Siempre Fuiste Mía ... te lo aseguro

Capitulo 28

-explícame que haces… ¡para! – detiene mis manos que están poniendo toda su ropa en una maleta apresuradamente –qué estás haciendo Jayden- la miro a los ojos con mucho esfuerzo, cómo se supone que le diga esto -¡¡al fin!! – bufa con fastidio –me miraste a los ojos. Ahora me puedes decir que está sucediendo, por favor- está molesta. En realidad, es comprensible, pero no quita el hecho que si sigue quedándose en este lugar corre mucho peligro. Después de lo que hizo el idiota de Fabrizio… ¡¡¡maldición!!! Esto no tiene que estar pasando -¡¡¡Jayden!!!

- ¡está bien! Está bien- respiro con los ojos cerrados recuperando mi paciencia –Fabrizio está metido en un lío, no tengo bien claro el motivo, el punto es que acaba de invitarlos a una jodida invasión en cualquier momento. Fernanda no puedes quedarte aquí. Puedo solucionarlo- intento creérmelo, de verdad necesito solucionar Todo esto –pero no sabiendo que estás en peligro. Te necesito a salvo, en un lugar seguro.

-Jayden… - se acerca a abrazarme como si comprendiera mi inquietud –está bien, estaré en casa de Morgan ahí no me pasará…- no dejo termine. Definitivamente no estará ahí.

-Estarás en un departamento que acabo de comprar. No te faltará nada, tendrás a tu disposición un escuadrón completo vigilando cada metro cuadro a tu alrededor. Si llegaras a necesitar algo o…

- ¿Me acompañarás? – nos quedamos en silencio. Cuanto quisiera acompañarla, estar con ella por todo el día, pero tengo deberes que necesitan de mi atención.

-Me encantaría, no sabes cuánto…

-ay no puede ser- se aleja dándome la espalda, no me gusta que haga eso, me acerco con intenciones de darle la cara.

-no te enojes, nena, si los dejo me tomarán como un traidor por no ayudarlos en momento como este y… no dudarán en matarme.

-lo entiendo- aunque está molesta, realmente lo entendía. Es fácil leer sus expresiones corporales. ¿Entonces cuál era el problema? –lo que pasa es que estoy enojada porque esto no termina, sino todo lo contrario, está empeorando.

-lo sé, nena, y no sabes cuánto me gustaría poder acabar con esto de inmediato, sin embargo, necesito más tiempo, contigo a salvo será sencillo resolverlo ¿sí?

-no soy la única que tiene que estar a salvo Tú también, Jayden.
Me han dado un susto que casi juro que iba morir al sentir que mi padre y hermana pudieron… morir. Ahora tú que tienes que resolver tanto caos… te expones demasiado ¿sabes cómo me preocupo por ti? ¡No tienes idea! Es frustrante pensar que en algún momento tampoco te voy a tener… a mi lado- baja la cabeza queriendo ocultar las lágrimas que bota.

Las limpio con tanta pena por entender lo que siente; yo he perdido a mis padres y, por mucho que no admita decir, tuve miedo de quedarme solo por el resto de mi vida. Claro que fue hasta que vinieron los Sres. Clark y no dudaron en adoptarme. En ese momento no tenía a nadie más, era solo un niño pequeño en medio de un mundo enorme y completamente desconocido.

-entiendo por lo que estás pasando- digo al fin –he perdido a mis padres biológicos en un accidente- levanta la mirada, no esperaba que dijera algo como eso - Yo…- trago saliva, tenía un nudo en la garganta –si no fuera por los Clark, en este momento no sé qué hubiera sido de mí. Fernanda entiendo tu dolor, sé el miedo por el que estás pasando y, déjame decirte algo, créeme cuando te digo que no me va a molestar… verte con alguien más- me duele decirlo, pero es por su bien –no es necesario…

- ¿qué?

-no es necesario que, de alguna forma, me guardes luto. Si alguien más te interesa no te detengas por mí…

- ¡¿qué demonios estás diciendo?!

-Fernanda, esto es mucho para ti… me lo estás diciendo y no quiero ser un estorbo, una carga o- lo que más me cuesta aceptar –un peligro para ti- bajo la mirada con los puños llenos de frustración –mereces a alguien… mejor- como duele reconocerlo.

-es una broma ¿no?

-no, no lo es- vuelvo a mirarla. Tiene el semblante enojado –soy un maldito estorbo en tu vida, Fernanda, date cuenta.

-no es cierto.

-si no fuera por mí, en este momento seguro ni tu papá ni tu hermana estarían en una clínica, tu mamá no estaría siendo juzgada de este modo, si es el caso. Y tú… sobre todo tú no estarías preocupada, triste, ¡en un maldito peligro constante! Acaso es difícil de notarlo.

- ¡no es cierto!

-sí lo es. Y lo sabes.

- ¿es esto lo que quieres? De verdad lo quieres poner así- comienza a llorar, sin embargo, no es excusa para que no deje de mostrarse como toda una luchadora. Es fuerte y me lo está demostrando en este momento.

-Es difícil aceptarlo…

- ¿difícil? Qué es difícil ¿desacerté de mí?

- ¡las cosas no son así! 

- ¡¡entonces cómo, Jayden!! Dime cómo- no para de llorar. Intento abrazarla, pero se aparta en cuanto siente mi tacto –aléjate de mí.

-Fernanda lo sien…

-No digas nada- se acerca a sus maletas semi hechas, limpiándose las lágrimas –yo misma terminaré de hacer mis maletas.

Quise decir algo, quería tranquilizarla, tiene que entender que es por su bien, pero no es el momento… no podrá hacerlo ahora.
Salgo de la habitación cerrando la puerta con mucha calma, como si no quisiera hacer más ruido del necesario. Está destruida, sus lágrimas incesantes me lo confirmaron.

Es lo mejor que puedo hacer por ti y nuestro bebé, mi vida. Llegarás a superarme, conseguirás a alguien que te de paz y sobre todo seguridad.
No me voy a entrometer, te lo juro, no lo haré. Serás libre y decidirás por ti misma que es lo mejor para sus vidas.

Entro al sótano, esta vez salgo de la mansión y no entro por donde siempre que es la entrada principal que está en la segunda cochera dentro de la mansión, sino que prefiero caminar un poco más y pensar en el campo mientras llego a su segunda puerta.
Al entrar veo que Eduardo está muy ansioso por mi llegada -¡¡¡Jayden!!!…- mueve la cabeza en negación –Clark, acabo de encontrar esto- me entrega unos papeles, fue tan deprisa que mis hombres lo detuvieron.




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