Siempre fuiste tú

Capítulo 8

 

Hoy es viernes la semana había pasado volando, Fernando había estado entrenando, por lo que nos fue posible pasar tiempo juntos, pero hablábamos por llamadas y mensajes.

Las clases duraban menos ya que teníamos proyectos que entregar por lo que los maestros nos daban parte de su clase para avanzar. Por suerte, ya había acabado la mitad de los proyectos, así que el tiempo que nos daban para avanzar lo utilizaba para leer o pasear por el campus.

Faltaban unos minutos para que acabara todas mis clases del día. El miércoles presente mi exposición y al parecer a la maestra le encanto, estaba un poco menos molesta conmigo.

La clase había acabado, me dirigía a la cafetería a buscar a mis amigos, pero no estaban, así que fui a la biblioteca y tampoco estaban por lo tanto tendría que llamarle a Emma para saber en dónde están. 

—¿Dónde están? —Pregunto en cuanto contesta. 

—En la cancha para ver el partido. —Responde con obviedad. —¿Tú por qué no estás aquí? 

—¿Debería de estar? 

—Sí, hoy juega el equipo de Fernando contra otro campus. Pensamos que estarías aquí por eso venimos. —¡Mierda! lo había olvidado por completo, a pesar de que todo el tiempo estaba pensando en eso.

—Voy para allá. —Colgué la llamada. 

Luego de guardar mi mochila en mi casillero salí corriendo rumbo a la cancha. No sabía cómo lo había podido olvidar. Cuando llegue no podía ver a mis amigos en las gradas, ya que había demasiadas personas, estaba a punto de llamar a Emma cuando ella se levanta de las gradas para que la pueda localizar. Estaba a punto de correr hacía donde ella se encontraba cuando alguien me da un abrazo por la espalda. 

—Hola pequeña. —Dice Fer a mi oído, cuando aún seguimos abrazados. 

—Hola. —Respondo con una sonrisa que me es imposible borrar. 

—Está a punto de iniciar el partido, me voy. —Me deja de abrazar para comenzar a caminar hacia la cancha, pero yo lo jalo de la muñeca.

—Suerte. —Me acercó a él para darle un beso.

—Gracias por venir. —Se marcha con una enorme sonrisa en el rostro.

Comienzo a caminar hacía donde están mis amigos, ellos tenían buenos lugares a mi parecer, ya que, estaban sentados en medio de las gradas. Al llegar lo primero que noto es a Jaime con un montón de snacks y refrescos para consumir, el tiempo que durará el juego.

—Hola. —Saludo a todos, una vez que tome un lugar.

—Hola. —Responden todos al unísono.

El ruido del micrófono hizo que todos guardaran silencio, el narrador se la aclara la garganta antes de hablar.

—¡Buenas noches, sean todos bienvenidos al primer juego de Fútbol Escolar! —Todos aplauden. —¡Esta noche, tendremos un gran partido, ya que jugaran unos de los mejores equipos de los campus!

El equipo de Fernando usa un uniforme completamente azul marino con números blancos, mientras el equipo contrario usa un uniforme completamente negro con números blancos. Antes de iniciar el partido ambos equipos hacen ejercicios de calentamiento, cada uno de un lado de la cancha.

Tras sonar el silbato del arbitro para dar inicio, ambos equipos se acercan y el árbitro habla con los capitanes echando un volado, para escoger el lado de la portería. Las gradas vibran con los brincos, gritos y silbidos de la audiencia, incluyéndome a mi y a mis amigos.

El primer tiempo fue muy intenso, el más agotado era el árbitro, un hombre de alrededor de unos treinta y ocho años que se había pasado los cuarenta y cinco minutos corriendo de un lado a otro, silbando y marcando amonestaciones para ambos equipos, los cuales demostraban tener demasiada energía. El juego iba empatado, con un gol ambos quipos.

Después del tiempo de descanso, entre ambos tiempos, era hora de iniciar el segundo tiempo. Los nervios aumentaban, conforme pasaban los minutos, ningún equipo había metido un gol y solo faltaban unos pocos minutos para que concluyera el juego.

Christian y otro chico, el cual desconozco su nombre, se acercaban cada vez más a la portería del equipo contrario, pasándose el balón. Fernando iba atrás de ellos, una vez cerca de la portería, pidió un pase para anotar, la multitud gritaba eufórica levantándose para animar al equipo. Trate de tapar mis ojos, para no ver, ya que estaba demasiado nerviosa, pero fue imposible. Todos guardan silencio y yo decido quitar las manos para poder ver, Fer patea la pelota y… entra.

—¡Gooooool! —Grita el narrador al micrófono.

El público estalla en gritos de emoción, me es imposible resistirme a hacer lo mismo, así que lo hago.

Fer grita emocionado, antes de ser abrazado por sus compañeros para celebrar su triunfo, cuando el árbitro da por terminado el partido.

—Definitivamente un muy buen partido el que acabamos de presenciar, esta vez el triunfo se lo lleva el equipo local, felicidades.

Una vez acabado el partido, comencé a correr hacia la cancha, dejando atrás a mis amigos. Reviso con mi mirada el lugar en busca de Fernando, pero me era imposible verlo ya que la cancha estaba llena de personas. Estaba por caminar cuando una mano toma mi muñeca.

Doy media vuelta para encontrarme a mi novio, el cual estaba bañado de sudor, literal, su cabello castaño castaño claro estaba pegado a los lados de su cara, así como su uniforme al cuerpo, a decir verdad, le quedaba demasiado bien.

A pesar de eso le doy un cálido abrazo, el cual es correspondido, ya que, me acerca a él. Me separo un poco, para ponerme de puntillas y darle un beso. Me toma de la cintura y yo uno mis manos, detrás de su cuello.

—Felicidades. —Digo una vez nos separamos.

—Gracias por venirme a apoyar.

—Buen partido. —Dice Gabriel, sacándonos de nuestra pequeña burbuja.

—Podrías ser el capitán del equipo. —Dice Jaime. La verdad es que Fernando es un muy buen jugador, pero lo malo es que los capitanes solo pueden ser de ultimo semestre.




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