Pov de Fernanda:
Estamos en la mesa esperando a que la chica, que nos indicó que está por traer el postre, regrese de la cocina con este.
En cuanto lo trae, comenzamos a disfrutar de lo rico que está con una conversación amena. Puedo decir que estar junto a ellos me tranquiliza porque su calidez es contagiosa. Ambos eran unos ángeles y ni qué decir del amor que se tienen, era ejemplares para la sociedad y una envidia para las parejas.
Estamos hablando sobre cómo se conocieron en una playa y lo romántico que fue el amor a primera vista. Eran muy cariñosos el uno con el otro. Me causaban ternura.
Yo también les hable sobre la relación que estamos construyendo con Jayden. Hablarles me hace sentir que lo nuestro puede funcionar y tener las esperanzas de ser como ellos en un futuro, llenos de amor.
-… desde entonces no pude dejar de…- un par de tiroteos provenientes de afuera me hace saltar en mi sitio dando un grito por el miedo. Rápidamente en cuestión de segundos Jayden pasa por mi mente < ¡le habrá pasado algo! > La angustia por saber de él me mataba lentamente.
- ¡rápido! Síganme – el señor Enzo nos guía por un pasillo. Mientras avanzamos recuerdo que tenía una especie de alarma para avisarle a Jayden –estaremos seguros en…
-NO SE MUEVAN- me hacen saltar del susto botando lo que acabo de presionar. Lo bueno es que no lo notan. Deteniéndonos en medio camino nos toman de las manos a los tres.
<que está pasando, que está pasando. ¡Jayden!> Me llevan a una camioneta, forcejeo por intentar liberarme gritando por la desesperación. <Esto no está pasando ¡esto no está pasando! AYUDA> Me golpean tan fuerte que siento el sabor de mi sangre en mi boca.
Me tapan esta, amarrando mis manos y pies para mantenerme quieta. En cuanto paran me tapan con una tela negra toda la cara. Mi respiración cambia a una agitada, como si hubiera corrido kilómetros en una maratón.
Mis pensamientos solo se concentran en la preocupación por pensar lo peor en lo hicieron con Jayden y por eso están acá… ahora intentando acabar conmigo.
Mis ojos botan lágrimas al sentir que hemos perdido y ahora, unos minutos antes de morir, sentirme la mujer más sola en este mundo, Jayden jamás vendrá, él…
< ¡no, eso no es cierto!>
Tiene que estar bien, pero si estuviera bien entonces no hubieran venido por mí.
Jayden, donde estás.
Mis lágrimas se secan, acabo de agotar todo lo que tenía –así que tú eres la dichosa Fernandita- levanta mi mentón con brusquedad, sigo viendo oscuro.
Intento hablar, sin embargo, salen ruidos molestos de mi boca.
-no te esfuerces, acabaremos con esto rápido. Sin dolor- se divierte.
No sé cuánto tiempo ha pasado, parece que fuera una eternidad. Sentada en una silla con las manos atadas por detrás y con cada pie amarrado en cada lado de las patas de la silla.
Estaba sola en el lugar. Supongo que por el cansancio me había quedado dormida, porque fui despertado por los gritos de desesperación de las personas culpables de toda esta desgracia.
-CAYATE IDIOTA, NOS ESTÁ ESCUCHANDO- le responde al comentario que hizo alguien.
-está dormida que no la vez- parece que se van a pelear. De todas maneras, no me muevo de la posición en donde estoy, intentando escuchar lo que sea que se digan, quizás me sirva de algo –idiota- lo insulta con ironía.
- ¡Eduardo nos va asesinar a todos! – exclama con miedo evidente. Quizás no sea la única que muera hoy. No es que me alivie eso, pero de todas maneras guardo la esperanza de encontrarlo y rescatándome de este lugar tan horrible.
-nos van a atrapar si no nos largamos acá- comienzan a responderse de manera violenta. La discusión parece que está a punto de llegar a los golpes. Trago saliva nerviosa.
- ¡¿y tú crees que no lo he pensado?! No sé qué mierda está pasando que todo el lugar está en medio de una guerra. Los vuelos, LOS MALDITOS VUELOS, no podemos salir hasta que nos den el visto bueno.
- ¿que no sabes? – se burla –acaso no te suena “Jayden Clark” – <Jayden>
- ¿crees que lo hizo él? Ni que fuera un puto dios para acabar con un país.
-como se nota que eres nuevo en esto- demanda con autoridad, presumiendo lo que sabe, como si conocer a Jayden fuera un prestigio –alguna vez he trabajado con él… fue hace mucho tiempo- se pone a recordar sin perder ese orgullo en su voz –trabajar con él es asegurarse con la victoria. Sus estrategias son invencibles, tan perfectas que parecen imposibles. Meterse con él es meterse con mismo demonio.
-exageras- le resta importancia, el otro hombre –nosotros tenemos a su chica, eso nos hace tener el control- se recupera perdiendo la ira de hace un rato.
-ojalá estés en lo correcto.
Al paso del tiempo, los vuelvo a escuchar gritarse, solo que esta vez entran otros hombres más discutiendo como es que iban a escapar del país, al parecer es una catástrofe, según entiendo.
-SI NO SALIMOS AHORA, SE ACABÓ
-esos son…
-corran…- susurra uno –CORRAN- me hacen asustar, no sé de qué huyen, tengo miedo. Escucho sus zapatos dar pisadas escapando del lugar en donde estamos.
Me sacudo en mi lugar esperando a poder liberarme. De pronto una mano me quita la tela que tenía cubriendo mi rostro. Lo primero que se me ocurre es suplicar para que no me lastimen.
Esta vez la persona a mí al frente luce menos aterrador que los otros –tranquila te llevaremos con Clark- no puedo prestarle tanta atención viendo como atacan a los hombres que intentan huir.
Luego de una persecución, en este lugar que parece una fábrica antigua, amarran a todos esos para llevárselos.
Me libera mientras, la misma persona de hace rato, me explica lo que está pasando –son, ¿son la policía? - sigo confundida.
Sonríe de lado –no linda, digamos que somos una organización corrupta- me guiña el ojo haciendo que la idea que estoy teniendo sea confirmada.