero igual regresamos.

Hemos pasado la noche en casa de Morgan, bueno en realidad es su departamento, es que no sé cómo llamarlo, dice que no es suyo. Tiene a disposición suya toda la morada Y ES CON PISCINA INCLUIDA, también hay un campo medianamente grande, me dijo que alojó aquí desde hace dos meses, es reciente.

Estamos en este momento tomando el desayuno, hablamos de todo lo que hemos estado haciendo. Don Julio ha estado contándonos de lo que hacía yo antes del accidente. Aunque ya me lo había dicho otra vez lo escucho con atención, quisiera volver a ser la misma de antes, me da miedo no poder acordarme de quien era. Quizás pueda hacer algo malo o algo que no sería capaz de hacer. Tengo miedo de lo que me podría llegar a pasar y perderme por completo … aunque ya lo estoy.

Además, tengo un embarazo, es aún más difícil pensar no solo en mí, sino que también en la persona que queda a mi cuidado, es una gran responsabilidad. Me da terror ser yo.

La risa de Morgan me hace regresar a la realidad –¡siiii! Éramos muy unidas en ese entonces- me mira con nostalgia. De respuesta le sonrió, verdaderamente le sonrío. No sé por qué, pero siento algo inexplicable por ella, es como si algo dentro de mi quisiera salir y no puede. Está aquí mas no tengo idea de qué sea.

-… y los picnics- le habla a don Julio –que divertido eran esos tiempos- se queda recordando hasta que de pronto sus ojos como con su boca muestran una alegría sorprendente –ESO EEES- nos mira a ambos, yo sigo tomando mi café –podemos ir a un bosque, es cerca de por aquí. Es muy bello, le pertenece a una familia que es muy agradable- sonríe mirando a la nada –el punto es que, si me dejan entrar, pienso que podríamos ir a visitarlo merendar ahí. ¿Qué dicen? Esta misma tarde.




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