Pov de Fernanda:
-iré por los tragos, no hemos comprado ni uno- Skay vuelve por donde vinimos mientras Morgan y yo nos quedamos en la cola para pagar en caja.
-hoy hay muchas personas ¿no? – Morgan comenta en el intento de acabar con el silencio.
-ya lo creo, hoy todos se pusieron de acuerdo en salir de compras.
- ¿recuerdas cuando salíamos juntas de niñas e íbamos por dulces? – me pregunta entusiasmada tratando de hacerme recordar nuestras travesuras.
-ay no, no me digas que un día nos encontraron comiendo del empaque sin pagar, desde entonces no he vuelto a esa tienda- ambas reímos dando carcajadas.
-la señora nos prohibió el ingreso- se limpia una lagrima de tanto reír –un error porque perdió dos clientes potenciales en su tienda, nadie como nosotras compraba dulces en su tienda- recordar esos momentos es divertido.
-recuerdo que tú te echaste toda la culpa porque le iba a decir a papá- avanzamos unos pasos en la cola junto con el carrito de compras.
-y tú me salvaste de la tremenda regañada que me dio papá cuando se enteró- así de unidas éramos.
-por eso somos hermanas o no.
-justo por eso quiero pedirte perdón- la miro confundida, ¿por qué perdón? –nada, olvídalo. Ya casi vamos a pagar y Skay no llega.
-seguro no sabe que elegir- me rio al imaginar lo indecisa que debe estar una amante del licor.
-ah mira, ahí viene…- la vemos acercarse pudiendo observarla mejor, con una sonrisa gigante y un carrito lleno de botellas con distintos nombres y diseños. Ruedo los ojos divertida.
-Skay siendo Skay.
-ya lo creo- reímos juntas.
-de qué tanto ríen eh- se para junto a nosotras acomodando su carrito.
-de lo primero que tomaremos- Morgan la mira con complicidad.
-que tomaran niñas, porque yo solo pienso verlas- toco mi pancita que está grande, ya no falta casi nada para su nacimiento. No veo la hora de saber si es niña o niño, porque con Jayden hemos decidido que sería sorpresa, a petición mía.
- ¡¡¡aburida!!! – Skay grita sin preocuparse por las demás personas.
Ambas la callamos pidiendo que disimule, ella rueda los ojos haciendo un comentario imprudente que nos hace reír a Morgan y a mí.
Salimos de la tienda luego de mil años, estamos esperando al taxi que acabamos de pedir por un aplicativo. Morgan nos guio a un lugar un poco solitario, parece ser el lado trasero de la tienda donde estamos – ¿chicas? Esa camioneta- también lo noté –me está dando miedo la manera en como conduce tan depri…- sus palabras quedaron en el aire por el grito que dimos mientras Morgan seguía parada.
Todo pasó tan deprisa, nos subieron a la camioneta siendo secuestradas, lo peor de todo esto es que es mi culpa, Skay está pagando algo que no tiene la culpa. Parece que ese tal Wold, Wood está logrando lo que quiere.
Joder, Jayden por lo que más quieras, ven y rescátanos. Las imágenes de las peores cosas que nos pueden hacer pasa por mi cabeza de manera tan fugaz que me quedo aterrorizada.
Solo estamos Skay y yo, no tengo idea de donde esté Morgan.
Ambas gritamos por ayuda, por saber de mi hermana y porque nos liberen.
Todo es inútil hasta que la camioneta frena, entendemos que tenemos que bajar al guiarnos bruscamente hacia la salida. Dos hombres nos tienen sosteniendo de los brazos para llevarnos a quien sabe dónde.
Nos vuelven a atar en unas sillas que están en medio de un almacén gigantesco.
Al igual que Skay estoy suplicando que nos liberen, gritando por ayuda y sacudiéndonos por tratar de liberarnos.
De pronto viene una señora por detrás diciendo –pueden estar tranquilos muchachos, Jayden Clark no es más un problema. Eduardo ya se debe haber encargado de él- todos empiezan a festejar.
¿Qué? A qué se referían conque no es más un problema ¡qué le hicieron! Comienzo a llorar siguiendo con lo que estaba.
-y ahí estás tú pequeña mocosa- vuelve a hablar sin poder verla.
- ¡¡qué le hiciste a Jayden, cobarde!!
- ¿yo? Nada, sería incapaz de hacerle algún daño- responde con sarcasmo.
- ¡¡¡mentirosa!!! Maldita cobarde y desalmada, no te mereces más que…- conectamos miradas quedándose frente a mí.
-no dirás nada.
-qué haces aquí.
Me mira sonriendo con maldad pura, de pronto, pasa su vista a mi amiga. No, no, no a ella no por favor –ella no me sirve, elimínenla.
-como usted ordene mi señora- el mismo tipo que la trajo se la lleva por una de las salidas mientras grito desesperada por hacer que se quede. Sin embargo, es inútil todo lo que haga.
-Cálmate quieres, eres insoportable.
-por qué le hiciste esto a Jayden, si el confiaba en ti. No es justo que…
-él no tenía nada que ver en todo esto. Se metió en donde no debía y ahora pagó las consecuencias- me grita enojada acercándose desenfrenadamente a mí apoyándose en el respaldar de la silla - ¿crees que quería matarlo? Nunca debió conocerte.
- ¡por qué! ¡por qué me odias si no me conoces!
- ¿no te conozco? – ríe con sarcasmo negando con la cabeza –si yo te di a luz el día que estaba dispuesta a escapar de Julio- sus ojos me comían viva con tanto rencor acumulado. Será eso cierto, Valeria es mi… ¿mamá?
No recuerdo su rostro después del último día que la vi y aunque me sea familiar, lo que siento por esta mujer no es nada comparado con lo que siento por la mujer de mis recuerdos. ¿Acaso la estuve idealizando?
-es mentira- digo al fin con lágrimas en los ojos –todo lo que dices es mentira, tú no puedes ser mi madre. Ella jamás nos haría daño, no secuestraria a su hija ni haría desaparecer a otra. ¡¡donde está Morgan!! Qué le hiciste maldita mujer ¡¡eres tan cobarde que no la tienes acá porque sabes que ella jamás se dejará vencer por ti!!
- ¿eso crees? - Mira hacia la puerta que está a mi atrás –Morgan, tu hermanita quiere verte, ven por favor.