Siempre Fuiste Mía ... te lo aseguro

Capitulo 24

Pov de Jayden:

Mi plan era contarle lo que hacía mientras le daba un recorrido, quería contarle que mis padres venían seguido a este lugar y que ahora lo hago yo en su nombre. Mostrarle lo que significa este orfanato para mí y sobre todo la madre Isabel que tanto me ha ayudado cuando creía estar solo, ahora que lo pienso… en realidad nunca lo estuve, solo no quise tener a nadie y como era muy reservado, pensé que no contaba con ninguna persona.

¿Por qué Fernanda tiene que hacerme dar cuenta de las mejores cosas que pasan en mi vida? Mierda, estoy muy enamorado. Y aunque suene aterrador aceptarlo, daría todo por ella. Porque es el tipo de mujer que lo vale. Conozco hasta lo que le hace llorar, cada defecto, el dolor que ha llevado por tanto tiempo.
Y mientras más descubro, más seguro estoy en querer estar con ella para toda la vida. Suena estúpido lo sé, ¿Quién se enamora de lo imperfecto de una persona? ¡¡¡¡Yo!!!!  Está sacando la mejor versión de mí, es aterrador dejar mi autoprotección (la barrera que tanto me ha separado de todos) para tener un mejor futuro con Fernanda. Después de todo, que podía perder si ella es mi todo.

-por qué me miras así- se acomoda su cabello. Está contenta, desde que llegamos del orfanato no para de sonreír, no tengo idea si es porque le gustó la visita que dimos (aunque fue rápido, por algunos inconvenientes nos tuvimos que regresar) o es que la ha pasado genial con la madre Isabel.

Como sea, mi plan se fue a la basura y ahora no podremos regresar, tenemos que volver a Italia, tengo una charla pendiente con Eduardo, él sabe algo y no me lo quiere decir. Ese maldito que de buen amigo psiquiatra me hizo darle muchos detalles. Me preocupa que mis sospechas sean ciertas, pero eso se lo dejo a Dante que en este momento está investigando todo eso.

- ¡Jayden! – la miro alterado, me pongo en modo alerta.

- ¿estás bien? ¿te duele algo? ¿qué pasó? – me preocupo, examinándola a ella y luego alrededor del lugar.

-calma, paranoico- sujeta mi rostro entre risas, tiene una sonrisa muy encantadora, en realidad es la más hermosa que he visto en toda mi vida - ¡Jayden! – es tan tierna cuando se enoja –hazme caso, estás muy distraído. Acaso pensando en la otra- enarca una ceja. Me río, ¿cómo podría tener ojos para alguien más?

-ok señorita- la cargo como si fuera una niña, entrelaza sus piernas en mi cintura –no tienes que ni pensarlo, jamás me fijaría en alguien que no seas tú- la llevo a la cama para dejarla ahí –y si no te alistas ahora nuestros planes cambiarán y ya no iremos a ningún evento- me acerco a su oreja –porque haremos algo mejor que te va a gustar- dejo un beso en su cuello –mm…- gruño disfrutando de lo rico que huele –tu aroma es mi droga- aprieto sus nalgas intentando tener un poco de autocontrol.

Se le escapa un gemido que me hace prender por un segundo –dame cinco minutos- me besa sin soltar mi cintura de sus piernas –lo cinco- y es así como me deja con una erección insatisfecha.

-espera no- intenta botarme de la habitación –no puedes dejarme así con…- cierra la puerta. Carajo.

- ¡cinco minutos!

Una hora después. ¿Acaso a las mujeres antes de nacer se les colocan un chip para que demoren tanto en arreglarse?

Vuelvo a tocar la puerta – ¡Fernanda! Al menos déjame entrar.

- ¡no! me vas a hacer demorar.

-pero de por sí estás demorando.

- ¡no te voy a abrir!

Plan B. Me acerco a la pequeña cocina de la mansión, le aviso a la encargada que me dé la llave de mi habitación y de inmediato nos vamos hasta allá.

En cuanto le quita el seguro se lo agradezco, algo raro en mí, y entro para verla –carajo- me quedo admirándola.

- ¡Jayden! – se asusta –no me des sustos como esos. Se toca el pecho antes de volver a su tarea de antes. Elegir el par de zapatos correctos.

-no, los anteriores estaban mejor- opino.

-tú crees. Creo que este resalta más- se mira en el espejo.

-sí y los otros serán más cómodos cuando te recuerde que eres mía, en el carro- se ríe.

-en ese caso, entonces no deberías llevar…- por primera vez me mira –jm- hace una mueca para no volver a reír –Jayden a veces pienso que te vistes de acuerdo al lugar donde piensas tener sexo.

-no pienso defenderme- voy a sentarme en el taburete, de lo más relajado del mundo.

Se ríe con nervios –como sea, serán estos.

-me parece o es la primera vez que me haces caso.

-si vas a estar cómodo tú, es justo que yo también lo esté- contornea sus caderas.

-si me provocas- me levanto hasta llegar a ella –mi amor- deslizo mi mano hasta llegar a la parte baja del vestido –no llegaremos a ningún lado- por la abertura meto mi mano notando que no trae nada puesto.

Me quedo sorprendido mientras ella se burla quitando con sus manos la mía –yo también tengo algunos planes- me guiña el ojo.

-iré por un vaso de agua- informo antes de tragar saliva –si no estás lista, esta vez en cinco minutos –te llevaré a las fuerzas.

-como diga, general- hace un gesto gracioso.

Pov de Fernanda:

Al final Jayden tuvo que esperarme media hora. < ¿media hora? >
Bueno 40 minutos, pero que son 40 minutitos.

-llegamos- me avisa una vez estacionado. Todo se veía hermoso, desde la entrada que relucía con los arreglos florales y luces guiando el camino.

Jayden y otra empresa que no recuerdo el nombre fueron muy generosos al donar un pequeño paseo para todos los niños que vivían en este orfanato. Así que no había muchas personas de este lugar por acompañarlos a ellos.

-muchas gracias, caballero- me ayuda a bajar del auto.

-con mucho gusto señorita De Luna- besa mi mano con elegancia –pienso que ya deberías cambiar de apellido- comenta mientras nos acercamos junto a los demás invitados.

-no entiendo- enarco una ceja ¿cambiar de apellido? Como si fuera fácil hace… Dios –tú quieres…- no me deja terminar.




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