Hoy es lunes, me desperté temprano para arreglarme y llegar a tiempo al autobús, no quería ver a Christian, no después de lo que pasó el viernes en la fiesta.
Llegue 5 minutos antes de que llegará el autobús, así que decidí formarme. Subí y tome lugar en medio, a lado de la ventana, poco a poco se iba llegando más y más, cuando veo a Christian subir y su mirada se dirige a mí, de pronto una voz me saca de mis pensamientos.
—Disculpa no te escuche. —Le digo al chico que tengo frente a mí.
—¿Si me puedo sentar contigo? —Pregunta riendose y mostrando una sonrisa.
—Ahh.. si claro, disculpa estoy un poco distraída. —Mencionó quitando mi mochila del lugar y ponindola en mis piernas.
—Me llamó Benjamín. —Dice mostrando una agradable sonrisa.
—Alexa. —Sonrió.
—Que bonito nombre.
—Gracias.
—No te había visto en esta ruta.
—Supongo que tenemos horarios distintos.
—Es que estoy en quinto semestre y tú —Pregunta sonriente.
—De cuarto.
—Se supone que debería de estar en sexto, pero nos mudamos por el trabajo de mis papás y perdí un semestre, aunque estoy tratando de adelantar materias para poder salir con los de mi generación.
—Supongo que es difícil.
—Un poco, pero soy aplicado en la escuela.
—¿Entonces me podrías ayudar? —Preguntó ladeando la cabeza y mostrándole un sonrisa.
—Claro tú dime y yo te ayudo.
—Gracias.
—¿Y en qué estabas pensando, antes de que me sentara a lado de tí?
—En... nada. —Digo tratando de sonar convincente, pero al parecer no funciona porque él entrecierra los ojos, en forma de decir que no me cree.
—Te creeré, aunque apenas nos hayamos conocido puedes confiar en mí. —Dice mostrandomé una sonrisa. Este chico es agradable, podríamos llegar a ser buenos amigos.
—Gracias.
Y así continuamos platicando hasta llegar a la preparatoria, además de ser un chico agradable me había salvado de que Christian se sentará a lado de mi.
Después de media hora de haber llegado, él tenía que entrar a clases.
—Adiós nueva amiga de cabello negro. —Reí ante su comentario.
—Adiós nuevo amigo de cabello castaño. —Dije copiando lo que anteriormente había dicho.
—Espero verte en la tarde o mañana. —Dijo sonriendo. —O si no, te mandó un mensaje y salimos a comer.
—Claro, pero espera... —Trataba de recordar en qué momento le había dado mi número. —Tú no tienes mi número.
—Eres inteligente pero demasiado distraída. —Dijo riendo. —Cuando dejaste tu celular para ir por agua yo lo tomé y guarde tú número.
—Deberías que ponerle contraseña. —Dijo, guiñando un ojo y marchándose.
Apesar de que soy una chica de fiestas, no hablaba con tantas personas y hablar con un chico mayor que tú por un año es agradable.
Mi día iba a la perfección, hasta que llegamos a la clase de historia. Al parecer no soy del agrado de la maestra pero, ¿Qué podía hacer? Lo único que queda, dar lo mejor de mí en sus clases.
—Buenos tardes chicos, hoy hablaremos sobre la Construcción del México moderno de 1910 a 1940, así que tomen apuntes porque les serán de utilidad para realizar un proyecto en parejas.
—¿¡En serio un proyecto en la segunda semana de clases!? —Pensé, ahora sí la maestra no es de mi agrado.
La verdad es que a mí nunca me ha gustado trabajar ni en equipos ni en parejas porque todo el trabajo siempre me lo dejan y todos tenemos la misma calificación y eso no es justo porque cada quien se tiene que esforzar.
Y así pasamos la primera media hora de clase, escuchando la explicación de la mestra sobre el tema.
—Bien chicos, ahora hablaremos sobre el proyecto, deberán realizar un ensayo interpretando el tema desde su contexto social, político, económico y cultural. Las parejas ya las formé yo y no hay cambios.
—Pero maestra... —Se queja un chico de ojos azules, cuyo nombre no recuerdo.
—Pero nada y si no quieren trabajar tendrán 5 puntos menos en su calificación final. —Dice la maestra molesta. —Bien ahora que quedó claro, iré mencionando las parejas y ustedes comenzarán a ponerse de acuerdo, conforme terminen se pueden retirar del salón. Les recuerdó que este ensayo se entregará la próxima semana.
La maestra comienza a decir los nombres y yo quedó confundida cuando escuchó el nombre de mi pareja, pero tal vez es un error así que decidó preguntar nuevamente.
—Puede repetir el nombre de mi pareja, por favor. —Digo, tratando de sonar amable.
—Escucha con atención Alexa. —Menciona enojada. —Tu pareja es Christian.
—Gracias. —Digo tratando de mostrarle una sonrisa.
Reafirmo lo dicho, la maestra no es de mí agrado. No sé cómo pero tendré que buscar una forma de hacer el proyecto con él.
—Hola. —Dice Christian sentándose en la banca que esta a lado mío y yo solo sonrío en forma de saludo, pero al parecer no sé disimular mi desagrado.
—Al parecer no te gusto este equipo. —Dice con un semblante de seriedad. —Deberíamos hablar con la maestra para que nos cambié.
—Noooo —Digo casi gritando y él salta del susto. —Definitivamente no, la maestra dijo que no hay cambios y yo parezco no agradarle.
—Así que aunque no me guste la idea de trabajar contigo lo tendré que hacer. —Suspiró. —Trabajaremos a mí manera, únicamente así tendremos una buena calificación. —Digo con seriedad.
—Supongo que entraste al equipo de fútbol de la preparatoria ¿Qué días son tus entretamientos? para trabajar en un horario distinto.
—Supones bien. —Dice sonriendo. —¿Pero no deberías saberte los horarios de entrenamiento si tú novio está en el equipo? —Preguntá con un tono de burla. Sabía que quería que respondiera su pregunta y no quería arruinar mi día discutiendo con él, pero fallé.
—Sabes que... —Digo enojada y él solo alza las cejas en forma de contestación. —No tengo que darte explicaciones ni a tí ni a nadie sobre mi vida y si tengo novio o no a tí que te importa. —Digo tomando mis cosas para marcharme del salón.