Era una tarde como todas, estaba arreglando mis cosas y buscando la ropa que usaría porque el siguiente día sería mi primer día de clases en cuarto semestre de preparatoria, estaba relajada y emocionada por volver a ver a mis amigos. Decidí dormirme más temprano de lo usual, porque el primer día me gusta llegar antes a la parada de autobuses de la preparatoria, ya que quedaba a 2hrs de mi casa y mis papás tenían que trabajar y llevar a mi hermana a la escuela.
Estaba apunto de dormir, cuando llegó a mi cabeza un persona en la cuál no pensaba hace años Christian, él había sido mi primer amor, pero por causas que hasta el momento desconosco se había ido de mi vida, dejandóme un gran vacío y una pregunta ¿Por qué después de decirme que me quería se marchó? poco a poco fuí quedandome dormida.
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Al día siguiente, desperté, me bañé y desayuné, mi papá me llevó a la parada del autobús 10 minutos antes, porque era mi primer día de clases y siempre había mucha gente. Al subirme decidí sentarme hasta atrás, era algo nuevo en mí, porque siempre me gustaba sentarme adelante, el autobús casi arrancaba cuando un chico se sube y le da gracias al conductor, da un vistazo rápido y camina hacia donde estoy yo.
—Hola, ¿me puedo sentar aquí?
—Hola, si claro.
Cuando volteo para quitar mi mochila del asiento de alado, mi mano choca con la suya accidentalmente y me pongo nerviosa, rápidamente la quitó, jalando al mismo tiempo mi mochila poniendola sobre mis piernas, cuando lo escuchó decir algo que no entiendo con claridad por lo que decidó preguntarle.
—¿Disculpa?
—Decía, que me llamó Christian y tú? —Preguntó con una sonrisa agradable.
No podía creerlo, ¿Enserio se llama Christian?¿Será el mismo Christian al cual quisé? mis manos comenzaron a sudar y sentía como mis mejillas comenzaban a arder.
—A.. Alexa —Respondí con nerviosismo.
Esperaba que no me recordará pero eso fue imposible, cuando me volvío a preguntar algo.
—¿Alexa Reyes? —Cuestionó con duda.
—Si
—Wooow, ¿En serio eres tú? Haz cambiado muchísimo —Mencionó con una enorme sonrisa en la cara.
—Si, creo que los años cambian a las personas —Mencioné con una sonrisa coqueta.
—Te ves hermosa.
—Gracias —Sonreí.
—Cambiaron a mi papá en su trabajo y nos mudamos, estoy un poco nervioso, es mi primer día de clases.
No dejaba de ver esos ojos miel, de los que en algún momento estaba enamorada, o al menos eso creía. Sabía que en parte el no tenía la culpa de haberse ido, o tal vez sí, pero eso solo lo sabría dejándolo entrar nuevamente en mi vida, tomando el riesgo de que mi corazón se volviera a romper. Pero la vida de eso se tratá, de tomar riesgos. Sin pensar en mis palabras, le contesté.
—Si gustas yo podría ser tu guía el día de hoy y mostrarte algunos lugares para que te distraigas, cuando terminen las clases.
—¿Enserio? muchas gracias, aceptó tu oferta —Respondió mostrandome su sonrisa.
Y así pasamos todo el camino, haciendonos preguntas y riendo, hasta que él se quedó dormido. Por un momento había olvidado el vacío que había dejado en mí antes de marcharse, por un lado prefería dejarlo así, pero por el otro quería saber por qué se marchó sin despedirse o darme alguna explicación. Lo mejor sería que las cosas siguieran su cursos y esperar, después de años ya no sabía si él me seguía queriendo de la misma forma.
Faltaban unos minutos para llegar a la preparatoria por lo que decidí despertar a Christian.
—Christian, Christian, despiértate ya casi llegamos.
—¿Qué? —Preguntó tallandose los ojos. —Cierto hoy es el primer día.
—¿A dónde vamos? todavía tengo sueño, quiero dormir un poco antes de entrar a clases. —Mencionó con una voz un tanto chistosa.
—En la biblioteca, podemos dormir, vamos. —Dije riéndome.
—¿De qué te ríes?
—De tu voz, te escuchas chistoso cuando tienes sueño. —No paraba de reír.
—No es chistoso, bueno un poco. —Ahora el también estaba riendo.
—Llegamos, duérmete, yo te depierto diez minutos antes de que empiecen las clases.
—Gracias. —Mencionó con una sonrisa.
Decidí sacar mí laptop de mi mochila y ver una película, conforme iba pasando el tiempo, iban llegando mis amigos, casi era hora de entrar a clases por lo que lo decidí despertar.
—Christian, depiértate ya es hora de entrar a clases.
—Ya voy. —Respondió levantándose y mostrándome esa hermosa sonrisa. —Ahora sí vamos guía.
—Muestráme tu horario para ver dónde te toca tu primera clase.
Él comenzó a buscar una hoja en su mochila y me la entregó.
—Parece que una clase la tenemos juntos
—Que bueno, parece que el destino quiere que no estemos alejados del todo. —Menciona guiñandome un ojo.
—Si tú lo dices. —Puse mis ojos en blanco.
Como le había dicho, yo fui su guía, mostrándole los salones donde tomaría clases. Así pasaron todas las clases, él ya había hecho unos amigos, lo cual me agradaba porque su cercanía comenzaba a ponerme más nerviosa de lo normal.
Como cada quien ya tenía su grupo de amigos, comimos en mesas separadas.
—¿Y quién ese chico con el que estuviste en todas las clases? —Emma preguntó, mostrándome una sonrisa pícara.
—Solo un amigo —Mencioné sin darle importancia a su pregunta.
—Si claro, ¿Por eso estas muy sonriente el día de hoy? —Ahora fue Jaime quién preguntó.
—Estoy sonriente, porque este año me tocaron buenos maestros. —Respondí mostrandoles la mejor de mis sonrisas.
—Solo a tí te tocaron buenos maestros, porque a nosotros nos tocaron los más exigentes de toda la preparatoria. —Menciono Gabriel, un poco molesto.
Pasamos toda la tarde hablando sobre lo que habiamos hecho en las vacaciones y la gran fiesta que habría el Viernes, gracias a que empezabamos un nuevo semestre, hasta que cada uno empezó a marcharse a su casa, dejandome sola, por lo que decidí avanzar mi tarea.