Pov de Jayden:
Han pasado dos días desde que casi pierdo nuevamente a mi Fernanda, no la he dejado sola en ningún momento. Puedo decir que estoy pendiente de ella hasta cuando estamos en nuestra habitación. La buena noticia es que cuando el doctor la ha reviso, nos afirmó que todo está bien con ella y su hijo.
En cuanto me quedé solo con el doctor, le pregunté cómo iba la investigación sobre las pastillas que tomaba. Me explicó que el motivo tan inestable que tenia se debía a ello, pero que no era todo, sino que había algo que entre terapias ha descubierto. Resulta que su infancia reflejaba ciertas acciones que en estos momentos está mejorando. Me alivia saber que va en un proceso de mejoramiento porque ya tengo suficiente con preocuparme con su seguridad. Me estoy volviendo loco de la ansiedad de pensar que en cualquier momento se la pueden llevar lejos mí.
Desde lo sucedido la he notado un poco distante, como si quisiera comprender algo en mí. Supongo, es porque me estoy volviendo un poco obsesivo con su cuidado. Es por eso que hoy entre las cosas que tenemos que hacer la llevaré a conocer algunos lugares en el que trabajo.
Lo vengo haciendo desde que empecé mi imperio, porque lo mejor que mis padres biológicos pudieron heredarme fue el comprender que el mundo necesita ayuda y… mi madre, junto a mi padre, donaba cada cierto tiempo una cantidad de dinero a un orfanatorio. El mismo al que hoy en día ayudo yo. Siento que la manera en que puedo honrar su memoria. Aunque fui una maldita basura por mucho tiempo, en el fondo eso me mantenía acorde. Siempre lo mantuve en secreto, hasta ahora que ya me siento preparado para contárselo a alguien.
Al fin y al cabo, no soy completamente lo que aparento ser. Y todo se lo debo a una persona que solo comenzó con un capricho.
Sonrío de lado al recordar. Destrozó mi puto orgullo aquella noche. <Fernanda no era como las demás> No, claro que no.
-que es lo que tanto te divierte- Caeli la chica que antes me mantenía vigilado es ahora quien cuida de los animales. Me habla de manera tranquila, un poco cohibida, pero lo intenta. Admito que desde que regresé con Fernanda logré calmarme y ahora todos lo han hecho también (aunque siguen recordando quien puedo llegar a ser si sobrepasan el limite)
-he conocido a una mujer muy terca - me pierdo en los recuerdos – testaruda, enojona y hasta a veces impulsiva, con cambios de humor verdaderamente dramáticos, pero- la miro a los ojos como si se lo estaría afirmando –con un gran corazón, luchadora, protectora, con buenos valores y sobre todo es tan hermosa que las palabras se quedan cortas si la describo- suspiro llevando mis manos a los bolsillos.
La escucho dar unas carcajadas –estás enamorado Jayden- se tapa la boca ocultando su sonrisa.
-Clark- la corrijo volviendo a mi aura autoritaria.
-por supuesto, lo siento- sacude su cabeza intentando reorganizar sus pensamientos –debo irme ya, que tenga buena tarde- se va con los animales, dejándome en el bosque. He estado pensando sobre mi decisión en contarle sobre las beneficencias que hago. Al fin y al cabo, terminaremos yendo, aunque no quisiese, porque en este momento estoy esperando a que termine de alistarse para irnos a revisar, para quedarme más tranquilo con la seguridad, que todo vaya en orden. Porque en la noche tendremos el evento al que fuimos invitados y se requiere de la presencia de todos los colaboradores, Fernanda y yo, que ayudamos a orfanatos, acilos, hospitales y albergue de animales.
-estoy lista, a donde me vas a llevar- se acerca con su ropa tan sencilla que me encantaría cogerla en medio de este bosque. Pero trae pantalones. Unos odiosos pantalones.
Suspiro agotado –no había una falda o shorts al menos- la miro como si le estuviera rogando que todo esto sea una broma y se va a poner algo más accesible para una mejor actividad espontánea en cualquier lugar.
Se ríe entendiendo a lo que me refiero –dijiste que era algo importante para ti así que supuse que te lo ibas a tomar enserio… no es así- espera que mi respuesta sea positiva, Y CLARO QUE LO ERA… pero si la tengo hasta con una bata larga y ancha como demonios espera que me tranquilice de no poder hacer nada.
Me defiendo –deberíamos practicar más lo espontáneo- le restó importancia, tomándola de la mano, guiándola por los arboles nos acercamos a uno donde está apartado de la mansión. Ella luce tan inocente al no comprender mis intenciones. De pronto la volteo dándome la espalda con sus manos en el árbol sosteniéndose por mi arrebato. La escucho gemir de la sorpresa en la que separo sus pies bajándole el pantalón que trae también un cinturón –estas cosas deberían estar prohibidas- gruño.
Postergan los segundos, tengo ganas de hacerla mía en este lugar. Frustrado por no ser tan cómodos, rompo la tela que estaba un poco dura, la escucho quejarse gritando mi nombre “¡JAYDEEEN! Eran nuevos, por si no lo sabias” no me importaba, solo necesitaba estar dentro de ella y ese maldito pantalón no me lo iba a impedir. Una vez con las piernas abiertas, manos sobre la cabeza y sin esos putos pantalones, bajo mi cremallera –ahora sabrás por qué no te volverán a gustar usarlos- estar tan cerca de su cuello con una voz de querer aguantarme las ganas que tengo de hacerla mía, bajo la mirada mostrándole ese pedazo de tela que acababa de romper.
-qué esperas, entonces- mueve su trasero provocando mi zona eréctil lo cual me hace gruñir más. Muerdo su cuello provocando placer, por el gemido que da, seguido de entrar sin aviso alguno.
-estás apretadita, nena- gruño al darle la segunda estocada. Nuestras respiraciones se unen con la intensidad del momento, era imposible poder cansarme de su cuerpo, de sus gemidos, su respiración acelerada que me excita tanto. Me pone tan duro al sentir deslizar mi erección dentro de ella.
-jamás me voy a cansar de ti, linda- apenas podía hablar, al igual que ella tenía la respiración acelerada, el sonido del choque de nuestros cuerpos es violento, como si no la hubiera tenido por años, deseando poder tenerla como lo estoy gozando en este preciso momento.